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Un ninõ malo

Un ninõ malo

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Suspiré fuerte pensando en en qué carajo estoy ahora, detuve el auto al lado de unos árboles, el lugar está lleno de autos a ambos lados, al salir escucho un fuerte sonido proveniente del interior de la casa, el más impresionante que he visto en mi vida. Caminé por un camino de piedra y vi a varios adolescentes afuera. Sólo Bella podía hacerme salir de casa a medianoche para recogerla de esta festa. Hoy se cumple una semana desde que vinimos a vivir con nuestra tía Flora, y en apenas una semana mi atolondrada hermana ya ha organizado una festa a la que ir. En realidad, no es una sorpresa. Bella está súper emocionada, puede hacer amigos más rápido que nadie, le encantan las festas, a mí en cambio me gusta una buena serie, una película o un buen drama. Entré a la casa, no a una casa, a una mansión. Algunas personas me miran fjamente y hago como que no veo, pero sé que me están observando. Miré hacia abajo y me di cuenta de que estaba usando jeans oscuros, una blusa con el tema de Naruto y una camiseta negra. Tengo el pelo suelto y, sinceramente, no entiendo por qué hay tantas miradas. ¿Dónde está Bella?, pensé. Encontré a una hermosa chica morena al lado del sofá, está sola así que me acerqué a ella. "Hola." Ella se gira y levanta una ceja. -¿Bella? ¿Qué pasó con tu ropa? Tomé una respiración profunda. - Mi nombre es Ella, soy su hermana gemela, ¿sabes dónde está? La chica me miró con interés. - ¡Nuestro! Ustedes dos son idénticos. - Yo se. - Ella estaba en la piscina hace un momento. - Muchas gracias. Pasé por la habitación, vi una puerta de cristal abierta y varios adolescentes gritando sin parar. Entré por la puerta y vi una piscina enorme, con bolas de colores fotando encima. Estoy caminando, pero con cuidado de no acercarme demasiado al borde. Me detuve un momento y observé el lugar, tratando de encontrar a mi hermana. Me sorprendo cuando siento una mano apretando mi cintura con fuerza, no puedo asimilar lo que está pasando. Veo a un chico mirándome cara a cara y huelo un fuerte olor a alcohol. -¿Te cambiaste de ropa? -Él me mira. Abro la boca para responder, pero él continúa. - Confeso que me pareció gracioso. - Levanté una ceja, volví a abrir la boca para resolver el malentendido, pero él simplemente me besó. Intenté soltarme, pero con una mano me sujetó la cintura acercándome lo más posible a su cuerpo, con la otra mano me sujetó la nuca intensifcando el beso. - ¿Lo que está sucediendo aquí? - Escucho la voz de mi hermana y solo entonces puedo soltarme. El niño me mira por un momento, con un brillo en los ojos, y sonríe cuando ve a mi hermana mirándonos con odio. - ¿Sois dos? - Nos señala a los dos y sonríe una vez más. En este punto ya somos una atracción, pues varias personas nos están observando. Mi respiración es irregular, ¡no puedo creer que mi primer beso haya sido así! Apreté los puños con odio, mirando al chico tatuado. Me enojé más cuando me miró de arriba abajo como si me estuviera comparando con mi hermana gemela. Doy un paso hacia él, apreté mi mano aún más fuerte. Levanté el brazo y le di un puñetazo en la cara con todas mis fuerzas. Su cabeza gira con el impacto y escucho el ruido de sorpresa de todos los que nos rodean. - ¿Estás loco? - Dice mi hermana acercándose a mí. No contesté. El niño, limpiándose la sangre que le sale del labio inferior, me mira. - ¿Estás loca niña? - Sacude la cabeza. - ¿Quién piensas que eres? "Lo siento, Aaron, ella es mi hermana. Bella habla y baja la cabeza, avergonzada. - Debes enseñarle cortesía a tu mascota. Abrí la boca para responder, pero mi hermana me agarró la mano sacándome del campo de visión del pendejo. Giré la cabeza justo cuando una chica pelirroja se acercaba a él. Mi hermana me saca de la festa y me lleva hacia la entrada de la casa, donde estacioné el auto. - ¿Estás loco? ¿Qué te impulsó a seguir golpeando a la gente? Principalmente sobre el dueño de la casa. - Perdóname, Bella, él me besó, ese imbécil me besó. Ella sostuvo su cabeza con disgusto.

