Christopher no solamente es el Alpha Supremo del mundo, o uno de los primeros líderes de las cuatro manadas más poderosas en la tierra. Tambíen es un lobo que ha vivido más de medio milenio en completa soledad. Nunca pensó que al perder una apuesta con su propia gente, lo llevaría a cambiar su vida por completo. Andrea perdió a toda su familia en el momento más difícil de su vida. Luchó contra la tristeza pensando que había ganado. Jamás se imaginó que un sexy profesor extranjero se colará a su casa, transformará en hombre lobo y convirtiera en una reina para el mundo sobrenatural.
•Gotas de lluvia•
-Mis zapatos se llenaron de lodo- es la octava vez que la escucho quejarse. Me cruzo de brazos deteniendo nuestros pasos. . Un bufido cansado sale de mis labios al cerrar la sombrilla.
-Tu fuiste la que me invitó a tomar un café Lucy, así que no te quejes- mi amiga rueda los ojos y yo niego con la cabeza buscando un lugar donde sentarnos. Le señalo una mesa alojada frente al ventanal de la cafetería.
Caminamos hasta allí para tomar asiento, hay muy pocas personas en la estancia dado que a empezado a llover, últimamente el clima a tenido cambios de humor muy drásticos.
¿Será a caso bipolar?
En los meses de junio empiezan las temporadas de lluvia y aunque amo este clima, tiende a ser demasiado tedioso cuando no tienes coche.
-Buenas tardes chicas, ¿qué les puedo ofrecer?- Pregunta la mesera que llega a tomar nuestros pedidos. Me quedo observando un pequeño moretón en su hombro descubierto, varios escenarios de ella se vienen a mi mente.
Quizás se golpeó con un objeto.
Quizás práctica algún deporte arriesgado. Incluso podría pertenecer al equipo de danza regional donde, los ensayos son algo bruscos.
O quizás su pareja la maltrata.
-Yo quiero un descafeinado y una dona de chocolate- la joven anota el pedido de mi amiga y regresa la mirada hacía mí. Sonrió amablemente. Nunca sabes cuándo una sonrisa puede mejorar el día de una persona.
-Un capuchino y una galleta de avena con nuez estarán bien- .Asiente con la cabeza y después de decir que nuestro pedido estará listo en cinco minutos se aleja.
-No puedo creer que estamos a dos semanas de salir de terminar el curso, vacacionar y la profesora Martínez se haya ido con un permiso a California.
-Su hija se va a casar, era obvio que tenía que estar allá. Ve el lado positivo, quizá la siguiente profesora no te repruebe por decirle que su esposo se divorció de ella dado su carácter de mierda-.Me cruzo de brazos y levanto una ceja, Lucy hace una mueca dejando caer su cabeza sobre la mesa.
-Ni me lo recuerdes, necesito un diez este semestre si no quiero tronar el curso.
-Como lo dije, quizá la siguiente es la vencida- me encojo de hombros. En ese momento llega la chica que nos atendió y trae nuestros pedidos. La castaña le dio las gracias antes de empezar a comer.
Mi atención se centra en la ventanilla que está al frente, veo como la lluvia empieza ha parar y grandes pero pocas gotas resbalan en el vidrio. Los olores a café, panecillos y tierra mojada se filtran por mi nariz, cierro los ojos soltando un suspiro casi inaudible.
-¿Estás bien?- Los abro de vuelta solo para encontrarme con la mirada tan peculiar de Lucy, asiento con la cabeza y levanto una galleta sonriéndole. El sabor dulce de la vainilla es mi favorito.
-¡Oh! Casi olvido preguntarte ¿Cómo te fue en la cita con el
Médico?- Trago saliva y muerdo mi labio inferior nerviosa. En verdad no quiero hablar de ello, pero sé que Luciana es más terca que yo y no dejará de insistir.
-Pues...- arrastro la palabra alargándola más de lo debido.-Me fue bien en lo que cabe, aún debo llevar un control en los medicamentos y de más- hago un ademán restándole importancia.
-No creí que la anemia fuese tan problemática, llevas más de dos meses con ella-. Me volví a encoger de hombros dándole poco interés.
