provocaciones, terminó perdiendo los estribos, al ver que Kar
s fuerzas. Realmente, la voz de aquella mujer no hacía
de decirle que era la esposa de Karlo. Si así era, tal y como había confirmado el hombre, a ella no le importaba en lo absoluto. Haría lo que fuera con tal de estar con él. Karlo era su
Karlo, en tanto este permanecía imperturbable-. Tú sabes bien quién es la que te convi
s comportando de esta manera -repuso Karlo-. Sabes que contigo nunca tuve más que relaciones sexuales. Si alguna vez pensast
y alzó una ceja, en cuanto Beat
trate de esta manera? -inquirió
mpartimos. Haz lo que quieras con ella. Me encargaré de enviarte los papele
s?! -dijo la muje
sar que aquella cualquiera se saliera con la suya y se quedara con lo que le pertenecía. La odiaba, la odiaba con todo
r así», pensó mientras apretaba los dientes
desplante del mundo. No obstante, en ese momento no
los papeles, si no quieres
minó con la
tendrás. Ahora, ya puedes irte. N
irguió por completo y caminó,
mientras habría la puerta-. Ya no vo
as palabras, salió por la p
-preguntó Abril sin apar
ó Karlo mientras se dirigía a la nevera en
Karlo había pedido a domicilio, su mó
aso no tenían otro momento para llamarlo que no fuera a la
rtó. Cuando lo hizo, tomó el teléfono y le envió un
tos. Por una vez, déja
, recibió u
mación importante para
insp
to luego de este mensaje. Si es importante, l
ta no se h
edia hora nos vemo
o como si nada hubiera pasado. Sin embargo, por dentro se preguntaba qu
l al alzar la vista y ver el
, ¿po
Las expresiones no verbales siempr
ecializada en lenguaje no
a saber cuándo alguien me está mintiendo -respondió
decirte todo lo qu
otector y tengo derecho a sab
que tienes es no metert
desagrad
rió la boca, pero no alcanzó a decir ni una sola palabra, que Karlo se le adelantó-. No, no sé sobre qué es. Los asuntos importantes los tratamo
agando, era consciente de que Karlo no le diría nada más, no porque n
chaqueta y salió de la vivienda, d
ertura del portón, salió a la calle. La dirección que le había pasado a Martin, su subordinado, no quedaba
e la ciudad -detalle por el que lo había escogido como lugar de encuentro-
ó junto al arcén y
subordinado-. ¿Qué noticias tienes? -in
ermana menor de Abril -respondió el hombre en un susurro,
? -preguntó
iado a sus hombres a investigar, por pedido expreso de Abril, pero no
del orfanatorio en el que
chó directo a la residencia en la que había dejado a Abril. Tenía que comunicarle aquella noticia cuanto antes y no podía hacerlo por el móvil, no
raje y subió por las escaleras. No pesaba es
percatarse de la expresión que Karlo llevaba en el rostro. Si bien él buscaba aparentar ser frío
dió? ¿Está
o de sonrisa, mientras se secaba
. Tengo la dirección d
Abril y una sonris
uera tan deprisa. Pero eso era lo que menos le importaba, lo
s de unos minutos en los que in
e una chaqueta, saldr
cumplió con lo pedido y sali
aron en el vehículo y, a contin
esidencia, de camino al orfanato, va
ó de esto, casi
-le orden
ho -repuso la muchach
como parece. Anda,
conduces?
araremos, nos es
n difícil, tal y como le había asegurado Karlo, el hombre sacó un arma de la guantera. Se asomó por la ventanilla y comenzó a disparar a las ruedas de los coches, per
Abril maniobró hábilmente y chocó contra uno de los automóviles negros que iban tras ellos. Esto hizo que
de reojo. Realmente, aquella muchacha era temeraria y no podía evitar sentir cierta admiración por ella. Abril no le tenía miedo
a que ella dio la vuelta en una esquina, ya bastante lejos d
mpleto. Las manos le sudaban y su corazón latía a mil por hora-. Yo no sé la dirección, y no
-. Ya has hecho demasiado, más de lo que
oz agotada por el esfuerz
n del coche a la vez y, rápidamente, in
n una carretera secundaria que los conducía, aunque a trav
mana estaba bien y de poder abrazarla con fuerza.