/0/11022/coverbig.jpg?v=4d3f3a7bc8cc1cbcd91cecc701d6e7d4)
Sheila Myers perdió a su hijo gracias a su esposo. Oliver James, el hombre que ella llegó a amar tan profundamente que no dudó en contraer matrimonio a una corta edad. Su mundo se desmorona al ver cómo la máscara de su amoroso esposo se cae para revelar al infiel y mentiroso Oliver. En medio de su dolor, ella decide terminar con su vida, siendo impedida por Axel Morgan, el desastroso y un poco problemático heredero de la prestigiosa perfumería Morgan. Quien debe contraer matrimonio en menos de un mes por órdenes de su padre. Ambos unen fuerzas con el fin de que cada uno recupere lo que había perdido, pero ¿Sheila logrará sacar a su exesposo de su corazón o regresará a sus brazos dejando atrás la venganza que había planeado?
La mirada de Sheila estaba fija en el reloj. Ella, como una esposa dedicada había terminado de preparar la cena, una que no recibiría caliente a su esposo, al parecer.
Habían sido tres años de matrimonio, uno que estaba perdiendo poco a poco la llama que había incendiado todo al comienzo.
Que Oliver llegara tarde a casa, incluso pasado de copas, era una escena bastante común a los ojos de la joven esposa.
No importaba cuanto lo intentara, Sheila sentía que, si no hacía algo por su matrimonio ahora, este terminaría antes de cumplir su cuarto aniversario.
Así que ella estaba decidida a dar todo de sí para reconquistar a su esposo, estaba decidida a recuperar al amoroso Oliver del cual se había enamorado, y del que casi no había rastros.
Sheila y Oliver se habían casado a una edad demasiado temprana, todo en contra de las opiniones de los padres de Sheila, en aquel entonces se sentían invencibles y que podrían superar cada una de las pruebas que la vida les traería.
Esa fue la razón por la que a sus diecinueve años decidiera casarse con un hombre cuatro años mayor.
Grave error.
Una vez más la puerta principal se abrió de par en par rebelando a un crecido Oliver pasado de copas.
Su aliento era insoportable, ni qué hablar de su actitud.
El corazón de Sheila se detuvo en un instante. Ella había aprendido que cada vez que su esposo bebía de más se volvía un poco violento.
Eso lo descubrió en su segundo año de casados, cuando él estrelló un jarrón contra el suelo sin razón aparente.
-Oliver, cariño -habló la mujer con suavidad, temiendo que este tomara mal sus palabras.
Con pasos apresurados y movimientos torpes, ella se acercó a acariciar el rostro de su esposo; una lágrima se deslizó por el rostro de la mujer, la cual estaba aterrada.
-¿Qué sucedió? -preguntó una vez más, notando cómo el rostro de su esposo estaba desfigurado por la molestia.
La mano del hombre terminó en el cuello de Sheila, ella tragó grueso cómo pudo y una nueva lágrima se deslizó por su mejilla.
En su mirada se denotaba la impotencia que la inundaba, ¿Cómo era posible que su amado esposo tuviera una actitud así contra ella?
El agarre de Oliver se soltó de repente, Sheila cayó al suelo intentando llevar su respiración a la normalidad, fue cuando notó que el hombre se dejó caer de rodillas frente a ella.
-¡Cielos! ¿Qué he hecho? -balbuceó Oliver llevando su mano a la frente.
Sus ojos por un instante se encontraron con los de Sheila, la mirada de la joven estaba horrorizada.
-¡Lo siento mucho! -se disculpaba el hombre sin poder vocalizar de manera adecuada.
La preocupación y dolor se palpaba en la voz de Oliver, el cual, intentaba tranquilizar a su esposa. Y solucionar las cosas.
«Todo va a mejorar» se dijo Sheila a sí misma con una señal de esperanza.
¡Qué tonta fue!
UN MES DESPUÉS
El matrimonio de Sheila y Oliver iba de maravilla, por lo menos, eso fue lo que pensó Sheila en el momento en que se enteraba de que estaba en el tercer mes de embarazo, esa, era la oportunidad para que todas las malas memorias de su matrimonio fuesen borradas.
Una gran sonrisa se había dibujado en su rostro, la esperanza de tener nuevamente un hogar, crecía dentro de su pecho.
«Un bebé es lo que nos hace falta para ser más unidos» se decía con entusiasmo.
