/0/10309/coverbig.jpg?v=cd6f038a92bbfaa7a0dc40a26489b7f0)
Nina acaba de finalizar una larga relación con el que pensó era el hombre de su vida. Entre los vaivenes diarios de una veinteañera, intenta adaptarse a su nueva vida de soltera, encerrándose en su trabajo como en su pasión: la escritura, sin dejar de lado la compañía de sus mejores amigas. Nada fuera de lo común... Tal vez. Sin embargo, su apacible cotidianidad dará un vuelco de ciento ochenta grados cuando conoce a Andy en una celebración de fin de año, entremedio de un viaje a lo que ella le llama su paraíso: La Patagonia. Pero algo tiene Andy. Hay algo en sus ojos. Hay algo en su ser que la hace estremecer. Travesías, aventura, humor, tristezas, alegrías, dudas, ansiedades y un sinfín de sentimientos revueltos dan rienda suelta entre estos personajes en tan solo tres meses.
Años antes:
Su boca comenzó a recorrer mi mandíbula con premura. Deseoso, anhelando tocar cada centímetro de mi cuerpo. Me susurraba cuanto me ansiaba, cuanto le haría falta. A pesar de ello, lo detuve.
Las caricias, que en un momento eran de calor, pronto pasaron a ser de hielo.
Sus dedos producían en mí solo escozor, uno demasiado doloroso; provocando que me distanciara. Su sola presencia ya me era nefasta.
-Solo será un tiempo, cariño -aseguró, intentando tranquilizarme-. Esta es una gran oportunidad.
Lo era, pero para él.
Pero ¿Quién era yo para interponerse en sus sueños, en esos que tanto él había luchado?
Pese a todo, yo también estaba luchando por los míos.
-Lo sé -asentí con desazón-. Debes aprovechar esa chance, aunque nos alejemos.
Por supuesto que mis palabras salieron estudiadas, rápidas, intentando evitar aún más mi congoja.
Las separaciones, sin importar las circunstancias , siempre terminaban por una u otra razón, y yo sabía, muy dentro de mi corazón, que por mucho que yo lo amase, y él a mí, alguna fuerza poderosa se encargaría de desvanecer y de separar lo que tanto nos había unido.
Cerré los ojos, aproximándolo hacia mí con vehemencia. Aún ardía su roce, pero necesitaba de un último beso; de una despedida digna, incluso.
Lo besé con lentitud, saboreando sus labios, esos que me serían arrancados.
-Esta posibilidad no es solo para mí, mi amor -dijo con seguridad, apartándose con cuidado-. Ahorraré, ya verás. Estaremos juntos en un corto tiempo.
Sonreí, solo para brindarle seguridad. No quería llenarlo de otra maleta pesada. Tal vez estaba siendo egoísta, quizá debía ceder, como buena chica...
Él miró su reloj, para luego contemplarme. Era la hora de la despedida.
Me abrazó largo y tendido, cogiendo sus valijas. Apenas le seguí, me detuvo.
-No... -declaró con cierta ansiedad-. O será más difícil...
-Sí -contesté con una sonrisa simulada
Besó mi frente, acariciando mis mejillas, para luego agacharse y mimar a Fede.
-Te portas bien, y cuida a mamá, ¿promesa?
Mi hija de cuatro patas movió con rapidez su cola, lamiendo el rostro de mi muchacho de cabellos largos.
Nos quedamos en la puerta hasta cerciorarnos que ya nada quedaba por parte de él; solo recuerdos y una mediana ilusión de un pronto reencuentro.
-Vamos, Fede, entremos.
El día estaba oscuro, frío y húmedo; casi ajustándose a un escenario de cualquier novela rosa, donde ambos amantes se brindaban el último adiós.
-Vamos, Fede, es mejor que entremos.
Mi fiel compañera de trasnoches, como de apapachos en momentos de acritud, se acomodó junto a mí en el sofá, acurrucada, mientras yo me disponía a abrir mi laptop para continuar mi novela a medio terminar.
No, no me iba a echar a llorar, no iba a lamentarme más de lo que ya había hecho, de manera que vestí de otro color, de uno llamado actitud. Aprovecharía el instante, pese a que ya lo añoraba. Pese a que lo extrañaría, sobre todo por las noches.
