ue me despertó, ojalá hubiera sido la maldita alarma. No, lo que me sacó del glorioso descanso que estaba teniendo después de días de
imero y me cubrí el ro
su perfecto Italiano, costumbre desde que habíamos deja
había estado mi regia madre. Suspiré y me puse de pie, tomé una liga para el cabello y mediante me di
hermosas hortensias y rosas de todos colores, era un jardín hermoso, y tenían eso en común con ella, las rosas. Stella Martini era una mujer... Regia, mi hermana y yo nos parecíamos mucho a ella, altas, piernas largas, figura esbelta y cabello rubio, pero mientras nuestros ojos eran de un profundo azul, los de mi madre, al igual que los de
alón para llegar hasta uno de los mullidos sofás y dejarme caer en él. Tomé uno de los
su mirada, se estaba conteniendo, probablemente para darme la oportunidad de explicarme antes de comenzar con el ver
se iba a poner feo. Apreté
n para un intercambio. -Aclaró ella - Si no estás escapando de la situa
dignada.- Ella se equivocó y estoy segura de habérselo dejado en claro!,- Desvié la mirada, incapaz de mantenérsela, no cuando iba a mentirle,-...
!. ¡Por el amor de Dios! ¡Hasta James lo sabe! ¡Estás escapando! ¡Te asusta la rea
e preocupaba la posible reacción del resto de los cirujanos de planta, después de mi maravilloso desplante con la doctora William, no era la principal razón por la que estaba solicita
lmente.- Yo me haré cargo de Willi
N
evantó la mirada
en el campo de la medicina, sus numerosas publicaciones y contactos que había ganado gracias a haberse convertido en la doctora privada del primer ministro para salvarle la vida, le dieron un nivel de influencia que
ándome dominar por la ira.- ¡¿Siquiera te has dad
íbula y sus manos se cerraron en
egunté entonces. Ella tragó con dureza, per
ía vuelto un lug
ún, nuestra familia era un lugar peligroso, ¿Cuánto tiempo crees que no
s veces, como si fuera incapaz de
tuvieran ahí, y por supuesto, me apoyó en aquella decisión. - Explicó en un tono lento y tranquilo
sabía que había algunas que, por el mero hecho de
tierra natal, mamm
daño y te prometo que ning
huyendo de los estúpidos doctores
rás, mi declaración había sido como una apuñalada para ella. Mi madre podría ser muchas cosas, muchos
y traté de buscar las p
ini" -Aclaré y su mirada se endureció una vez más, mi madre era una mujer orgullosa y en nuestra cultura el legad
opaque tu vida, Chiara. - D
yo no
rialdad en su tono, yo sabía por qué. - Irás si es lo que quieres, pero bajo mis términos. L´Aqui
las mafias
sé, tener que explicaros esto algún día, pero ya que estás tan encaprichada por ir, tienes que saberlo, para que puedas entender mis términos.- Explicó, sinceramente me sentía un poco cabreada al tener que seguir aceptando las órdenes y márgenes de mi madre, ¡Tenía veinticinco año
..-Mamá
de mi madre, pero la fuerza de Stella Martini se levantó antes que aquello, que la había invadido, se reflejara totalmente.- No son como las personas que conociste en tu infancia, Luciano Russo es un monstruo, Chiara.- La seriedad en su voz denotaba u
s palabras, pero cuando lo hice, no pude evita
saber que iré para allá, no m
e hace quince años, fueron ellos.- me interrumpió mi
unos metros, amarrado a una silla, siendo golpeado, pero mientras el pánico y el horror calaba mis hues
del hielo que caía en mis
a atención de Russo más rápido que cualquier otra cosa.- No pude evitar sorprenderme ante la maquinación de mi propia madre, sabía que ella había sido criada en ese mundo, aunque n
supiera alguna de las cosas que tenía pensado investigar, pro