Al final de cuentas, Oliver le había mencionado eso hace un par de años.
«Es el momento perfecto» reflexionó en el momento en que ponía la llave en la puerta.
Su sonrisa se esfumó de golpe al ver ropa regada en la sala de su hogar.
Ella no lo quería creer, ella estaba rogando para que todo fuera un malentendido y que su esposo hubiera llegado ebrio otra vez.
Fue cuando vio prendas de mujer en el suelo que se percató de lo que sucedía en ese momento.
Sheila olvidó que tenía un pequeño ser en su vientre, por lo que corrió al segundo piso, el lugar en el que se encontraba su habitación, el punto al que las prendas le llevaban.
En el instante en que cruzó por aquella puerta, deseó no haberlo hecho.
Su esposo estaba con otra mujer, justo en aquella cama matrimonial que ambos habían compartido por tanto tiempo.
-¡Oliver! -gritó Sheila deteniendo el acto.
-Oh, cariño, estás en casa -dijo de manera serena, como si no hubiese hecho nada.
Los pasos de Sheila la llevaron a la cama, sorprendiendo a su esposo, el cual podría llegar a jurar que ella correría lejos de ellos o cubriría sus ojos para no ver tan desvergonzada escena.
Los ojos de Oliver se abrieron de par en par en el momento en que Sheila tomó a la mujer del cabello y la arrastró hasta las gradas de la edificación.
-¡Sheila! ¡Detente! -gritaba corriendo detrás de ellas.
Mientras la amante era arrastrada por la joven esposa, estaba siendo abofeteada numerosas veces.
Oliver extendió su mano y la zafó del agarre de Sheila, sin medir su fuerza abofeteó el rostro de su esposa de tal manera que esta tropezó en una de las gradas.
Perdiendo el equilibrio, ella cayó rodando por todas estas.
Sus brazos instintivamente fueron llevadas a su vientre, para cubrir a su hijo. Ese pequeño que no tenía la culpa de lo que sucedía.
Un gran dolor se extendió en su vientre, más allá de sus otros miembros.
-¡Mi bebé! -exclamó en medio del dolor tan alto como pudo.
Pero, su voz, había sido más un murmullo que un grito.
-Mi bebé... -dijo con mayor dolor.
Oliver, desde la parte superior de las gradas, notó cómo de entre las piernas de Sheila salía un fluido rojizo, fue entonces cuando las palabras de Sheila llegaron a sus oídos
«Mi bebé».
El gesto de sorpresa que parecía haber tenido un par de segundos atrás, fue demudado a uno de preocupación. ¿Un bebé?
Los pasos acelerados de Oliver resonaron en el recinto, corrió para tomar le rostro de su esposa mientras sus ojos estaban ampliamente abiertos. Él no podía creer lo que estaba sucediendo.
Su sueño era ser padre desde que tenía memoria, pensó, por un tiempo que Sheila era una mujer «inservible» que no podría cumplir con la función por la que nació.
Los ojos del hombre, una vez más, fueron llevados a la entrepierna de Sheila, la cual no dejaba de retorcerse por el dolor y rogar por la vida de su pequeñito.
•
•
•
-Lo sentimos, no pudimos hacer nada para salvarlo -dijo la médico encargada.
Los ojos de la doctora estaban mirando a Sheila que se encontraba abrazando sus piernas mientras lloraba impotente.
Cuando la encargada se marchó, los ojos de Sheila fueron levados a su esposo, por lo menos, ella esperaba que hubiera un poco de compasión en él y que todo aquello fuera el comienzo del final de una tormenta.
Una vez más, fue una completa tonta.
La mirada de Oliver era cómo la de un témpano de hielo, la cual había cambiado de golpe a una de desprecio.
-Eres una inútil -sentenció poniéndose de pie.
Los ojos de Sheila se abrieron de par en par.
«¿Qué está diciendo?»
-¡No fuiste capaz de cuidar a nuestro hijo en tu vientre! ¡Eres una mala madre! -exclamaba como un completo demente.
Oliver no respetaba que se encontraba en un hospital, ni echaba de ver que su esposa había sido una victima más de él mismo.
-Eres una vergüenza, una deshonra para las mujeres -espetó una vez más antes de salir por la puerta dejando a su «amada esposa» completamente abandonada.
«Yo no maté a mi hijo»
Se repetía Sheila con un dolor demasiado fuerte en el pecho.
