Tras la muerte y desaparición de los últimos integrantes de su pequeña familia, Lydia termina en una familia de acogida, constituida por los nuevos del pueblo, todos del género masculino y con personalidades electrizantes. Lo que ella no sabe, es que ellos ocultan un oscuro secreto, el cual se relaciona con la causa de la muerte de los integrantes de su familia, y, en especial, con la luna llena y su luz. Nuevas amenazas aparecerán en la puerta de su vida, despertando con lentitud el lado sobrenatural que es parte de ella desde antes de nacer. Lado sobrenatural que muchos quieren, pero pocos son afortunados de poseer. ¿Alguna vez has escuchado hablar de los Vadook?
Chester Falle, 2017.
"Las calles están húmedas cuando corro por encima de ellas, llevo la vista sobre mi hombro con rapidez, ocasionando que mi cabello abofetee mi rostro, lo único que percibo son las manchas oscuras, grandes y borrosas que son mis perseguidores. Mis gafas se han caído en la carrera.
Aprieto el paso y llevo mi vista hacia el cielo, mis piernas se detienen de manera abrupta, así mi cerebro les ordene lo contrario, la luna está en lo alto y su luz maravilla a mis ojos, jadeo y caigo de rodillas sobre el asfalto, me falta el aliento, me siento eclipsada.
Es tan hermosa.
Grito cuando mis perseguidores me alcanzan y se abalanzan sobre mí, me debato debajo de ellos mientras mordiscos y rasguños mortales son esparcidos por mi cuerpo. Mi cabello obstruye mi visión cuando terminan conmigo, pero eso no impide que distinga un par de ojos sobrenaturales que me observan con desdén y ferocidad".
Abro los ojos de golpe, con la respiración agitada y el cuerpo tembloroso por la adrenalina que corre por mis venas, mi pijama, un sencillo camisón de algodón, regalo de mi madre de hace un año, se pega a mi cuerpo como si fuese una segunda piel gracias al sudor que emana de mis poros. Me incorporo con lentitud en la mullida cama y limpio las escasas lágrimas que escapan de mis ojos, empujo mechones de mi cabello detrás de mis orejas y enciendo mi lámpara en la mesita de noche, me pongo mis gafas y salgo de mi lecho.
La adrenalina recorre mi cuerpo, manteniéndome alerta a posibles, e inexistentes, peligros, por lo que voy hasta mi armario y saco un conjunto deportivo, lo coloco en mi cuerpo, ato mi cabello y las agujetas de mis tenis, y salgo de mi habitación, caminando de puntillas por el largo pasillo hasta salir de mi austero y solitario hogar, siendo recibida rápidamente por la tranquilidad del bosque y frescura que la noche ofrece.
Me adentro en el bosque, iluminando mi camino con la linterna que tomé de la mesa en mi hogar, y comienzo a estirar mis extremidades, y con ellas mis músculos, para evitar algún desgarre o esguince. Cinco minutos después mi coleta golpetea constantemente mis hombros y espalda al compás de mis pasos, siento mis mejillas comenzar a sonrojar ante el calor que de a poco va adoptando mi cuerpo conforme los minutos pasan mientras corro, la linterna sigue iluminando mis pasos, de manera intermitente, pero lo hace.
Cuando estoy cerca de llegar a la hora corriendo, eso equivaldría a estar cerca de Chester Lake, el lago del pueblo, el aletear repentino de una bandada de pájaros me hace mirar violentamente a mi derecha, encontrando a una sobra, masculina, corriendo a la par mía. Abro demasiado los ojos, alarmada, y miro hacia la izquierda, encontrando a otras dos sombras de la misma contextura, maldigo mentalmente y freno en seco, tropezando con mis propios pies y cayendo de bruces en el césped y lodo, gimo y escupo un poco de lo mismo, escucho a las sombras detenerse segundos después y pronto los tengo a mis costados, cierro los ojos, esperando lo peor, mientras tomo con dedos temblorosos una afilada roca.
- ¿Te encuentras bien?-Mi cuerpo entra en tensión apenas escucho la voz masculina que claramente se dirige a mí. No respondo.
-Qué golpe te has dado.
-No te vamos a hacer daño. -Interviene una tercera voz al notarme temblar como la copa de un árbol ante un huracán despiadado.
