/0/11270/coverbig.jpg?v=5fb823b75e12d320fb7aa515cd4a0714)
Scarlett O'Donnel, la joven más bella, caprichosa y egoísta de la región. Ella suspira por el amor de Brandon, pero él está comprometido con su amiga, la dulce y bondadosa Melanie. En la última fiesta antes de que vuelvan al cuartel militar, Scarlett conoce al cínico y apuesto Rhett Bucker, un militar arrogante y aventurero, que lo único que desea es conquistar a Scarlett.
Scarlett O'Donnel no era tan bella, pero los hombres no solían darse cuenta de ello hasta que se sentían ya cautivados por su personalidad. Las delicadas facciones de su rostro, eran un regalo de su madre, una mujer elegante de familia Neoyorkina. Su agradable sonrisa era por parte de su padre, un empresario irlandés dedicado a la venta de telas, dos honestas personas que habían sido bendecidas con tres hijas, pero la más hermosa y la que había heredado sus mejores cualidades era Scarlett.
Poseía un semblante atractivo, de barbilla puntiaguda y de anchos pómulos. Sus ojos eran de un verde pálido con un abanico de pestañas que abarrotaban la orilla de sus parpados. Sobre su seductora mirada, se apreciaban unas negras y espesas cejas, sesgadas hacia arriba que le proporcionaban un toque tímido a su cutis, ese cutis tan apreciado y tan celosamente envidiado por las demás chicas de la región de Ennis, Texas
-¿Sabes lo que me gustaría hacerte, encanto?-susurro Stuart Miller cerca de su oído, para intentar seducirla. Al iniciar el verano, había escuchado sobre la belleza que la caracterizaba, por supuesto que, al conocerla se llevó una gran sorpresa, era bella, claro, pero no lo suficiente para que cayera rendido a sus pies, conocía prostitutas más sorprendentes que la joven O'Donnel, pero lo que Stuart no sabia era que, el encanto de la joven no solo residía en su belleza, sino en su coqueteo, en su forma de hablar, el cómo lograba seducir a los hombres de poco en poco hasta hacerlos caer.
Scarlett no era una chica que podría conseguir en una sola noche, tenía demasiados hombres detrás de ella como para tratarla como una cualquiera, no, necesitaba mucho tiempo, esfuerzo y dedicación para conseguir lo que buscaba de ella. Al principio creyó que si cumplía todos sus caprichos, finalmente la tendría comiendo de la palma de su mano, pero de lo que él nunca se enteró fue que en realidad él había caído a sus pies como muchos otros.
Scarlett tenía una colección inusual, una colección de tontos que se comportaban como unos niños, sí, niños que solamente la veían como un trofeo, todos la deseaban, pero una vez que se decidiera por uno de esos tontos la diversión se terminaría, no solo para ellos, sino también para ella. Scarlett prefería que las cosas se mantuvieran de esa forma porque ella no quería un niño, sino un hombre y no hacía falta buscarlo, ella ya había fijado su mirada en alguien especial.
-Preferiría no saberlo-dijo mostrándose tímida mientras daba un paso atrás, Irremediablemente choco contra un arbol de durazno que les ofrecía una agradable sombra fresca, donde ni su madre ni su nana podían ver desde la casa lo que sucedía en el jardín.
Acorralada por el arbol, Scarlett ofrecía un panorama atrayente, era como ver a una oveja acorralada por un fiero león que deseaba devorarla. Su vestido blanco decorado con bellas flores verdes se extendía hasta sus rodillas. A pesar de que Scarlett era conocida por ser coqueta siempre vestía de forma reservada, pero quizás esa imagen de niña buena era lo que a los hombres les gustaba, armonizaba perfectamente con ese aire tímido que inspiraba al verla de lejos.
El vestido se ajustaba maravillosamente a su talle, gozaba de una figura esbelta así como de una estatura adecuada, su ropa entallada le ayudaba a mostrar un busto muy bien desarrollado para sus diecisiete años, pero ni el recato de su vestido, ni la seriedad con que su cabello estaba suavemente recogido en un moño, ni el gesto delicado de su mano que tocaba su mentón de forma sutil, lograban conseguir encubrir su personalidad.
