/0/15034/coverbig.jpg?v=20241230134638)
Yo soy mÃa. No pertenezco a ningún hombre. Nadie pondrá un mano sobre mi, y si lo hace.... Entonces, se topará con el fuego de mi ira. Segunda parte de NO SOY DE NADIE saga Soy.
Desde hace poco más de cuatro años vivimos aparentemente en paz. Digo aparentemente porque siempre vigilamos por encima del hombro, buscando una huella de nuestro mayor enemigo.
Mi hermana, Amira, se ve feliz. Es toda una madraza. Su esposo Amhed siempre está pendiente de su hijo Jasman. Ambos se notan muy enamorados.
Eso del amor no va conmigo. Mi corazón se ha vuelto de piedra. Yo jamás seré de nadie. Yo soy mÃa.
-¿En qué piensas, tÃa Basima? Hazme un cuento.
Jasman tira de mi falda, trayéndome de vuelta a la realidad. Estos momentos con mi sobrino son los mejores de mi vida.
-Estaba pensando en que... -sonrÃo mientras me le acerco muy lentamente- ¡en que te voy a comer!
Entre risas y correrÃas por el jardÃn de la mansión se nos va el tiempo. Los guardias que nos observan deben pensar que estoy loca... Pues que piensen lo que quieran.
Cuando ya hemos jugado por un buen rato, me dejo caer encima de uno de los bancos del jardÃn. Hacerme la muerta es uno de nuestros pasatiempos preferidos. Aunque Jasman sabe que no es cierto, siempre me sigue el juego; pero, esta vez, él ha tardado demasiado tiempo en reaccionar. Algo sucede, algo extraño.
Abro los ojos con lentitud, temerosa de que mis pesadillas más oscuras se vuelvan realidad.
Mi mirada se tropieza con dos hombres vestidos con sucios harapos. Uno de ellos sostiene a mi sobrino por los aires. Con una de sus enormes manos tapa la boca del niño mientras el pequeño se menea sin lograr escapar de su agarre.
Yo deberÃa pedir ayuda, pero la voz se me ha quedado atrapada en la garganta. De todos modos, aunque lograse gritar, dudo que los guardias me escuchen. Nos hemos alejado mucho de la casa.
-¿Y qué hacemos con la chica, Ramiro? -pregunta el hombre, que sujeta a Jasman, a su compañero.
Ambos intercambian una sonrisa burlona. Me recuerdan a aquellos malhechores que abusaron de mà hace ya algún tiempo.
-Se me ocurren muchas cosas divertidas, Pedro -responde el otro bandido mientras se me acerca.
Su mirada me desnuda a pesar de que llevo mucha ropa cubriendo mi cuerpo. Aunque hemos abandonado Arabia y sus costumbres para instalarnos por completo en España, no me he acostumbrado a la ropa occidental. Parezco una monja.
-Se viste como una monja.
Ramiro parece haberme leÃdo la mente. Ha dicho justo lo mismo que yo habÃa pensado.
-Pues vamos a arrancarle su tanto trapo y tengamos sexo con ella hasta que el coño se le rompa en pedazos. Ya se me está poniendo el miembro duro -añade Pedro.
Los ojos me traicionan. Se clavan en el bulto de su entrepierna. Es enorme.
Unas manos jalan mi blusa mientras otras me empujan. Doy un paso hacia atrás, tratando de alejarme, pero pierdo el equilibrio y caigo sobre el banco. La frialdad del mármol se clava en mis heridas recién hechas.
Ramiro se coloca sobre mà y se abre paso a través de la falda.
En vano forcejeo.
En vano clavo mis uñas afiladas en sus brazos.
En vano me revuelvo como fiera en celo.
Su cuerpo pesado aplasta por completo al mÃo. Me cuesta respirar.
Van a violarme una vez más. Lo peor es que será delante de mi sobrino.
Cierro los ojos ante lo inevitable, pero el llanto de Jasman me llena de fuerzas para pelear. Entonces, lanzo una patada a la entrepierna del hombre y logro hacerle a un lado. A toda velocidad, me tiro al suelo y corro hacia el bandido que sujeta a Jasman. Ya que mis puñetazos poco podrÃan dañarle, clavo mis dientes en su brazo, esperando un milagro.
-¡Déjale ir! -Forcejeo con fuerza mientras hablo de manera tropelosa, sin soltar el curtido pellejo del bandido.- Es solo un niño pequeño. Hazlo y te juro que haré lo que deseen.
El hombre que tengo a mis espaldas se levanta del suelo y se aferra a mi cintura. Me aprieta con rudeza, clavando sus enormes dedos en mi piel.
-¡No necesito tu consentimiento, perra! -afirma con furia-. Haré contigo lo que me dé la gana o si no...
El otro tipo coloca un cuchillo cerca del cuello de mi sobrino y yo asiento sin protestar. Temo que, de lo contrario, cumplirÃan sus amenazas.