Bufo y me doy la vuelta lentamente, ocultando sabiamente la roca, y la silueta de una mano es extendida en mi dirección, la aparto y me levanto sola, frunciendo el ceño cuando la luz de una linterna me apunta directamente a los ojos, me alejo un paso y parpadeo continuamente, quintado el encandilamiento que ese acto ha dejado en mí, observo con asombro disimulado a tres adolescentes ante mí, calmando ligeramente mi terror al percatarme de su edad, dos de ellos parecen ser de la mía mientras que el tercer sujeto bien podría tener la edad de mi hermano mayor.
- ¿Por qué me seguían?-Es lo primero que sale de mis labios, enarco una ceja y cruzo mis brazos, ignorando olímpicamente su atractivo y manteniendo mis sentidos alerta.
-No lo hacíamos. -Enarco la otra ceja, dándole una mirada de obviedad, suspira. -Solo... vamos tarde al toque de queda.
-Y nuestro padre tiende a ser algo aterrador si llegamos, bueno, como a estas horas.
-Cuatro horas tarde. -Culmina la primera voz, que pertenece a un chico rubio oscuro de ojos Hazel, los cuales parece compartir con los otros dos.
- ¿Sí? Genial, ¿podrían decirme el apellido de toda su familia? Porque juro que jamás los he visto por aquí, y llevo mi vida entera en este pueblo.
-Somos nuevos en él. -Aclara el mayor de todos nosotros y esboza una media sonrisa matadora. -Puede que dentro de poco escuches de nosotros, así que nos presento: soy Jagger y ellos son mis hermanos, Shane y Tanner Smeed.
-De acuerdo, no los entretengo más, hasta pronto. -Me despido y les doy la espalda, una mano áspera al tacto me toma por el brazo, a lo que respondo por instinto.
Me giro con rapidez, la punta afilada de la roca entre los dedos, y hago un buen corte del pómulo a la mitad de la mejilla de Jagger, quien retrocede con sobresalto y me mira sorprendido, salto en mi lugar cuando me parece escuchar a sus hermanos gruñir.
- ¿Acabas de...?-No logro escuchar el final de la oración, ya que corro a toda velocidad de regreso a mi hogar, durante el camino vuelvo la vista a mis espaldas, verificando que el trío Smeed no me siga, lo cual no llega a suceder.
Cerca del amanecer llego a mi casa, entro con sigilo y me quito los tenis, borro con mis calcetines las huellas de lodo que había dejado, me quito estos también, y camino a mi habitación, tomo una toalla y me encierro en el baño, abriendo la regadera e introduciéndome en ella al instante. El agua corre por mi cuerpo mientras mi respiración agitada por la carrera se normaliza.
Minutos después, vestida y con el cabello goteando por mi espalda, humedeciendo con lentitud mi mochila, camino por el pasillo de mi casa hasta llegar a la cocina, donde sin mediar palabra alguna mi tío, hermano menor de mi padre, me tiende de mala gana una bolsa de papel marrón, dentro hay dos emparedados, uno de mantequilla de maní y jalea de cereza, y otro de queso rancio y jamón; junto a los emparedados hay una diminuta botella de jugo de naranja. Lo de siempre.
Salgo de mi morada y entro en la destartalada camioneta, antes perteneciente a mi padre, ahora de Adán, mi nefasto hermano mayor, quien pone en marcha el vehículo antes de que si quiera cierre la puerta, me lanzo contra el salpicadero, evitando caer fuera de la camioneta, y lo maldigo mentalmente mientras empujo por el puente de mi nariz mis gafas de armazón negro.
Disfruto de mi desayuno, el primer emparedado, mientras observo el camino hacia el instituto, al cual llegamos luego de quince minutos, bajo de la camioneta y sin mediar palabra con Adán, echo a andar hacia la entrada, fijando la mirada en el piso a mis pies, sintiendo las ya acostumbradas miradas indiscretas de todo el instituto, profesores incluidos, sobre mí.
Todo este silencio y aislamiento de parte de mis compañeros hacia mí empezó cuando las muertes de mis familiares se supieron por el pueblo, cuando ocurrió la primera muerte, la de mi madre, todos me dieron sus condolencias, pero para la tercera, la de mi padre, todos comenzaron a alejarse hasta llegar a ignorarme y esquivarme. Este pueblo es extremadamente supersticioso, por lo que todos creen que mi familia, o por lo menos los que quedamos en ella, somos portadores de la muerte. Estamos malditos en pocas palabras.