La expresión de su mirar era traviesa, coqueta, llena de vida, gestos que no solía mostrar a cualquiera a menos que deseara divertirse, pero esos mismos gestos los ocultaba de sus padres, puesto que había sido educada con una severa disciplina por parte de su madre, para evitar que tomara malas decisiones como acostarse con cualquier tipo, quedando embarazada y sin un rumbo fijo por el que continuara su vida.
-¿Por qué no?-protesto Stuart, pero sin desvanecer ese aire seductor en su forma de hablar.
-No creo que tengas algo que decir, que no hayan dicho otros-le indico con una sonrisa mientras trataba de rodear el arbol con lentitud mientras Stuart la seguía como un animal acortando la distancia que había entre ambos.
Las piernas de Stuart eran largas y musculosas, era un habilidoso jinete, calzaba unas botas que le llegaban hasta la rodilla, puesto que practicaba la equitación y antes de visitar a Scarlett, había estado montando toda la mañana para entrenar a una yegua que su pequeña hermana de nueve años usaría una vez que el animal estuviera amansado.
De diecinueve años de edad y rozando el metro con ochenta centímetros de estatura, de sólidos pectorales y fuertes músculos, rostro curtido por el sol, cabellos de un color castaño oscuro y ojos alegres y altivos, vestía una chaqueta roja y pantalón blanco, su equipo de equitación.
-Si me das la oportunidad, tal vez te sorprenda-insistió Stuart tomándola por el brazo antes de que diera la vuelta al arbol, en un rango de visión donde su nana podía verlos.
-No lo creo y si me sigues insistiendo, entraré a mi casa y cerraré la puerta para no volver a verte nunca más-dijo encorvando los labios molesta de tener que seguirle el juego, habían pasado dos semanas desde que Stuart había comenzado con la misma táctica de seducción como muchos otros, ya estaba harta de él, pero últimamente no había otros chicos con los que pudiera entretenerse, eran los mismos de siempre.
-Esta bien, encanto, ya no insistiré, pero también estaba por contarte un secreto-dijo Stuart como último recurso para convencerla, Scarlett era difícil. Ella no era el tipo de chica a la cual le agradara escuchar ciertas obscenidades, al menos no si no tenían una relación formal, algo que Stuart no quería, pero Scarlett tampoco deseaba tener con alguien como él.
-¿Secreto? ¿Qué secreto?-exclamo Scarlett, curiosa por saber, no había nada que a ella le interesara a excepción de información que le ayudara a destruir a las chicas que año tras año durante el verano, le hacían la vida imposible, siempre inventando tonterías únicamente para machar su reputación.
-No sé si debería decirte-dijo Stuart alejándose de ella como forma de incitarla a avanzar hacia él-después de todo es un secreto.
-¡Anda, dime!-dio un paso hacia él.
-Bueno, si te digo. ¿Prometes que me dejaras decirte lo que quiero hacer contigo?-propuso dando un paso atrás.
De no haber dicho nada sobre un secreto, Scarlett habría caminado de vuelta a casa, la entrada estaba a tan solo un par de metros de ellos y no le habría costado nada rechazar su necedad, pero la curiosidad era su debilidad, así que avanzo de vuelta.
-Por supuesto-acepto cruzando los dedos lejos de la vista de Stuart.
-Bien, ayer estuve en casa de los Wilson ayudando en las caballerizas cuando de pronto llego la señora Sophia-explico orgulloso, no olvidaba que la familia Wilson había contactado a su padre para atender el parto de una vaca, él era el mejor veterinario del condado, además de que poseía el establo más grande de la región porque también era un espacio adecuado para un tipo de terapia equina que ayudaba a niños con necesidades diferentes.
-Ah, esa vieja tonta
-¿La conoces?-cuestiono Stuart aunque no muy asombrado, la familia Wilson y la familia O'Donnel eran unas de las pocas familias más ricas de aquel pueblo rodeado de granjas.
