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Francesca nunca imagino que un día iba a tener que ocupar el lugar de su hermana al casarse con su prometido. Un arreglo que no pidió y nunca soñó, un matrimonio por conveniencia. Ahora sabe lo que se siente ser el premio consuelo. Marko Petrovich es un hombre acostumbrado a conseguir lo que quiere sin pedir permiso. Y había conseguido a la bella y elegante Vittoria Salvatore, una mujer deseada por muchos, pero solo destinada a él. Ahora ella había huido. Y él no se quedaría con las manos vacías, por ello acepto el trato de casarse con la menor de las Salvatore. Sin embargo, tiene un defecto, ella no es su hermana.
Francesca
Nunca imagine el cambio radical que daría mi vida, ni todo lo que una decisión que yo no había tomado afectaría mi futuro, nadie me pregunto, nunca lo hacen, deciden por mi como si yo fuera invisible para todos. Y lo fui de hecho, siempre a la sombra de mi hermana, la bella y exitosa Vittoria Salvatore, ella era la preferida, no yo, ella debía casarse con él, no yo.
Yo era una sombra.
Ahora ella se había ido y todo se había acabado para mí.
Miro fijamente mis vacíos y muertos ojos en mi reflejo, no hay manera de que pueda escapar a esto, mi padre había sido muy claro, no había sido un pedido, había sido una orden.
El compromiso de mi hermana era una alianza, la unión de los rusos y los italianos, cuando mi padre asumió el mando trato de buscar una especie de tregua, ponerle fin a un enfrentamiento que había durado años y que nos debilitaba cada vez más, cuando mi hermana se convirtió en la novia oficial de del futuro jefe de la familia Petrovich vio esa posibilidad materializarse frente a sus ojos.
Ellos reinaban en New york y nosotros en Washington, pero siempre fueron más poderosos, más ricos, más grandes.
Por años existió una guerra entre ambas familias, fue el poderoso Yuri Petrovich quien asesino a mi abuelo cuando disputaban la mayor parte del territorio de New York, luego de eso mi familia se fue a Washington donde termino asentándose y construyendo de cero su imperio. Siempre hubo enfrentamientos, asesinatos, disputas por todo tipo. Eso se terminó relativamente cuando en una fiesta Vittoria conocio al sucesor del imperio ruso al futuro Boss de la Bratva y lo deslumbro.
Este casamiento no solo daría una tregua definitiva, sino que haría que ambos clanes fueran indestructibles, sobre todo con otros clanes menores que siempre querían hacerse con el poder o al menos eso era lo que había escuchado decir a mi padre. No estaba muy involucrada en esos temas, porque no es como si me consultaran las cosas, básicamente yo era menos que nada en esta casa.
Pero mi hermana se había escapado cancelando ese compromiso y mi padre fue muy claro cuando me dijo que yo tomaría su lugar, esa alianza se llevaría a cabo sí o sí.
Marko Petrovich.
Lo había visto en varias ocasiones, al ser la menor yo no asistía a todos los eventos sociales, pero lo veía en las reuniones en casa, jamás me dedico una mirada más allá de la cortesía, pero no podía negar que era demasiado guapo para su propio bien, alto, musculoso, cabello castaño y unos ojos azules que eran el mismísimo infierno.
Si, era sexy, pero a penas y había tratado con él y me asustaba hasta la medula, todo él lo hacía, ahora yo debía sustituir a mi hermana en un matrimonio que nunca pedí y nunca quise. No era lo que había soñado para mí.
No quería ser la sustituta y fue a lo que me condenaron.
Ellos habían sido pareja más de tres años antes de comprometerse, tres meses atrás, eran la pareja perfecta ¿Cómo se suponía que yo iba a lograr eso? ¿Cómo habían aceptado con tanta facilidad que yo podía reemplazar aquello? ¿Cómo él había aceptado después de haber sido pareja de mi hermana?
Ella era la belleza, la inteligencia, la elegancia, yo no era más que la sombra pequeña de Vittoria, esto era una locura, todos se darían cuenta y seria la comidilla de todas las reuniones. Había tratado de imitarla mientras crecía, pero ahora ... ahora efectivamente no iba a ser más que una imitación, nunca sería la original, era una sombra de una imagen inmaculada.
Siempre menos.
Nunca suficiente.
Lo que mi hermana había hecho era considerado una traición y motivo de expulsión de la familia, no se humilla a la Cosa Nostra de esa manera y se sale indemne, pero ella era la preferida de mi padre y había luchado con uñas y dientes por su clemencia, no la dejaría desamparada, a cambio me entrego a mí.
Todo por la absolución de Vittoria.
Suspiro mientras me mido el vestido blanco de alta costura, me queda como una segunda piel, pero no es un vestido que yo usaría, no es mío, solo lo amoldaron a mi figura que es más pequeña que la de mi hermana.
Siento que quiero vomitar.
No importa lo que yo piense o sienta con respecto a este matrimonio al final del día, él siempre iba a ser suyo, incluso casándose conmigo, él siempre querría a Vittoria ¿Cómo voy a poder llamarlo legalmente mío sabiendo que su corazón siempre le pertenecerá a ella? Eso va a matarme, yo soñaba con mas, soñaba con romance, con amor, con alguien que me mirara y pensara que yo era su mundo.
Ahora solo soy la persona que se interpone entre él y la mujer que ama de verdad, voy a ser un reemplazo, un recordatorio de Vittoria constante, nunca podré salir de su sombra.
Siempre seré una réplica barata de ella, una sustituta.
Las lágrimas se acumulan en mis ojos al pensar en todo lo que ya nunca podre tener, nadie me ha besado nunca aun y esperaba que la primera vez que sucediera fuera con el chico que me gustara, quería sentir las mariposas en la panza y pensar que era mi príncipe azul.
Que jodida estaba.
Nada me pertenecía y lo iba a tener igual, miro a mi madre esperando inútilmente que intervenga, no va a suceder, porque jamás me defendió de nada, al igual que a mi padre no he podido mirarlos a los ojos, es demasiado desprecio cada vez que lo hago.
Por más que intente ignorarlo, ellos nunca me quisieron.
Días después de que Vittoria huyera mi padre se sentó frente a mí y me informó lo que había pasado y cual sería mi función a partir de ahora, me negué y discutí con cada gramo de fuerza que poseía, fue inútil, yo no decidía y mi opinión no contaba.
Cuando por fin me di cuenta que no había forma de salir de esto, derramé suficientes lágrimas como para rivalizar con una heroína de novela que ha vivido más desamores de los que una persona se merece.
Pero a medida que los días fueron pasando acercándose a este momento, me he ido entumeciendo.
Ni siquiera tuve la oportunidad de huir.
¿Cómo puedes vencer a un recuerdo? No se puede. Yo era el premio consuelo, la novia sustituta.
Lo peor de todo es que yo no era mi hermana.
Me miro a través del espejo y las ganas de arrancarme este vestido a pedazos cada vez es más fuerte y más persistente, tomo una larga exhalación y respiro, yo no era mi hermana y nunca lo seria, si iba a casarme con él, tendría que armarme de una coraza porque sabía que luego de ver como Marko miraba a Vittoria, al verme tendría esa mirada de decepción en su rostro, igual que la de todos.
Yo era menos de lo que quería, menos de lo que le habían prometido.
Yo no quería ser otra persona, nunca iba a ser mi hermana, Marko tendría que verme como era y si eso significaba que nunca me miraría dos veces, entonces que así sea.
Al fin de cuentas no entrabamos en este matrimonio por amor.
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