-Es menos molesta que el período, se va a enfriar tu café- apunté. Una vez terminamos nuestra bebida, pagamos la cuenta, salimos con cuidado del local, no quería resbalarme y caer de trasero por los charcos de lluvia en la banqueta. La lluvia cesó aunque no completamente, aún pequeñas gotitas de agua fría caían como brisa empañando mis lentes.
El camino a casa es calmado y silencioso, deben ser alrededor de las siete de la tarde, el cielo está nublado y hace ver más oscuro todo, a pesar de que la estrella de fuego a esta hora aún desprende rayos iluminando las calles.
-No quiero que sea mañana. ¡¿Por qué el domingo tenía que ser tan corto?! ¿Qué tal si la siguiente profesora es una de esas horribles maestras que salen en la televisión?
-Luciana eres muy Dramática- acusé,
Ruedo los ojos. Cruzamos hacía la siguiente calle en la cual se aloja
mi pequeña casa. -¿Cómo sabes si no llegará un guapísimo profesor como en las novelas de Escritlibre? Nos miramos a la cara y una estruendosa carcajada sale de nuestras gargantas.
-Sigue soñando- comenta.
-¿Por qué?, todo puede pasar-
Sonrío de lado.
-Si seguramente, y mucho más probable aquí en México. El día que eso pase, veré a un profesor de educación física con un estupendo abdomen marcado, y no comiendo frituras mientras nosotros damos vueltas a la cancha- reí negando.
-¿Estás discriminando a nuestro
País?- Me llevo una mano al pecho y hago una seña de ofensa.
-¡Por Dios Andrea!-. Levanta sus manos siendo exagerada- Si llegase a pasar eso ten por seguro que sería en ciudades como Nueva York, Inglaterra o Alemania. Aquí ningún dios griego va a venir para darle clases a unos intentos de adultos jóvenes universitarios.
-Si tienes razón, mira ya llegamos a mi casa-.Dije rápidamente para cambiar de tema, mis estados de ánimo bajan y suben de una forma impredecible.
-Bien, nos vemos mañana, me quedaría pero mamá quiere que esté presente para ver el boxeo con papá-Asentí con la cabeza y me despedí de ella como normalmente lo hago.
Luciana vivía a dos calles más adelante que mi casa. Una vez se perdió de mi campo de visión me dispuse a buscar mis llaves en mi bolsa, al encontrarlas las metí en la cerradura y giré está abriendo la puerta. Entré a mi pequeña casa de una sola habitación, coloqué el seguro colgando las llaves a lado, suspiré un tanto agobiada, encendí la pequeña pantalla plana en el canal de dibujos animados. Hacía que la sala fuese un lugar un poco más acogedor.
Me quité la chaqueta de cuero café claro a junto con la blusa de mangas violeta, entré al baño abriendo la llave de la ducha dejando salir el agua en espera de que está se regulará. Desprendí de mi cuello el collar que traía al igual que los aretes, dejé mis lentes sobre la tapa del retrete mientras retiraba todo rastro de maquillaje de mi rostro para después desnudarme y entrar a la ducha. Usualmente me miraba algunos años más joven sin ese maquillaje, tantas capas, tantos colores vividos, me hacían sentir segura.
El agua tibia relajó de inmediato mi cuerpo, me recargué en la pared cerrando los ojos y pensando. Luciana estaría en estos momentos llegando a su casa, saludando a sus padres y compartiendo tiempo con ellos. Muy en el fondo deseaba tener ese tiempo con mi familia, pero sabía que mi tiempo ya había pasado.
Salí de la ducha diez minutos después, sequé mi cuerpo envolviéndolo en mi bata de ducha. Mi mirada quedó centrada en mis brazos, en especial, en esas finas cicatrices de lecciones que la vida me dio. Cumplí diecinueve años hace unos meses, Luciana y su familia me hicieron una fiesta sorpresa, debo admitir que sin ella, yo no estaría aquí, ha sido mi fuerte, más que amiga es una hermana para mí.