-Sí, es la tía de mi amiga, Melanie
-Esa mujer se acercó a ver como trabajaba mi padre y mientras esperaba a que el carnero naciera, se puso a platicar conmigo. Dijo que mañana en la fiesta que ofrecerán los Wilson se iba a anunciar una boda
-Seguramente es la boda de Charles y Betty, todo el mundo dice que terminaran casándose, han sido novios desde hace años, aunque él se fue de servicio el año pasado, quizás ya acepto que no puede vivir sin ella-se quejó Scarlett desilusionada, creyendo que Stuart le diría algo más emocionante.
-Te equivocas encanto-dijo Stuart tocando la suave piel de su mejilla mientras se apoyaba sobre la corteza del arbol, para poder acorralarla y quizás poder darle un beso- es la boda de Brandon Davis y Melanie Wilson.
La expresión del rostro de Scarlett no se alteró, de hecho sonrió, no podía creer lo que escuchaba, su mejor amiga, con el hombre del que estaba perdidamente enamorada, no podía ser cierto. Stuart entendió gracias a esa sonrisa que estaba sorprendida y ligeramente interesada así que continuo.
-La señora Sophia dijo que iban a anunciar la boda hasta la próxima primavera, pero Brandon se va de servicio al extranjero, me parece que parte en un par de días porque incluso su comandante está aquí, así que ambos acordaron hacerlo mañana por la noche antes de que parta y yo supongo que también se casaran, de lo contrario no tendría por qué apresurar el anuncio de su compromiso.
-Entiendo-dijo Scarlett aún atónita
-¿Ahora si me escucharas, encanto?
-Por supuesto.
-¿De verdad?
-Si
Aunque Stuart le dijo al principio algunas palabras cursis, termino diciendo lo que a ella más le molestaba, pero en ese momento su alma no estaba precisamente en su cuerpo, ni tampoco su mente. Paso poco tiempo antes de que se diera cuenta de que Scarlett tenía poco que decir, algo había cambiado el ambiente, no parecía estar molesta ni incómoda, sino más bien distraída, sus pensamientos estaban en otro sitio así que Stuart intento entretenerla e incluso intentar besarla, algo que rebasó la paciencia de Scarlett, por lo que al final de cuentas termino cumpliendo lo que le había dicho, entro a su casa y cerro la puerta, pero al hacerlo no se apartó de inmediato, inclino la cabeza mientras se llevaba la mano hacia un collar que llevaba puesto, era un collar de mariposas que Brandon Davis le había regalado el año pasado, después de besarla apasionadamente bajo la sombra de aquel mismo arbol de durazno.
Romy, hija de una de las dos familias más poderosas de Verona, regresa a la ciudad que la vio nacer después de terminar la universidad con la intención de tomar un año sabático antes de hacerse de un empleo. Al llegar descubre que la situación que vive su familia no es del todo favorable, ya que hay disturbios y caos ocasionados por la familia Carusso. Romy quiere averiguar que es lo que ha incitado el pleito en esta ocasión, descubriendo que no es la única que desea terminar con el conflicto. Julius es el hijo del enemigo de su padre, un Carusso, pero él jura que sus intenciones son más que buenas, él busca unificar ambas familias antes de que el conflicto termine en una tragedia. Mensajes secretos y encuentros a escondidas terminan por enamorarlos tal como si fueran Romeo y Julieta, una pareja que murió por amor y la cual puede estar bastante conectada a Romy y Julius, solo que no saben si su destino será igual o peor que el de ellos.
Pelirroja, hermosa, inteligente e inocente. Abigail es eso y tal vez mucho mas. Descubrirá su sensualidad regresando al lugar del que habia huido, su peor pesadilla, su hogar. Joseph Grosvernor, es un hombre de veintiocho años de edad, alto, atractivo y por supuesto heredero de toda la fortuna y las empresas Grosvernor. Al ser educado con la idea de conseguir todo lo que desea es irresistible para él no tomar lo más prohibido que alguna vez se le presento en su vida. Y lo que quiere es mantener a cualquier hombre alejado de lo más preciado para él, Abigaíl. Sabiendo que Abigail es su pequeña e indefensa hermanastra no se resiste a los sentimientos que guardo durante varios años al verla de nuevo.
