ÍTU
EN LA
ia de las bestias y la bestialid
a, me relataba, ella y yo solos contra la realidad, yo,su cachorro. La angustia de mi padre viudo ante la perspectiva de criar a a este engendro que era yo, un niño que se transformaba en lobo, la ternura de a Anaïs mi nana, y luego el encuentro con otros, con mi manada, el encuentro más que de la amistad del amor y otras crueldades. Pero juntos lo habíamos superado todo ¿Cómo habríamos de imaginar que Darren uno de nosotros sería una bestia? Que sería un asesino más bien? Medio lobo, sediento de poder, rebosante de fría ira. Así terminó a Tyrone, uno delos nuestro, el hermano menor de Edgar, al intentar transformarlo en otra bestia y por ello Edgar nos pers
ndo de acallar la brutalidad en mí. Al menos la máquina se destruyó pero ya no era Simon el lobo solo uno de esos experimentos...soy un peligro, aún no se cómo sobrevivir allí fuera como llegué a vagar por las calles de Quebec Canadá robando ropa y comida, temiendo de mí mismo, pensando que Darren vuelve a estar tras de mí, ocultándome de todo incluso de mí sombra, qué podría ofrecerles a la manada sería u n error buscar por el sendero de la luz de la luna un rayo de amor, amé a Selene sin saber que ella era una de nosotros, que su antepasado fue incluso ejecutada por esta maldición, que corre también por sus venas. ¡Pero no era yo! Era la bestia quien la hirió y como tal la bestia no ama ni puede ser amado. Es todo. enfurecí de ser eso y logre sin proponérmelo llevar a cabo el macabro plan de Darren de crear a otra criatura como él, un experimento, solo una gota de sangre bastó y me alejé de allí en mis dos patas, en un remolino de viento y pavor, solos mis pezuñas dieron con una foto maltrecha de Selene y de mi ambos allí el jardín, felices, juntos, amándonos y con futuro... la manada ya no se oculta, han borrado rastros. Lo se, los huelo, los persigo, mi poder es mayor aún antes de que la luna sea una moneda plateada en el cielo. Conservo esa foto aún, me aferro a ella con fuerza cuando mis manos se vuelven una garra peluda y mi interior quema pujando por salir. Me oculto en callejones, basureros, edificios abandonados, conteniendo el deseo de cazar algo...o alguien, así no puedo regresar, no puedo permitir que mi manada se haga cargo de mí, sería peligroso. Intenté hallar a Emaús y obligarlo ya revertir "esto" si es que sabe cómo, si algo aprendió de ese tío suyo. Aiko, la doctora Sendai, una de nosotros, quien nos estudiaba creía hallar cura, fue atrapada por los cómplices de Emaús, ni Nick ha logrado avances,