Mis padres, quienes se encontraban lejos de la región, me llamaban todos los días, rogándome que me fuera a vivir con ellos, o al menos con mi hermana menor, pero no que quedara sola. Para mí se daba el minuto preciso para reencontrarme, para vivir un amor a distancia, por más solidificado estuviera. Estaba Fede, así que, ¿cómo sentirme sola o abandonada a mi suerte?
Durante ese día, no supe de él. Me carcomía la idea de mensajearle, pero no quise invadir su espacio, menos cuando necesitaba establecerse y descansar del viaje. Ya habría tiempo para ello.
Y así el tiempo transcurrió, y uno de forma veloz y bastante grata, aunque lo extrañaba a mil. Amistades, familia y trabajo me mantenían con la cabeza ocupada y el corazón equilibrado, hasta cuando recibí su llamada, y una que lo cambiaría todo.
Carlota se paseaba de un lado para otro. Con los brazos cruzados. En momentos, se detenía y me miraba fijo, punzante, intentando buscar las palabras precisas para decirme. Yo permanecía inmóvil. Estaba tan sorprendida como ella.
-Por supuesto que no te vas a ir, ¿verdad?
-Loti...
Al pronunciar su nombre, fue como si le hubiera lanzado un proyectil en pleno rostro, logrando que achicara sus ojos, acercándose con molestia.
-No lograré nada...
Exhaló profundo, esquivando esta vez la mirada. Mi amiga no soportaba la idea de que yo siguiera a un hombre, solo para apoyarlo, dejando de lado mi propia existencia, mi familia, amigos... Mi entorno y ciudad.
Y así fue...
Mi novio, quien en tan solo un par de meses había logrado establecerse en el centro sur del país, me enviaba los pasajes para que lo acompañara en esa aventura en la cual él ya estaba inmerso.
Que no me preocupase, que todo estaba bajo control, que yo solo debía ocuparme en arreglar mis valijas y disfrutar el momento.
Sabía perfectamente a lo que me dedicaba, no obstante, ya había conseguido un puesto de trabajo para mí. No le dije nada.
Lo amaba, y el regresar junto a su lado, eran razones suficientes para emprender vuelo, por más que mi mejor amiga estuviera en contra.
Y así llegué al centro sur del país, donde el paisaje era de ensueño y su gente cándida. Un cuento de fantasía y sin retoques.
Sin duda, me adapté y disfruté cada momento junto a él, nuevas amistades, y un trabajo a medio tiempo en una imprenta. Mi vida marchaba bien.
Pero no todo parecía serlo. Algo en nosotros había cambiado.
Nos estábamos alejando.
Pese al amor, la sensación de bienestar había mutado. No para mal, pero ya no era lo mismo. No supe si se debió a la madurez laboral de mi novio, de mi acostumbramiento de estar sin él, o qué sé yo, de manera que nos llevó a tomar una decisión. Sin saber que loa vida nos traería situaciones impensadas, descubrimientos, contradicciones, y el conocer el verdadero sentido de la vida y, por si no fuera poco; personas que calarían en nuestros corazones.
Y así comienza mi historia, y una que parecía estar sacada de una serie de cualquier plataforma stream.
Helen Fonseca, es una chiquilla tierna, dulce e inocente. Tras la enfermedad de su madre se verá obligada a casarse con el CEO de una empresa. Un hombre despiadado, arrogante y mucho mayor que ella, que, además está atado a una silla de ruedas. Podrá Helen cambiar el corazón de ese hombre? ¿O un matrimonio por contrato no permitirá que lleguen a amarse?
Stella Richard se casó con Rene Kingston en lugar de su hermana Sophia por algunas razones. Pero desde el principio, ella sabe que su matrimonio era solo un contrato por tiempo límite y una vez que se cumplió el tiempo, ella tenía que irse. Para RK, este matrimonio fue solo una carga, pero para ella fue un regalo de Dios. Porque RK era el hombre al que había amado toda su juventud... Entonces, mientras tanto de su matrimonio, Stella hizo todo lo posible para que este matrimonio funcionara. Pero el día que descubrió que estaba embarazada, su esposo le dio el papel de divorcio y le dijo... "No quiero a este niño. No olvides abortar". Estas palabras salen de su boca, como una bomba para Stella, y cambiaron su vida... Ella firmó su nombre en el papel de divorcio y salió de la casa... Porque ella no quiere estar con un hombre tan frío... Seis años después... RK compró la empresa en la que trabajaba Stella. Pero Stella hizo todo lo posible por no tener nada que ver con él... Porque ella tenía un hijo y no quería que él se enterara de él... Pero un día, cuando Stella recogió a su hijo de la escuela, él la vio... RK, "¿Cómo te atreves a tener un hijo con otro hombre?" Stella, "No creo que tenga nada que ver contigo". RK estaba a punto de decir más cuando su mirada se posó en el niño a su lado... Su rostro se veía igual que cuando era joven...
