Amor de infancia

-Estás preciosa cariño- dice mi madre al verme aparecer en el salón, tanto ella como mi padre están sentados en el sofá disfrutando de la compañía mutua.

-Muchas gracias mamá- respondo.

Hoy saldré a cenar con Enzo, no sé por qué, pero estoy nerviosa. Ha insistido mucho en que debo ponerme y tengo el presentimiento de que hoy será el día, el día en que me pida matrimonio. Llevo el pelo recogido en un moño bajo, un vestido de coctel en color rojo y ceñido al cuerpo y stilettos de color negro con la cartera a juego.

Apenas llevamos juntos dos años. Nos conocimos cuando entré a trabajar en su empresa y desde entonces todo fue rodado. Era como si estuviéramos predestinados. No tardamos en darnos cuenta de que ambos queríamos estar juntos.

Marchetti & Amato Enterprises es la compañía más importante y prestigiosa de arquitectura de todo Milán. La empresa también tiene una sede ubicada en Madrid. El señor Marchetti es el socio mayoritario, pero también es el que está a la sombra, no asiste a ningún evento, ni concede entrevistas. Se encarga de todo en la sede de Madrid a su manera. Nadie sabe quién es, ni siquiera yo lo he conocido aún. Enzo Amato, mi novio, es el otro socio y quien se encarga de todo lo relacionado con la sede de Milán. Entre en la compañía como parte del equipo de diseñadores interiores, gracias a mi esfuerzo y trabajo a día de hoy soy la jefa de mi departamento. Nunca desaproveche esta oportunidad y trabaje hasta llegar al máximo nivel. De ahí, que haya conseguido tener este éxito profesional. Me llueven ofertas de las mejores compañías e incluso obtuve el premio a mejor diseñadora interior este año.

El timbre de la puerta suena y mis nervios van en aumento. Papá se levanta del sofá y va a abrir la puerta, tras un breve saludo él y Enzo entran a salón, este último se acerca a mí y rodea mi cintura con uno de sus brazos, pega sus labios a mi sien y la besa.

-Estoy sin palabras- dice él sonriendo mientras me mira de arriba a abajo -Tienen una hija preciosa.

-Y por ello espero que sepas apreciar todo lo bueno que puede ofrecer mi pequeña- dice mi padre sonriendo.

-Créame señor que lo hago- responde él mirando a mi padre para después mirarme a mí -¿Nos vamos?

-Sí, vámonos- digo sonriendo y tras despedirnos de mis padres salimos de casa. Vamos hasta el Audi negro de Enzo y nos subimos al coche.

El trayecto no es muy largo, pero aun así pasa todavía más rápido al ir charlando de nuestras cosas. Cuando llegamos al restaurante, el valet se hace cargo del coche y entramos. Enzo les da el nombre de la reserva y rápidamente nos guían hasta nuestra mesa.

Él le hace una seña a uno de los camareros y este rápidamente nos sirve un buen vino tinto en las copas, en la otra sirve agua.

-Hoy está todo listo, ya saben lo que cenaremos. Tú solo disfruta de esta noche que será inolvidable- dice sonriendo y yo asiento nerviosa.

-Eres tan... no sé ni que palabra utilizar para describirte- digo feliz y él coge mi mano por encima de la mesa acariciándola suavemente con las yemas de sus dedos -Gracias por tanto Enzo.

-Gracias a ti por esforzarte y ponerte en mi camino- responde él. Minutos después, uno de los camareros nos pone los platos en la mesa. Hay un poco de todo y se ve más que delicioso. Almejas, navajas, ensalada de burrata y lubina con verduras. También hay focaccia con romero y aceite de oliva.

Durante la cena nos centramos en disfrutar de la deliciosa comida y de nuestra compañía. Doy tantas gracias al universo por ponerme a Enzo en mi camino que no sé cómo podría pagar semejante favor.

Mi adolescencia fue dura. Con trece años perdí a mi otra mitad, a mi hermano. Era la persona más importante de mi vida y quien siempre me cuidaba. Es una historia demasiado triste como para recordarla esta noche...

Tras terminar de comer, el camarero recoge la mesa y acto seguido trae el postre. Tiramisú. Sin duda mi postre favorito, pero hace años que no encuentro un tiramisú tan delicioso como el que Julia hacía.

HACE DIECISIETE AÑOS...

-Chicos entrad dentro, he hecho tiramisú- dice Julia desde la puerta de la casa y los tres dejamos de jugar fuera para entrar a la casa. Nos sentamos alrededor de la mesa y Julia parte el tiramisú y nos lo echa en nuestros respectivos platos -Este pedazo es más grande, para ti Ava, sé que es tu favorito.

-Muchas gracias, tu tiramisú es el más rico del mundo entero- digo sonriendo y cojo un pedazo con la cuchara llevándomelo a la boca.

-Abuela, ¿no debería ser yo tu favorito?- dice Alessandro poniendo cara de pena y yo me rio.

-Y así es, eres mi favorito, mi nieto favorito. Pero Ava también es especial, de hecho, los tres lo sois- responde ella mirándonos a todos.

-Tienes suerte de tener una abuela así- dice mi hermano, Riley, mirando a Alessandro.

EN LA ACTUALIDAD...

Siempre le tendré un cariño especial a mis recuerdos, a pesar de que los momentos más felices también fueran parte de todo lo amargo que vendría con ello.

Tras terminar el postre, el camarero trae una cubeta con hielo y una botella de champán dentro. La abre y la deja al lado de nuestra mesa.

Enzo se levanta de su sitio y se arrodilla a mi lado, saca una pequeña caja del bolsillo de su traje y yo me llevo las manos a la cara, tapándomela emocionada. Algo en mí me decía que hoy era el día, pero no quería terminar de creerlo.

-Ava Cox, eres hermosa, inteligente, perseverante y fuerte, y yo... yo quiero pasar el resto de mi vida a tu lado, ¿quieres casarte conmigo?- dice mirándome a los ojos y yo solo puedo sonreír y asentir con la cabeza.

Él se levanta y tras ponerme el anillo de oro blanco y diamantes en el dedo me abalanzo sobre él abrazándolo.