Capítulo 1 No respondo

te has metido, luego hablaré con él para que no haga nada. La ignoré y di la vuelta al auto, abrí la puerta y me subí, y cuando me estaba poniendo el cinturón de seguridad subió mi hermana. Ella tuvo una expresión de

enojo en su rostro todo el tiempo. Cuando llegamos, estacioné el auto frente a la casa de tía Flora. Suspiré y me fui. Ella no dice nada. Entramos y subimos las escaleras en silencio hasta nuestra habitación. Se quita los

tacones y los tira en cualquier rincón, pongo los ojos en blanco. - Te vas a ver así, ¿no? Deja de intentar.

bajarse la cremallera de su vestido negro extremadamente ajustado y me mira. - Hay que pensar las cosas antes de hacerlas. - Y quién dijo que no pensaba, oh... cómo pensaba, pero quería romperle los dientes a ese

idiota. Todavía no sé por qué estás enojado. Ella se acerca y le dice: - No sabes en lo que te has metido.

ruega que lo deje así. - Oh, está bien, ¡¿qué podría hacer él de todos modos?! - Espero sinceramente que no te enteres. - Dejémoslo ahí. Cambiando de tema, deberías estar agradeciéndome y no enojado, al fin y al

cabo vine a buscarte ¿no? Finalmente logra bajar la cremallera y se quita el vestido. - Quien debería.

agradecerme eres tú. Señala con el dedo en mi dirección y pongo los ojos en blanco ante este gesto. -

¿Grave? - Ok Ella, no voy a decir nada más, me muero de dolor de cabeza, lo único que quiero es dormir. Ella.

me ignora y se acuesta asegurándose de que me dé la espalda. Suspiré acostándome. Bella no era así, pero.

después de que su mamá murió ella es completamente diferente, desearía que todo volviera a ser como antes. Pero sé que es imposible. Capítulo 02 Me desperté a las siete de la mañana. Hoy es domingo, mi

último día libre. Las clases empiezan mañana. Escuela nueva, ciudad nueva, y lo único que es viejo son mis ganas de terminar rápido mi último año y poder ir a una buena universidad. Bella continúa durmiendo, lo cual

no es ninguna sorpresa. Mi tía también. Tiene una cafetería en el centro de la ciudad, pero hoy no iría hasta más tarde. Me quedé un rato en la habitación, abrigado, porque hace frío y no soy muy fan del frío. Escucho.

un ruido que viene desde arriba. Miré hacia arriba y vi a mi hermana bajando las escaleras. Ella está muy vestida, con jeans negros, un abrigo rojo y botas bajas. - ¿Adónde vas en un momento como este? Ella pone

los ojos en blanco, toma un pañuelo y se lo pone. - Tú no eres mi madre, no actúes como si lo fueras. Me sorprende tu agresividad. - Yo se de eso. - Mi voz es baja. - Entonces no actúes como si no lo supieras. Dile

a tía Flora que hoy no podré quedarme en el café. Me empieza a doler la cabeza. - Te toca a ti, yo me quedé toda la semana. Ella sonríe burlonamente. - Genial, ya estás acostumbrado, ¿no? Y tengo cosas mucho más

importantes que pasar todo el domingo sirviendo a la gente. Me levanté y ella ya estaba saliendo por la puerta. "No puedes hacer esto", digo en voz alta, con odio. Ella se da vuelta y sonríe. - O puedes decir la verdad. Que no soporto ese café, ya sabes, eso no me importa. - Sabes que no le voy a decir eso. - Mi voz

sale más áspera de lo que pensaba. - Sí, lo sé. Y mi hermana se va. Me quedé mirando la puerta con incredulidad de que ella hubiera hecho eso. Subo a nuestra habitación y quiero gritar de frustración, pero me controlo. Luego decidí prepararme para ir a trabajar. Cogí unos vaqueros y una camiseta blanca, un grueso

abrigo marrón y fnalmente una gorra negra. Le dejé una nota a mi tía informándole que hoy abriré el café y me iré. Estoy caminando por la acera de piedra. La ciudad no es grande, pero sí muy hermosa. A veces me

siento como en una película de época, ya que la ciudad ha conservado muchas de sus casas antiguas. El centro está lleno de ellos. Aquí en esta ciudad todo gira en torno a la empresa Stone, una enorme empresa

que tiene su sede aquí. Más de la mitad de los empleos provienen de allí, la otra mitad proviene de turistas.

