ítu
d dr
os se escuchab
arte el
e aquello, no objeté,
cio. ¿Qué paraíso
Audrey
n no veía donde estaba, pues no llegaba al final d
úrate,
lt
o lo
del otr
más, a pasos rápido
ndo el hombro de mi lado izqu
iluminarias se adentraban con gran ferocidad. Crucé el sitio hasta enterarme que estaba en la tarima. Es
encon
er y con agua
a hacer con la música puesta mientras que me miraba de esa manera pervertida. Pocos segundos después conocí la música de man
esperado, esta se impactó en el suelo, quebrándose. El masculino me miraba mientras se acercaba a mí, como
iente como para saber quién cantaba esa música la cual Deniel bailaba de manera lenta, erótica y sensual. Cada vez
ase, entendí y supe de la música en el mo
it, cause, Audre
la erótica 50 Sombras de Grey. Dios, pero en Deni
Sus movimientos parar
rrando, cerra
udr
Deniel
e junto con el revoloteo en mis brazos de manera un poco ruda y a la vez c
a borrosa. Me llevé mi mano a los ojos y me l
¿Qué?
stido y con una evidente expresión de desconcierto en su rostro. Una de sus cejas
echoso. En su rostro continuó ese imp
do sea una mentira y que esto que me acaba de pasar no sea un sueño. De manera di
era un p
eños este tipo s
ño que se tiene todos los días donde, ejemplo, tu crus
tirlo, pero creo que estaba mojada. N
ertificar -Sí, soñando. -Asentí de manera rápida, tragando saliva de una manera silen
que sé qué tipo de sueño fue el que imaginaste. -Hizo una corta de pausa, no más de tres segundos
í, pero no. No creas cosas que no son o eso que sea que está p
ntendible. No dudo que haya co
sa se acumuló en su cara, la cual ahora estaba divertida, pícara. Mierda
eta con otras cosas y se marcharon de forma rápida. Lo último que llegué a imaginar y ver en mi cabez
en su lugar y alzó las cejas, esperando aún una respuesta, algo que le diga. Ya hab
-revelé, tartamudea
cio, el cual interrum
agregó, burlón y encantador: -Yo no puedo aparecer en pesadillas, pues donde yo
ios entreabiertos, c
i los sueños en que tú haces lo que me hacía
cambié ese gu
de los asaltan
. Además, tenía una idea de si me atacaba con alguna pregunta, y
e uno de los asaltantes de anoche me mataba -farfulló, de forma ana
manera se ve
ón, pensé que me la había librado,
estás tan sudada?
abía no
de
er
to
leta
di
do qué decir. -¡Porque estábamos corriendo! -grité, con la excusa pe
o y con una risa perver
anoche? -me preguntó. Sus ojos chocolates no dejaban de ver los míos.
gra
có una
ía y ya me debo ir. -Afirmó -. No es necesario que
l piso, antes estaba hincado y cerca de mí, y al hacerlo, al levantarse, mi mirada, por ende, quedó clavada en su entrepierna. Ya no era necesario mencionar lo que esta
lidad que él tiene me hace entrar en shock! ¡Como si nada pasa! Deniel agregó: -No te preocupes,
o fue dicho en un ton
bemos a qué fier