«¡Yo no lo hice!»
«Tú, tú eres el asesino»
-¡Tú mataste a nuestro bebé! -exclamó de un grito de manera lamentable.
Los sollozos invadieron la habitación en la que ella se encontraba, se golpeaba el pecho mientras sus lágrimas no dejaban de caer.
¿Qué haría ahora? No solo había perdido su hijo, sino que descubrió que su esposo nunca estuvo a su lado.
Sheila, como si de un robot se tratara, desconectó cada uno de los artefactos de su cuerpo y abandonó la sala de hospital.
Segunda parte de MI DESASTROSA CENICIENTA. Brooke Simon, estudiante de intercambio de diseño de modas en Londres. La cual intenta superar la mentira y supuesto suicidio de su novio, el cual, realmente, se encuentra en prisión. Alex, su antiguo novio falso y un actor reconocido, vuela a Londres para confesar sus sentimientos después de un libro y debido a que el exnovio de Brooke escapó de prisión. ¿Qué hizo para estar detrás de las rejas y qué hará Brooke después de saber que su exnovio no está muerto? ¿Aceptará el amor que Alex tiene para darle o regresará con su peligroso amor? Historia gratuita. Actualizaciones los martes. (O una vez por semana)
Maxwell Jones, el heredero y CEO de J&C, ha decidido celebrar un matrimonio lejos del ojo público; a pesar de esto, la mujer con la que planeaba compartir el resto de sus vidas, desaparece minutos antes de que la ceremonia comience. Furioso por haber sido abandonado, recorre la desamparada ciudad en busca de su primer amor, quizá podría convencerla de regresar. Para su mala suerte, encuentra a Emily, una chica que luce casi igual a su ahora exnovia, la idea de hacer pasar a esa mujer como su esposa, para evitar que la prensa arme un escándalo a costa de él, lo llevará a vivir una aventura llena de altibajos. -¡¿Cuántas veces debo repetirle que no me casaré con usted?! - exclamó Emily lanzando una maceta en dirección del apuesto CEO. -Todo el mundo tiene un precio, dígame cuál es el suyo - insistió luego de la munición de Emily impactara el suelo. -¿Mi precio? ¡Ja! - se burló bastante exasperada. -No hay nada que valga más que mi libertad - expuso con seguridad. -¿De verdad? - una de sus cejas se elevó y tomando su chequera escribió una cuantiosa suma de dinero -este será tu salario si aceptas en este momento - una sonrisa ladina se posó en su rostro mientras veía la expresión incrédula de Emily. • • • -¡No puede ser! ¡He enloquecido! - exclamó la joven al verse en el espejo con un costosísimo vestido de novia -soy una loca millonaria.
Brooke Simon, futura estudiante de diseño de moda cuya vida gira en torno a su novio Andrew. Como Brooke es perseguida por su racha de mala suerte, los caminos de esta pareja se separan poco antes de su primer aniversario. Para elevar su ánimo, su mejor amiga la arrastra a numerosas salidas en las que por accidente se verá envuelta con un reconocido actor. Aquel chico necesita que alguien finja ser su pareja por algún tiempo y aunque Brooke se negó numerosas veces, el estrellar el auto de Alex la obligará a fingir por tres meses ser pareja de este codiciado chico. Aunque no todo parezca bastante bien, todas las cosas están a punto de empeorar, cuando el secreto de Andrew salte a la luz. Brooke tendrá que decidir entre la justicia o el amor.
Lía, una chica cansada del control excesivo que sus padres tenían sobre ella, decide irse de casa para lograr su independencia tanto económica como emocional, se ve envuelta en la pérdida del hogar que había conseguido gracias a sus ahorros. Con ayuda de su nueva amiga, se instala en una casa compartida junto al hermano de su amiga el cual la quiere sacar a como dé lugar. Amargado y explosivo, así describe Lía a aquel chico, el cual posee una cualidad extraordinaria la cual Lía irá descubriendo a medida que se hacen más cercanos. Un evento desafortunado separa sus caminos ¿podrán encontrarse otra vez?