El bosque de Grave Hills es un lugar pacífico, regido por viejas costumbres qué han llevado a Tessa a considerar qué ese es el lugar más aburrido de la tierra, pero todo cambia la noche en que su padre, un veterano de guerra qué sufre regresiones postraumáticas, vuelve del bosque con el cuerpo de una chica en sus brazos. Desde ese momento, Tessa tratará de averiguar la verdad que hay detrás de lo ocurrido, porque ella sabe que su padre es inocente de la muerte de la chica más popular de la escuela. Es entonces que se ve obligada a entrar en el mundo de lo desconocido e incluso lo sobrenatural para poder hallar al culpable.
Ella cree qué los ricos son unos odiosos, pero debe trabajar para uno. Él piensa que puede tener a toda chica que él desee porque es un rico heredero. Una noche de copas podría cambiar la percepción que uno tiene del otro y por supuesto, despertar sentimientos que ninguno creyó sentir por el otro. Aidan está a punto de casarse, por lo que decide festejar su compromiso con lo mejor que el dinero puede comprar, pero durante la celebración se ve involucrada una sirvienta. Ciara está ahí por culpa de muchas situaciones, pero no esperaba que la obligaran a beber por diversión. El asunto se sale de control cuando ambos rozan sus labios, la sensación es increíble por lo que se dejan llevar por el momento y la pasión. Al día siguiente, al despertar, ambos se dan cuenta de que pasaron la noche juntos y peor aún lo disfrutaron. Mientras los días transcurren, Aidan y Ciara tratan de olvidar el incidente, pero es imposible para ellos controlar el deseo que sienten uno por el otro, sobre todo porque se ven la cara todos los días. Después de que un joven le presta atención a Ciara, Aidan no podrá evitar sentir lo que estaba tratando de evitar, pero su próxima boda, su familia y sus círculos sociales serán un impedimento que le prohíben tener un romance con Ciara, aunque dicen que lo que es prohibido tiene el mejor sabor.
Helena Hamilton es una chica tierna e inteligente. Sin embargo odia la vida social a la que está sujeta por ser hija de un conde. Aprender a tocar instrumentos musicales, hablar otros idiomas, asistir a bailes es la tortura de cada día. La llegada de una carta puede empeorar su situación, el rey busca esposa y la elegida puede ser su hermana, Jane. Ella es más hermosa, más refinada y educada, sin embargo el rey tiene en mente otros planes. Él busca una mujer que sea digna de ocupar el puesto de una buena reina que sea capaz de sonreír con sinceridad en vez de una sonrisa forzada. Helena es elegida, pero con su nuevo título puede sacar a la luz las envidias, resentimientos y nuevos enemigos. Poco a poco comienza a sentir algo por el hombre que duerme con ella, pero tiene miedo de rebelar sus emociones sabiendo que su matrimonio fue arreglado y que ninguno de los dos sentía algo el uno por el otro.
Julián Cazares es inteligente atractivo y arrogante, su vida esta rodeada de lujos, mujeres y dinero sucio, aunque esta obligado a guardar las apariencias y fingir que es el político respetable que todo el mundo cree que es, cuando en realidad podría ser el hombre más pecaminoso y perverso de todo México. Camila Olivares es una buena estudiante, pero debido a los problemas económicos de su familia se ve forzada a buscar la ayuda de Sofía, una chica de la cual se sospecha es una prostituta, y aprovechando la desesperación de Camila, Sofía la emplea como una participante en un juego perverso donde las mentes más perturbadas pueden comprar a quien sea y Camila deberá soportar los juegos que su comprador demande para ayudar a su familia, pero para su desgracia deberá jugar con el temible Julián Cazares
"Durante su trabajo de medio tiempo en un bar clandestino, Wendy se emborrachó accidentalmente. Cuando se despertó, se dio cuenta de que la habían confundido con una prostituta y que había perdido su virginidad. Después de tener una aventura de una noche con Charlie, un hombre increíblemente guapo, Wendy tiró doscientos dólares para defender su dignidad. Sin embargo, el comportamiento arrogante de Wendy molestó a Charlie, quien, en venganza, volvió a llevarla a la cama. ""¿Qué quieres?"", dijo Wendy molesta. ""Asumir la responsabilidad de lo que te hice"", respondió Charlie sonriente. ""¿Pero cómo?"", Wendy continuó. ""Al seguir acostándome contigo""."