Acusada de asesinato, la madre de Sylvia Todd fue considerada una traidora por toda la manada, condenando a Sylvia a vivir el resto de su vida sola y humillada como una humilde esclava. Lo único que quería la chica era demostrar la inocencia de su madre de alguna manera, pero el destino nunca parecía estar de su lado. A pesar de todo, Sylvia nunca perdió la esperanza. Como el futuro rey licántropo de todos los hombres lobo, Rufus Duncan poseía un gran poder y estatus, pero tenía una inexplicable reputación de ser cruel, sanguinario y despiadado. Sin que todo el mundo lo supiera, había sido maldecido hacía mucho tiempo y se veía obligado a transformarse en un monstruo asesino cada luna llena. Aunque el destino no siempre favorecía a los dos, unió a Sylvia y Rufus como pareja predestinada. ¿Se hará justicia para la madre de Sylvia? ¿Podrán ella y Rufus desafiar todas las normas sociales y permanecer juntos? ¿Tendrán estas dos almas desafortunadas un final feliz?
Janet fue adoptada cuando era niña, un sueño hecho realidad para los huérfanos. Sin embargo, su vida fue cualquier cosa menos feliz. Su madre adoptiva se burló de ella y la acosó toda su vida. La mucama que la crio le dio todo el amor y el afecto de una madre. Desafortunadamente, la anciana se enfermó gravemente y Janet tuvo que casarse con un hombre que tenía mala fama en sustitución de la hija biológica de sus padres para cubrir los gastos médicos de la criada. ¿Podría ser este un cuento de Cenicienta? Pero el hombre estaba lejos de ser un príncipe, aunque tenía un rostro atractivo. Ethan era el hijo ilegítimo de una familia rica que vivía una vida lujosa y apenas llegaba a fin de mes. Él se casó para cumplir el último deseo de su madre. Sin embargo, en su noche de bodas, tuvo el presentimiento de que su esposa era diferente a lo que había escuchado sobre ella. El destino había unido a las dos personas con profundos secretos. ¿Ethan era realmente el hombre que pensábamos que era? Sorprendentemente, tenía un extraño parecido con el impenetrable hombre más rico de la ciudad. ¿Descubriría que Janet se casó con él por su hermana? ¿Sería su matrimonio una historia romántica o un completo desastre? Siga leyendo para saber cómo se desarrolla el amor entre Janet y Ethan.
Durante dos años, Bryan solo vio a Eileen como asistente. Ella necesitaba dinero para el tratamiento de su madre, y él pensó que ella nunca se iría por eso. A él le pareció justo ofrecerle ayuda económica a cambio de sexo. Sin embargo, Bryan no esperaba enamorarse de ella. Eileen se enfrentó a él: "¿Amas a otra persona y siempre te acuestas conmigo? Eres despreciable". En cuanto ella firmó los papeles del divorcio, él se dio cuenta de que era la misteriosa esposa con la que se había casado seis años atrás. Decidido a recuperarla, Bryan la colmó de afecto. Cuando otros se burlaban de sus orígenes, él le dio toda su riqueza, feliz de ser el marido que la apoyaba. Eileen, que ahora era una célebre CEO, lo tenía todo, pero Bryan se encontró perdido en otro torbellino...
Allison se enamoró de Ethan Iversen, el futuro alfa de la Manada Moonlight Crown. Siempre quiso que él se fijara en ella. Sin embargo, Ethan era un alfa arrogante que pensaba que una débil omega no podía ser su pareja. El primo de Ethan, Ryan Iversen, que había vuelto del extranjero y era el verdadero heredero de la manada, nunca intentó conseguir el puesto ni mostró ningún interés por él. Era todo un alfa playboy, pero cuando regresó a la manada, una cosa cautivó sus ojos y fue Allison.