Bufo y sigo mi camino, llegando a mi casillero, donde introduzco mi almuerzo embolsado junto a algunos de mis libros, cambiándolos por otros, mientras los demás siguen con su rutina, cierro el casillero y me giro, todos vuelven a guardar silencio y me observan. Siempre están observándome.
- ¡Mejor amiga!-Sonrío de manera involuntaria al escuchar la voz de mi mejor amigo, Jameson Mason, quien me conoce desde los pañales y es el único que aún sigue a mi lado a pesar de todo.
-Hola. -Murmuro, él entrelaza su brazo con el mío y tira de mí a través del pasillo, comenzando a darme el reporte de chismes de la mañana.
- ¡Hay una familia nueva en el pueblo!-Exclama, con los ojos chispeantes de la emoción, inmediatamente pienso en el trío de hermanos que conocí anoche y mi corazón comienza a latir frenético en mi caja torácica debido al nerviosismo que me invade.
- ¿Sí? Qué bien.
- ¡Y lo mejor es que los menores de la misma estarán en nuestro instituto!
- ¿Dónde si no, Jameson?-Me mofo, recordándole con ello que Chester High es el único instituto en el pueblo, él pone los ojos en blanco, fastidiado, suelto una risa queda, la cual se ve interrumpida abruptamente cuando diviso a uno de los hermanos Smeed, quien mira directamente en mi dirección, prestando atención a cada uno de mis movimientos.
Trago con fuerza y me obligo a desviar la mirada de él, centrándola en mi mejor amigo, quien parece haber sido silenciado, sigo el camino de su mirada y me petrifico al notar la llegada de otros cinco chicos, entre ellos los Smeed faltantes, quienes saludan a Tanner, intercambian unas palabras entre ellos y luego viran su mirada hasta mi persona, me quedo sin aliento al observar el rostro de Jagger.
Está sin un rasguño.
Hope Green es una cazadora, la Cazadora, temida por muchos y querida por pocos. Ella ha sido entrenada desde que es una niña por tres despreciables brujas, quienes la han instruido en el arte de cazar, mutilar y matar. Debido a un pequeño desliz la Cazadora termina en garras de una poderosa manada, donde, entre sus integrantes, tanto licántropos como vampiros, aprenderá que no todos son como las criaturas que le pintaron de niña, así como también encontrará lo que buscaba sin saberlo. No todo será un camino de rosas, pues encontrará amigos con segundas intenciones, quienes solo la llevarán a sufrir constantes decepciones y dolores, tanto del corazón como físicos. ¿Estás dispuesto a conocer su historia?
A veces el amor aparece de la manera más inesperada y en la forma de la persona menos pensada. Para Daniel, la vida a sus 40 años es una rutina entre sus tres hijos y su cargo de CEO de la empresa familiar. El fallecimiento de su esposa lo deja inmerso en la tristeza; creando, con el correr de los años, una coraza fría a su alrededor. Deanna tiene una vida normal, trabaja medio tiempo y estudia en la Universidad de Artes porque quiere lograr su sueño: cantar en la ópera. Solo le falta un año para terminar su carrera cuando su amigo Harry le pide ayuda desesperado. Una antigua regla familiar le impide casarse con su novia, la cual está embarazada. Para hacerlo, Daniel, su hermano, debe casarse primero. Para ayudarlo con su problema Daniel y Deanna acceden a fingir una relación y un matrimonio. Son tan opuestos que la atracción es inevitable. Él encuentra en ella la calidez que faltaba en su vida y Deanna el amor luego de una ruptura desastrosa. Finalmente, Daniel puede volver a tener una familia. Pero hay muchos intereses ocultos que buscan separarlos y alejarlos. El viaje es difícil, deben enfrentarse no solo a terceros que les complicaran las cosas, sino también a sus propios miedos e inseguridades. No es sencillo equilibrar 15 años de diferencia. Pero el corazón tiene razones que la misma razón nunca entenderá.
Su marido traicionó a ella y todo el mundo la consideraba como una asesina. Abrumada por el odio, Maria se divorció de su marido, James, y se fue de la ciudad. Sin embargo, seis años después, regresó con el rival más destacado de su exmarido. Como un fénix que se reencarna de las cenizas, juró hacer que todos pagaran por lo que le habían hecho. Ella aceptó trabajar con él solo para vengarse, pero no se dio cuenta de que ya se había convertido en su presa. En un juego entre el amor y el deseo, ninguno de los dos sabía quién ganaría al final.