Estoy perdida. Como oveja obediente me dejo guiar hacia el banco. Que esos bandidos hagan de mà lo que quieran. Lo más importante es la vida de Jasman.
De repente, un tercer hombre zafa el agarre que sujeta mi muñeca. Es alto, erguido y se mueve con aires de jefe. ¿Estaremos... salvados?
-¿Qué hacen, idiotas? -gruñe él con mal genio.
-Queremos divertirnos un rato con la chica. ¿No se puede? -masculla el sujeto que sostiene a Jasman.
-¡Por supuesto que no! -exclama el tercer hombre sin siquiera mirarme-. Estamos demasiado cerca de la mansión de Amhed Hassim. Los guardias notarán la ausencia de estos dos en cualquier momento y vendrán hacia acá. Nuestro hombre infiltrado no les despistará eternamente. Cuando eso suceda, estaremos en desventaja, pues ellos son más que nosotros. Además, tenemos una misión y hay que cumplirla. Dejen ya de actuar como un par de niños.
Aún no me calmo por completo, aunque ya no siento tanto miedo. Al parecer este sujeto no es un desalmado.
Levanto la cabeza con lentitud. Quiero agradecerle, pero antes de que consiga hablar, él da una orden.
-El objetivo es el niño. ¡Maten a esa mujer y dejen que las auras se alimenten de su cuerpo!
-¿Por qué matarme? -pregunto al instante y sin titubear aunque, por dentro, todo me tiembla-. PodrÃa serles más útil si vivo. Conmigo, el niño no les ocasionará problemas. Prometo no darles trabajo y complacerles en todo lo que deseen.
Ando muerta de miedo, pero no lo demuestro. Por amor a Jasman soy hasta prostituta.
Los dos hombres miran al tercero de ellos, esperando la confirmación.
-Lo que dice tiene cierta lógica -afirma Ramiro-. De ese modo, la perra pagará el daño que me hizo.
El hombre roza la mordida de su brazo, de donde, aún, brota la sangre.
-¡He dicho que la maten cuánto antes! El jefe pidió que le llevásemos al niño. Eso es lo que haremos-insiste el tercer hombre con voz de trueno.
Los dos subordinados se miran entre sà buscando el valor para cumplir la orden. Pasa un segundo, dos, tres... Ninguno de nosotros se mueve. Yo siquiera respiro.
-Hazlo tú, Ramiro -indica el jefe-. Será como aplastar una cucaracha.
Las manos de Ramiro tiemblan. Se ha puesto demasiado pálido. Por un instante, pienso que me defenderá, pero son solo sueños. Él no duda en empuñar la pistola y colocarla en frente de mi rostro.
-¡Dispara, pendejo! -Repite el tercer hombre.
Jasman se tapa los ojos para no ver.
-¡Ponte de rodillas! -me ordena Ramiro.
El miedo no me controlará. Si ha llegado mi hora de morir, lo haré con la frente en alto.
-¡Dispara! -le digo-. Jamás me arrodillaré delante de un bandido.
El hombre acerca aún más el arma y chilla:
-¡Es una pena que tenga que matarte, maldita perra! Me encantarÃa quitarte las malas pulgas, esas que tienes, pero lo ha ordenado Gustavo, y las órdenes siempre hay que cumplirlas. ¡Adiós! ¡Nos vemos en el infierno!
Amira Salem est une jeune arabe qui incarne l'accomplissement d'une prophétie. Son père l'engage en mariage, mais quelques jours avant le mariage, sa vie change. Au milieu d'agressions armées, d'enlèvements et d'une marche à travers le marché noir des esclaves, elle rencontrera le plus grand ennemi de sa famille, un jeune homme poussé par la vengeance qui la déteste juste pour ce qu'elle est.
Yo soy mÃa. No pertenezco a ningún hombre. Nadie pondrá un mano sobre mi, y si lo hace.... Entonces, se topará con el fuego de mi ira.
Amira Salem es una joven árabe que personifica el cumplimiento de una profecÃa. Su padre la compromete en matrimonio, pero pocos dÃas antes de la boda su vida cambia. En medio de asaltos armados, secuestros y un paseo por el mercado negro de esclavas conocerá almayor enemigo de su familia, un joven guiado por la venganza que la odia sólo por ser quien es. En algunas plataformas, esta historia aparece con el nombre Yo soy mÃa.
Dante es un mujeriego que escuda su mala conducta tras una maldición familiar. Cuando la aversión de los habitantes del poblado le obliga a marchar a la ciudad, se reencuentra con las dos muchachas más importantes de su pasado: Jimena, la que le dio calabazas y Patricia, su única amiga. Esta última afirma haberse convertido en una bruja y le concede tres deseos. Ya sea utilizando el Manual de Conquistas y Reconquistas de la reconocida psiquiatra Nambindengue o echando mano a la improvisación, Dante tendrá que replantearse su estilo de vida. En algunas plataformas, esta historia aparece con el nombre Mujeriego maldito.