Me pongo mi pijama, la cual consiste en un shorts de seda negro y una blusa del mismo material con mangas hasta los codos. Tomo mi celular y voy descalza hasta el único sillón que hay frente al televisor. Reviso algunos detalles que Norma me ha mandado, ella es la encargada de una tienda de ropa en el centro, trabajo allí ayudando a las personas a encontrar ciertas prendas y organizando los conjuntos de los estantes. Ese empleo eso único que me sostiene, agradezco a la beca que pude sacar hace más de un año, pues con ella he pagado la universidad todo este tiempo.
Asisto a clases desde las nueve de la mañana hasta la una de la tarde, Lucy y yo compartimos clases, ambas estudiamos Filosofía y Letras en un programa limitado. Una carrera cuyo título no es tan importante en nuestro país. Aún así, nos arriesgamos a ser la diferencia. Cuando estas terminan trabajo de una a ocho de la noche todos los días a excepción de los domingos que es mi único día libre.
Luego de ver alguno que otro programa en la TV, empiezo a leer, sin embargo la curiosidad por saber quién será nuestro nuevo asesor en el cierre de las clases, me pone ansiosa. La alarma de mi celular me recuerda que debo tomarme los medicamentos para la anemia, no me gusta tener que medicarme y odio las pastillas, pero es algo diario que he estado haciendo desde hace un mes cuando se presentó esto. Desde entonces uso maquillaje todos los días, pues mi piel ya era pálida antes, y ahora con esto tiendo a parecer un muerto viviente.
Cuando el sueño no me permite seguir despierta, considero que es momento de ir a dormir, me salgo de mi aplicación para leer y apago las luces dejando solamente una lámpara encendida en el corredor. Me cepillo los dientes y recuesto en mi cama, a lado de esta hay una ventana la cual suelo mirar hasta que mis ojos se cierran.
Él es el gran Alpha de Alemania. Ella, una humana esclavizada. Él fue libre toda su existencia. Ella, estuvo cautiva cinco años sin poder salir de casa, su padre la había vendido al peor hombre que Eider pudo conocer. Ikender perdió la esperanza de encontrar a su Luna desde hace cuatro siglos. Hasta que la encontró a herida y a punto de morir en las vías del tren. Deberá dejar su disgusto por ser humana atrás si quiere salvarla. La bestia está furiosa, la bestia buscará la sangre de quienes lastimaron a su alma gemela. La bestia está lista para convertirse en cazador.
Él, con una actitud arrogante que cree que ha nacido para que complazcan todas sus exigencias. Que no le importa pisotear la dignidad de ninguna otra persona con tal de obtener lo que desea y pretende que lo traten como un Dios, se encuentra con la horma de su zapato. Ella, estudiante de abogacía y que odia a los hombres con una personalidad como la de él, tiene la mala suerte de caer en su estudio para realizar sus pasantías y desde el primer minuto se odiaron. Pero dicen que del odio al amor hay un solo paso y estos dos, dieron mucho más que uno. Ana, sin saberlo, se convertirá en su objeto de deseo y se verá envuelta en su apariencia depredadora que logrará obnubilarla y poner a disposición su voluntad logrando arrodillarse a sus pies. “Deseo, pido y obtengo” una frase que define a este hombre.
Lascivia. Lujuria y Deseo Las vacaciones acabaron y Rachel debe volver a su puesto como teniente en el ejército de la FEMF, encontrándose con que la central de Londres no es lo mismo. Llegó un nuevo coronel, soberbio y con una belleza que no parece humana. Hombre que no tiene ojos sino dagas de acero que la ponen entre la espada y la pared al sentirse tentada por su superior. Ella sabe que no es sano, bueno, ni correcto sencillamente porque quien incita deseos impuros es el mejor amigo de su novio; Bratt Lewis. Christopher Morgan no es solo el coronel, verdugo y dictador del ejército más importante del mundo, tambien es el terror de la mafia italiana y a futuro el arma que dañara al que predica ser su hermano. Él tenía claro a lo que iba, pero Rachel despertó tentaciones sexuales regidas por aquel pecado desconocido llamado lascivia, demostrando que en cuestiones de pasión no hay amigos, alianzas ni compromisos. Él esta casado y ella sueña con lo mismo, pero la tentación desencadenará entre ellos un torbellino de pasiones, lujurias y deseos que solo viven aquellos que se hacen llamar amantes. "Sus actitudes son las de un desalmado sin sentimientos, pero su físico... Joder, su físico me humedece las bragas." Mafias, ejércitos secretos, infieles, adicciones y engaños. ¿Complicado? No, complicado es convivir con la tentación hecha hombre.
