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En la víspera de mi boda, mi prometido Mateo desapareció con todos los ahorros de mi familia y una crítica de arte. La deshonra fue demasiada. Mis padres sufrieron un accidente y quedaron postrados en cama, ahogados en deudas médicas. Rota y desesperada, fui a la finca de la poderosa familia de Mateo, los de la Vega, a exigir justicia. Sus padres me ofrecieron un vino y lo siguiente que supe fue que desperté en una habitación desconocida, rodeada por hombres que me agredieron y lo grabaron todo. Corrí hacia un acantilado, lista para saltar, pero la voz de Alejandro, el hermano de Mateo, me detuvo. Él se convirtió en mi salvador, castigó a mis agresores y se casó conmigo, prometiéndome amor eterno. Cinco años después, embarazada de cinco meses y ahora la respetada Señora de la Vega, mi mundo se vino abajo de nuevo. Escuché a Alejandro hablar, su voz fría como el hielo. No era el héroe que me había rescatado del abismo, sino el monstruo que me había empujado a él, el arquitecto de mi agonía. ¿Y si la salvación que creí encontrar fue solo una parte de su cruel plan para destruirme? Mi amor se convirtió en una furia helada. Esta vez, no sería una víctima. Jugaría su juego, pero a mi manera, convirtiendo el dolor en la venganza más dulce y mortífera.