El dÃa de su boda, Khloe fue inculpada de un delito que no habÃa cometido por su hermana y su novio. Fue condenada a tres años de prisión, donde soportó mucho sufrimiento. Cuando finalmente liberaron a Khloe, su malvada hermana utilizó a su madre para obligarla a mantener una relación indecente con un anciano. El destino quiso que Khloe se cruzara en su camino con Henrik, un elegante y despiadado mafioso, asà cambió el curso de su vida. A pesar de su frialdad, Henrik querÃa a Khloe como nadie. La ayudó a vengarse de sus enemigos y evitó que volviera a sufrir acoso.
Kallie era una muda. Su marido la ignoró durante cinco años desde su boda, no solo esto, ella hasta sufrió un aborto por culpa de su cruel suegra. Tras el divorcio, Kallie se enteró de que su exmarido se habÃa prometido rápidamente con la mujer que realmente amaba. Sujetando su vientre ligeramente redondeado, se dio cuenta de que él nunca se habÃa preocupado realmente por ella. Decidida, ella lo dejó atrás, tratándolo como a un extraño. Sin embargo, tras su marcha, ese hombre recorrió el mundo para buscarla. Cuando sus caminos volvieron a cruzarse, Kallie ya habÃa encontrado una nueva felicidad. Por primera vez, él se humilló ante ella y le suplicó: "Por favor, no me dejes...". Pero la respuesta de Kallie fue firme y despectiva, cortando cualquier vÃnculo entre ellos: "¡Lárgate!".
Joelle pensó que podrÃa cambiar el corazón de Adrian después de tres años de matrimonio, pero cuando se dio cuenta de que ya pertenecÃa a otra mujer, ya era demasiado tarde. "Dame un bebé y te liberaré". Sin embargo, el dÃa en que Joelle se puso de parto, Adrian viajaba con su amante en su jet privado. "No me importa a quién ames. Ahora ya he pagado lo que te debo. A partir de ahora, no tenemos nada que ver el uno con el otro". No mucho después de que Joelle se fuera, Adrian se encontró suplicando de rodillas: "Por favor, vuelve conmigo".
El marido de Vivianna se casó con ella por su herencia, y después de quitarle todo lo que tenÃa, la mandó a la cama de un acompañante y le tomó fotos. La amenazó con divorciarse con esas fotos y la obligó a salir de su casa sin un centavo. Dejó su paÃs de origen en desgracia. Cuatro años más tarde, regresó a casa como Jefa de Diseño de Joyas y tuvo un hijo de tres años. Su niño genio le dijo después de bajarse del avión: "¡Conseguiré que el hombre más rico del mundo sea mi papá y te respalde!" Ella lo tomó como una broma, pero dos dÃas después, su asistente le dijo que el hombre más poderoso del mundo se habÃa robado a su hijo y la invitó a cenar. Al encontrarse, ese hombre sostuvo a su hijito y le dijo dominantemente: "Es mi hijo!".
Después de que Ellie recuperara su verdadera identidad, se encontró en un inesperado matrimonio con el Sr. Thorpe, un hombre lisiado que era despreciado por todos. Su exnovio infiel aguardaba su arrepentimiento, mientras los demás la miraban con sorna. Sin embargo, para Ellie, su aclamado bar no era más que un proyecto secundario. Su vasta colección de joyas parecÃa trivial. Los mejores diseñadores estaban a su disposición. PoseÃa autos de lujo, grandes mansiones e incluso islas privadas. TenÃa el poder de ganar prestigiosos premios y vengarse de su infiel ex y de la amante descarada de este. No obstante, para los extraños, su vida parecÃa aburrida, ensombrecida por la discapacidad de su marido. Un dÃa, el Sr. Thorpe se levantó de su silla de ruedas, incapaz de mantener la fachada por más tiempo. "Ya no puedo seguir fingiendo. Mi mujer es demasiado extraordinaria", declaró. Ellie, con las manos en la cintura y los dientes apretados, se enfrentó a él: "¿Y el divorcio que prometiste?". Tocándole suavemente el vientre ligeramente abultado, el Sr. Thorpe respondió en voz baja: "¡En tus sueños!".
Cuando Julianne Smith decidió vengarse de su ex esposo infiel, no pensó que acabarÃa destrozando el coche de William Covington, un guapo y rudo desconocido de aspecto peligroso y tatuajes por doquier que le promete hacer su vida de cuadritos producto de su error. Esperando no volver a encontrarse, su pequeño hijo llega a casa con su nueva amiga de escuela, sin imaginar ni esperar que aquella niña fuese hija del mismo hombre que le habÃa vuelto la vida un completo caos. Enfrascados en la amistad desbordante de sus hijos, William y Julianne se ven obligados a pasar más tiempo juntos, sin esperar que hubiesen más hilos conectados entre ellos de los que imaginaban, y que los llevarÃan poco a poco a desarrollar una intensa atracción imposible de evitar, aun cuando eran completamente diferentes.