La vida de Candice dio un extraño giro la noche de su boda. Su marido, Greyson, no apareció para consumar su matrimonio. En su lugar, un desconocido irrumpió en su habitación y la violó. El matrimonio se convirtió en un infierno para ella. Mientras intentaba dejar atrás la pesadilla, su suegra aprovechaba cualquier oportunidad para desacreditarla. A Greyson, que debía apoyarla, le importaba un bledo. Al contrario, llevó a su amante a su casa. No pasó mucho tiempo antes de que Candice fuera expulsada de la casa. Todos pensaban que era una debilucha indefensa, sin saber que era una abogada extraordinaria. Llevó al hombre que la violó a los tribunales. Quería pagarle con la misma moneda. En el transcurso del proceso, descubrió estupefacta que el violador es el hombre más rico de la ciudad. Las cosas se le fueron rápidamente de las manos. El hombre intentó por todos los medios pedirle que se casara con él. Ella se dio cuenta de que se estaba buscando más problemas. ¿Cómo ella logría deshacerse de él pero acusarlo al mismo tiempo?
En las sombras de la noche, en Caldwell (Nueva York), se desarrolla una sorda y cruel guerra entre los vampiros y sus verdugos. Y existe una hermandad secreta de seis vampiros guerreros, los defensores de toda su raza. Ninguno de ellos desea aniquilar a sus enemigos con tanta ansia como Wrath, el campeón de la Hermandad de la Daga Negra… Wrath, el vampiro de raza más pura de los que aún pueblan la tierra, tiene una deuda pendiente con los que, hace siglos, mataron a sus padres. Cuando cae muerto uno de sus más fieles guerreros, dejando huérfana a una muchacha mestiza, ignorante de su herencia y su destino, no le queda más remedio que arrastrar a la bella joven al mundo de los no-muertos. Traicionada por la debilidad de su cuerpo, Beth Randall se ve impotente para resistir los avances de ese desconocido, increíblemente atractivo, que la visita cada noche, envuelto en las sombras. Sus historias sobre la Hermandad la aterran y la fascinan… y su simple roce hace que salte la chispa de un fuego que puede acabar consumiéndoles a los dos.
Fue un gran día para Camilla. Estaba ansiosa por casarse con su guapo esposo. Desafortunadamente, él nunca apareció durante toda la ceremonia. Se convirtió en el hazmerreír de todos los invitados. En un ataque de rabia, salió con un extraño en su noche de bodas. Se suponía que iba a ser una aventura de una noche. Pero para su sorpresa, el hombre se negó a superarla. La persiguió incesantemente como si le hubiera robado el corazón esa noche. Camilla no sabía qué hacer. ¿Debería darle una oportunidad? ¿O simplemente mantenerse alejada de los hombres?
Celia Kane proviene de una familia adinerada, pero perdió a su madre a una edad temprana. Desde entonces, ha vivido una vida difícil. Peor aún, su padre y su madrastra le tendieron una trampa para que ella se casara con Tyson Shaw en lugar de su media hermana. No dispuesta a aceptar su destino, Celia se escapó el día de la boda y, accidentalmente tuvo una aventura con un desconocido. Al día siguiente, ella se fue en secreto y, más tarde, su padre la encontró. Habiendo fracasado en escapar de su destino, se vio obligada a convertirse en la novia sustituta. Inesperadamente, su esposo la trató muy bien después de la boda. Celia también conoció poco a poco que él tenía muchos secretos. ¿Descubriría Celia que el hombre con el que se acostó era en realidad su marido? ¿Tyson sabría que Celia era solo una sustituta de su media hermana? ¿Cuándo iba a descubrir Celia que su anodino marido era en realidad un magnate misterioso? Descúbralos en este libro.