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Los siete años con Alejandro prometían un para siempre, una historia de amor tejida con la más pura confianza. Pero esa noche, un mensaje en su celular lo destrozó todo: una foto íntima, casi desnuda, enviada por una tal Valeria, con un mensaje coqueto que heló mi sangre. Mi corazón se hundió cuando Alejandro, en lugar de indignarse, solo soltó una risita despectiva, "Ah, es Valeria, la nueva interna, no te preocupes". ¿Cómo podía su indiferencia doler más que la traición misma? ¿Por qué defendía a esa mujer que claramente intentaba seducirlo? Algo se había roto, y en ese instante, supe que mis siete años de amor habían terminado.