Una identidad olvidada y perdida, una inquebrantable voluntad. El bien y el mal son solo puntos de vista; cuyos ideales fueron repartidos por el mundo a través de la historia. Una falsa promesa para defender la libertad. Libro oficial de Tobi.
Capítulo 1: Prologo
La naturaleza, una interesante palabra para un mundo que en esencia es violento por naturaleza, donde la onomatopeya era abundante en esta existencia llena de vida, donde las flora florecía, dejando verde en gran parte de este planeta, al cual denominamos "Tierra". Ahora, estamos justo en una escena que podríamos decir épica, con un aura deprimente rodeando el lugar, pero lleno de vida. Un sendero se ubicaba en el centro, a sus costados habían pasto y flores que decoraban el verde, haciendo que no sea el único existente, ya que existían una variedad de colores en la flora, así como los distintos tipos de flores, cabe mencionar que, sobre esos verdes terrenos, habían arboles enormes, siendo un aproximado de 2 metros de alturas o incluso mayor. Dentro de ese sendero, se podía distinguir una oscura figura.
El astro lentamente alumbraba y observaba con atención, su aspecto no tan alto, no tan chico ni mediana, simplemente una altura promedio de 1.80, sin embargo, el sol era impaciente, queriendo ver la apariencia del extraño, incremento su brillar y como consecuencia, el brillo ilumino furiosamente al individuo casi apagando las sombras que los arboles daban al sendero. lo que vio se le hizo familiar, pero estaba totalmente satisfecho al haber saciado su curiosidad, después de todo la curiosidad era un impulso humano que oscila entre lo grosero y lo sublime. Siguiendo con la narración, El sol vio lo siguiente; Un yelmo semejante al de los medievales, un hueco sobresalía en el centro, lo que permitía al portador ver el exterior, también usaba una armadura plateada, en su coraza resaltaba una cruz parecida a la cruz de Dios, de la justicia. De su cintura hasta abajo, estaba usando un pantalón que también parecía ser placas de metales.
En su mirar, se reflejó su vasta ignorancia sobre el mundo que se encontraba; una ignorancia, donde la mente no tiene una luna e infinitas estrellas. Aquellos ojos luminosos que iluminaban alrededor del hueco del yelmo contemplaba lo que veía, un verde que no parecía acabarse, observo con curiosidad las bellezas de las flores, las hojas de los árboles que se movían minúsculamente, producto del viento que impulsaba esos pequeños movimientos. Saciando sin parar su curiosidad como si de un niño se tratase, sin embargo, dentro de su profunda mente culminaba un recuerdo, uno que no dejaba pista de su persona, simplemente un extraño nombre. Unas simples que habían marcado su vida, de una forma inconsciente. «Serás... Khaos... Misteryous».
Un recuerdo, que más que calmar su consciencia causo que su curiosidad aumentara, el querer quien era. No obstante, se sintió confundido, como cualquier ser vivo, dudo y se preguntó a sí mismo. ¿Por qué tenía aquellos extraños nombres? ¿Qué significados tenían y porque no otros? Y más preguntas prorrogaron en su interior, tras ese rostro de hierro, hubo varias expresiones que eran invisible al exterior. Después de cierto lapso, la entidad que finalmente descubrió su "nombre, Khaos, caminaba sin apuro algunos. Ignorante de ciertas cosas, los animales observaban su figuraba con curiosidad y con desconcertadas, escondidos entre los árboles, arbusto, lo que sea. Manteniendo sus distancias, percibían una extraña aura alrededor del guerrero, un aura que parecía tener juicio propio. No obstante, aquella extraña presencia emitía algo tenebroso, por cada paso que daba, su inconsciente poder se incrementaba y al mismo tiempo bajaba, no había control en ellos, sin embargos los seres habitantes de la naturaleza se vieron afectados, principalmente los que veían al guerrero y aquellos que estaban cerca de este.
Aquellos afectados por su presencia, estaban inquietos, a punto de explotar. Una poderosa locura comenzó a fluir en los instintos de los animales, afectando a herbívoros y carnívoros por igual, hasta que de repente, aquella emoción se desbordo y los animales sin explicación alguna comenzaron a matarse entre sí. Por otra parte, Khaos pudo presenciar dichos actos, no entendiendo por qué ni la razón de una matanza que no estaba destinada todavía al ciclo alimenticios, pues había ocasiones que un herbívoro matara a otro y se alimentara de su carne. La consciencia animal había desaparecido en su totalidad, ya no era nada más que un ser vivo salvaje y sin razonamiento, solo una fiera más violenta de lo que ya era. Más primitivos.
Ignorando la matanza salvaje, el guerrero continuo su camino, un camino sin rumbo y sin saberlo estaba en cerca de un pueblo, a medida que seguía avanzando observaba y contemplaba cada cosa que se encontrara en su camino, eso sí, sin parar de caminar incluso observo el atardecer y disfruto las hermosas vistas que el cielo ofreció, sin embargo, a medida caminaba esa aura invisible lentamente se fue desvaneciendo, sus instintos más profundos se calmaron. Hasta que la noche llego y no pudo evitar detenerse, busco un lugar donde descansar y cuando lo encontró, se sentó sobre una enorme roca y de allí, se recostó, acto seguido, sus ojos se fijaron en la oscuridad, lentamente vio como sus ojos captaron varias luces blancas en el cielo y un circulo gigantesco que parecía iluminar la infinita oscuridad siendo acompañada por las estrellas.
Las horas pasaron, y de nuevo, comenzó a caminar, siguiendo el mismo sendero con una mirada vacía y tranquila, observando con curiosidad la naturaleza. Luego de un tiempo, el guerrero freno su caminar, acto seguido, se sentó en el suelo, su mirada se fijó en un pueblo cercano, y una diminuta sonrisa habito en él. Su mirada pareció iluminarse por unos segundos, y de nuevo, camino hacia un nuevo destino, hacia el pueblo, después de todo, necesitaba saber dónde estaba.
Una identidad olvidada y perdida, una inquebrantable voluntad. El bien y el mal son solo puntos de vista; cuyos ideales fueron repartidos por el mundo a través de la historia. Una falsa promesa para defender la libertad.
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