Durante siete años, Jillian estaba enamorada de Bryan con pasión inquebrantable, pero él permaneció distante, con sus emociones herméticamente selladas. Descorazonada, ella se marchó al extranjero tras graduarse de la universidad. Tres años después, Jillian, ahora una abogada de éxito, se sentó provocativamente en el regazo del hombre. Con una sonrisa juguetona, le espetó: "¿Qué te pasa, Bryan? ¿Eres impotente?". Bryan ya no podía contenerse. Con un rápido movimiento, la tomó en brazos y la arrojó sobre la cama. A la mañana siguiente, cuando él se despertó, Jillian esbozó una sonrisa traviesa. "Solo es una aventura, ¿de acuerdo?".
"¡Firma los papeles del divorcio y lárgate!". Leanna se casó para pagar una deuda, pero fue traicionada por su marido y rechazada por su familia política. Viendo que sus esfuerzos eran en vano, aceptó divorciarse y reclamó su mitad de las propiedades. Con la cartera repleta gracias al divorcio, Leanna disfrutó de su nueva libertad. Sin embargo, la amante de su ex la acosaba, pero Leanna logró lidiar con ella. Además, ella retomó sus identidades de hacker de primera, campeona de carreras, profesora de medicina y diseñadora de joyas de renombre. Entonces alguien descubrió su secreto. Matthew sonrió y le preguntó: "¿Me quieres como tu próximo marido?".
La felicidad era como un espejismo para Rocío Ouyang, cuando más se acercaba a la felicidad, más se alejaba. Ella acababa de casarse con Edward Mu, pero en su noche de boda todo se derrumbó. Dejando a Rocío embarazada, Edward la abandonó en su noche de boda. Pasados unos años, Rocío renació por completo, cambiando totalmente su personalidad, convertiéndose en la única coronel del ejército. En este momento Rocío comenzó a reflexionar varias preguntas que eran misterios para ella: ¿Por qué los padres de Edward estaban actuando de manera tan extraña? ¿Por qué su padre la odiaba? ¿Y quién estaba tratando de dañar su reputación en el ejército que ella había trabajado tan duro para construir? ¿Y por qué sigues leyendo la sinopsis? ¿Por qué no abres el libro y descúbrelo tú mismo?
Eden McBride pasó toda su vida siguiendo las pautas de la sociedad. Pero cuando su prometido la dejó un mes antes de su boda, Eden deja de seguir las reglas. Una furia insaciable es justo lo que recomienda el médico para su corazón roto. No, en realidad no era así. Sin embargo, era lo que necesitaba Eden. Liam Anderson, el heredero de la empresa de logística más grande de Rock Union, era el tipo perfecto. Apodado el Príncipe de los Tres Meses porque nunca estaba con la misma chica por más de tres meses, Liam había tenido una buena cantidad de aventuras de una noche y no espera que Eden sea nada más que eso. Cuando se despertó y la encontró con su camisa de mezclilla favorita, Liam comenzó a estar irritado, pero extrañamente intrigado. Ninguna mujer había abandonado su cama voluntariamente ni le había robado. Eden había hecho ambas cosas. Necesitaba encontrarla y arreglar las cuentas. Pero en una ciudad de más de cinco millones de habitantes, encontrar a una persona era como buscar una aguja en un paja. No se vieron hasta que el destino los volvió a reunir dos años después. Eden ya no era la chica ingenua que era cuando saltó a la cama de Liam; en ese momento tenía un secreto que proteger a toda costa. Liam estaba decidido a conseguir todo lo que Eden le robó, y no fue solo su camisa.
Mi nombre es Alicia, y solo tres palabras han podido definirme durante toda mi vida: adicta al placer. Sí, soy una jodida ninfómana y no temo a decirlo. He vivido cientos de aventuras y he cumplido todas y cada una de mis fantasías más retorcidas, esas que nadie se atrevería a contar en voz alta. Nadie excepto yo. ¿Te atreves a descubrirlas? Eso sí, te advierto que necesitarás dos cosas: lo primero, una mente muy abierta y, lo segundo, un par de bragas limpias...