Emma, además de ser la hija de uno de los más importantes generales del ejército de Lostland, es una de las líderes de la resistencia que busca derrocar al monarca en sus anhelos de hacer del reino de Lostland un lugar justo y bueno para vivir, su vida da un giro drástico, en el que se convierte la «elegida» del príncipe, para convertirse en su futura esposa, ella se adentra en el peor lugar del reino: el palacio, un lugar sangriento en el que se viven las peores traiciones. ¿Podrá Emma rescatar al reino de Lostland de su más grande caída? ¿Podrá derrotar ese «mundo de Hombres»? -Siento que somos menospreciadas por el simple hecho de ser mujeres-
Belinda pensó que, tras el divorcio, separarían sus caminos para siempre: él podría vivir su vida como quiera, mientras ella podría dedicarse a disfrutar el resto de la suya. Sin embargo, el destino tenía otros planes. "Cariño mío, estaba equivocado. ¿Podrías volver conmigo?". El hombre arrogante, al que una vez ella amó profundamente, bajó humildemente la cabeza. "Te ruego". Belinda apartó con frialdad el ramo de flores que él le había regalado y respondió fríamente: "Es demasiado tarde".
Fue un gran día para Camilla. Estaba ansiosa por casarse con su guapo esposo. Desafortunadamente, él nunca apareció durante toda la ceremonia. Se convirtió en el hazmerreír de todos los invitados. En un ataque de rabia, salió con un extraño en su noche de bodas. Se suponía que iba a ser una aventura de una noche. Pero para su sorpresa, el hombre se negó a superarla. La persiguió incesantemente como si le hubiera robado el corazón esa noche. Camilla no sabía qué hacer. ¿Debería darle una oportunidad? ¿O simplemente mantenerse alejada de los hombres?
Se me ocurrió casarme por contrato falso, con un hombre que está comprometido con su trabajo. Ese hombre también es mi jefe Albert pensó que sería divertido ir a Europa y casarse. Todo fue diversión y juegos hasta que estuvimos caminando la mano por las calles Europa. Solo éramos nosotros dos, pero Albert rompió la única regla que nos impedía estar juntos. Me dejó EMBARAZADA. ¡Albert nunca amaría este hijo nunca! Él está centrado en su trabajo y no quiere complicaciones. Ahora, tengo dos opciones. Decírselo y arriesgarme a perderlo. O mantener mi en secreto y aun así perderlo. Con cualquiera de las opciones, terminaré con el corazón roto. ¡A menos que un milagro salve nuestro matrimonio y nuestro futuro del colapso!
"¡Firma los papeles del divorcio y lárgate!". Leanna se casó para pagar una deuda, pero fue traicionada por su marido y rechazada por su familia política. Viendo que sus esfuerzos eran en vano, aceptó divorciarse y reclamó su mitad de las propiedades. Con la cartera repleta gracias al divorcio, Leanna disfrutó de su nueva libertad. Sin embargo, la amante de su ex la acosaba, pero Leanna logró lidiar con ella. Además, ella retomó sus identidades de hacker de primera, campeona de carreras, profesora de medicina y diseñadora de joyas de renombre. Entonces alguien descubrió su secreto. Matthew sonrió y le preguntó: "¿Me quieres como tu próximo marido?".
Mi jefe Gerard y yo no estamos acuerdo en nada. Siempre discutimos y es un hombre desesperante. Hasta que un día nos dejamos llevar y acabamos en la cama. Desde entonces mi vida ha cambiado. Lo deseo y lo detesto, me dejo llevar y me arrepiento, mientras noto como empiezo a enamorarme de él. Pero Gerard no tiene corazón. Solo secretos y escándalos que una persona como yo no sabría afrontar. ¿Qué pasará cuando esos secretos me afecten? Y Peor aún, ¿cuándo toda la oficina se entere de lo nuestro?
Esperando un nuevo comienzo de su vida después de que ella se graduara de la escuela secundaria, estaba lista para volar en el cielo y elevarse hacia su sueño. Pero no sabía que su vida cambiaría al regresar a casa. El mayor evento que le cambió la vida la estaba esperando. Apenas era consciente de que el brazalete que llevaba puesto desde su nacimiento era un signo, que representaba su destino de casarse con un hombre que nunca había conocido. No podía hacer nada más que seguir el acuerdo, porque la vida no estaba dispuesta a perdonarla. Su impotencia no le dejaba otra opción. Pero finalmente, ¡ella decidió renunciar a todo y huir! Y de nuevo, el cielo se burló de ella. Para su sopresa, el supuesto prometido volvió a entrar en su vida. ¿Qué le esperaba en el futuro y hacia dónde la llevaría la vida?