Cada año hay una festa regional que dura un mes entero. La ciudad se llena de gente, lo cual es genial para nuestra tía. Escucho un fuerte ruido de motocicletas y veo tres motocicletas circulando a toda velocidad por

la plaza central. Puse los ojos en blanco ante esa escena. Caminé un poco más y me detuve frente a la antigua mansión que ahora es el café de mi tía, la fachada no es gran cosa, pero cuando entras es cuando ocurre la magia. La propiedad está construida íntegramente en madera oscura. Abro las dos puertas dejando

entrar el viento, seguido de las viejas ventanas de madera. Pero se parece a esas tabernas antiguas, sonrío.

porque todo lo antiguo me fascina. Empecé a limpiar las mesas y al rato empezaron a llegar los empleados.

- Hola Ella. - Dice Nicole, recogiéndose el pelo en un moño. - Pensé que hoy vendría tu hermana. "Ella no.

puede venir", miento. - Ok, cualquier cosa llámame, empezaré a preparar las cosas. Entra en la cocina y al cabo de un rato huelo a pastel, café y canela. Voy detrás del mostrador. Nicole se dedica todo el tiempo a poner las cosas en su sitio, hay tartas, dulces de todos los sabores y tamaños, tartas saladas que con solo

mirarlas se me hace la boca agua. [1] Me entrega bandejas llenas de macarons de todos los colores. Los coloco en la ventana que da a la calle, además de diversas tartas y dulces. A las 10 de la mañana la tienda ya está llena, llegan mi tía y tres empleados más, lo que me da un pequeño respiro. Me senté a la mesa y

disfruté de un delicioso capuchino casero de chocolate y canela. Cerré los ojos y sentí el dulce olor invadir.

mis sentidos. Ya casi termino cuando veo entrar a una persona con un abrigo rojo. Me levanté y vi a Bella.

pero lo que más me sorprendió fue su cabello. Entonces la enfrenté. - ¿Qué hiciste con tu cabello? Se aferra.

al mechón ahora increíblemente corto. Lo que era cabello rubio hasta la cintura ahora es un bob.

increíblemente negro, todavía no puedo creer lo que ven mis ojos. - ¿Te gustó? Dice acercándose al mostrador donde está mi tía. Voy tras ella. - ¿Por qué? Ella me mira. - Creo que sabes por qué. No respondo.

pero sé que debe ser porque ambos nos parecemos mucho, pero hasta ese momento no me había dado cuenta de lo mucho que le molestaba. Me quedé en silencio. - Te ves hermosa con tu cabello así. Dice mi tía

sonriéndole, Bella responde con una sonrisa. - Lamento no haber ayudado hoy, tía, pero Ella dijo que no sería un problema. Puse los ojos en blanco y recogí la taza que todavía estaba sobre la mesa. Voy a la cocina y veo

a Nicole revolviendo una sartén llena de chocolate derretido. El olor era maravilloso. - ¿Qué sucedió? ¿Por qué.

te ves así? Le doy una pequeña sonrisa forzada. - No es nada, estoy bien, solo pienso en mañana. - Puedes.

estar tranquilo, sé que te irá muy bien. -Eso espero. - Me acerqué quedándome a su lado. - No sé qué estás haciendo, pero hueles maravilloso. - Ella sonríe. - Estoy haciendo salsa de chocolate para el pastel de

zanahoria que está en el horno. - En serio Nicole, estoy segura que para fn de año pesaré cien kilos y será culpa tuya. Ella sonríe y me da un poco de chocolate para probar. Me quedé en el café hasta las cuatro de la tarde, después me fui a casa, me duché y me fui a tumbar un rato, porque los pies

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