Carolina Navarro fue obligada por su padre a casarse con un hombre desfigurado para salvar a su familia de la ruina. Maximo Castillo tenía todo lo que cualquiera deseaba, hasta que un accidente aéreo destruyó su cuerpo, su alma y su relación, haciendo su vida desesperada. Sin embargo, independientemente de eso, todavía necesitaba una esposa y un heredero. ¿Podría funcionar un matrimonio entre estas dos personas? ¿Sería solo un matrimonio de conveniencia o crecería el amor entre dos almas heridas?
Janet fue adoptada cuando era niña, un sueño hecho realidad para los huérfanos. Sin embargo, su vida fue cualquier cosa menos feliz. Su madre adoptiva se burló de ella y la acosó toda su vida. La mucama que la crio le dio todo el amor y el afecto de una madre. Desafortunadamente, la anciana se enfermó gravemente y Janet tuvo que casarse con un hombre que tenía mala fama en sustitución de la hija biológica de sus padres para cubrir los gastos médicos de la criada. ¿Podría ser este un cuento de Cenicienta? Pero el hombre estaba lejos de ser un príncipe, aunque tenía un rostro atractivo. Ethan era el hijo ilegítimo de una familia rica que vivía una vida lujosa y apenas llegaba a fin de mes. Él se casó para cumplir el último deseo de su madre. Sin embargo, en su noche de bodas, tuvo el presentimiento de que su esposa era diferente a lo que había escuchado sobre ella. El destino había unido a las dos personas con profundos secretos. ¿Ethan era realmente el hombre que pensábamos que era? Sorprendentemente, tenía un extraño parecido con el impenetrable hombre más rico de la ciudad. ¿Descubriría que Janet se casó con él por su hermana? ¿Sería su matrimonio una historia romántica o un completo desastre? Siga leyendo para saber cómo se desarrolla el amor entre Janet y Ethan.
Dos años después de su boda, Ximena perdió el conocimiento en un charco de sangre durante un parto difícil, olvidando que su exmarido se iba a casar con otra persona ese día. "Nos vamos a divorciar, pero el bebé se queda conmigo". Estas palabras resonaron en su mente. Sabía que él no estaba allí para ayudarla, sino para quitarle a su hijo. Ximena preferiría morir antes que ver a su hijo llamar madre a otra mujer. Posteriormente perdió la vida en la mesa de operaciones con dos bebés en su vientre. Pero ese no fue el final para ella... Años más tarde volvió a encontrarse con Ramon, que ha cambiado mucho. Quería quedársela para él a pesar de que ya era madre de dos hijos. Y cuando supo que ella se iba a casar de nuevo, irrumpió como un loco. "Ramon, ya morí una vez antes, así que no me importa volver a morir. Pero esta vez, quiero que muramos juntos", gritó ella, mirándolo con angustia en sus ojos. Ximena pensó que él no la amaba y estaba feliz de estar fuera de su vida. Pero lo que ella no sabía era que la noticia de su inesperada muerte le había roto el corazón. Durante mucho tiempo lloró de dolor y agonía. Siempre deseó poder retroceder en el tiempo o ver su hermoso rostro una vez más. Todo esto fue demasiado para Ximena, cuya vida estuvo llena de idas y venidas. No sabía si debía volver al lado de su exmarido o seguir adelante con su vida. ¿Cuál elegiría ella?
Lenny era el hombre más rico de la capital. Estaba casado, pero su matrimonio no tenía amor. Accidentalmente tuvo una aventura de una noche con una extraña, por lo que decidió divorciarse de su esposa y buscar a la chica con la que se acostó. Juró casarse con ella. Meses después del divorcio, descubrió que su esposa estaba embarazada de siete meses. ¿La mujer lo engañó? Scarlet estaba buscando a su esposo, pero, por error, los dos pasaron una noche apasionada. Sin saber qué hacer, se escapó presa del pánico, pero luego descubrió que estaba embarazada. Justo cuando estaba lista para explicar lo que le había sucedido a su esposo, este le pidió el divorcio. ¿Descubriría Lenny que la extraña chica con la que se había acostado era en realidad su esposa? Más importante aún, ¿su matrimonio sin amor mejoraría o empeoraría?