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Nael es una joven que siempre ha conseguido lo que quiere gracias a sus propios méritos a pesar de provenir de una familia acomodada. Su vida es fuertemente impactada por un suceso que la lleva a tomar las riendas del negocio familiar, el mismo que la implica en un torbellino de emociones cuando conoce a Axel Lorenn. ¿Desgracia o suerte? No haberlo conocido, no era una opción. Es el destino.
«Hoy será un gran día. Hoy será un precioso día.» ese es mi mantra desde que he abierto los ojos esta mañana y todo eso debido a que el día de hoy tengo que presentar mi proyecto de danza artística a mi coreógrafo, Mark y también a unos importantes y muy famosos bailarines con academias a nivel internacional que vienen desde Francia y de los países de América Latina.
La danza, mejor dicho, el ballet en toda su expresión, es como una fuente de liberación para mí. Cuando lo practico me siento realmente viva por dentro y libre como nunca antes nadie. Todo empezó cuando tenía ocho años, mi madre me llevó a el parque para darle de comer a las aves como solíamos hacerlo todos los domingos, luego de unos minutos de haber llegado, frente a nosotros una chica de largas piernas empezó a danzar de una forma muy delicada, pero con mucha técnica y simplemente me quedé fascinada con tal forma de expresarse, era un espectáculo público, pero sentí que era una señal personal para mí, ahí empezó mi adoración por el ballet.
Esta oportunidad que se me está presentando es sin duda, lo mejor que me ha podido pasar en muchos años. Últimamente he estado muy estresada por el trabajo de la empresa junto a mi padre. Y hoy me ha dado el día libre para que pueda ir a esta presentación.
Me levanto rápidamente de mi cama y veo mi teléfono, son las seis en punto de la mañana. ¡Perfecto! Llegaré a tiempo, el evento empezará dentro de dos horas. Voy directamente hacia el cuarto de baño para preparar mi mente y mi confianza para este gran momento, me coloco frente al espejo y repaso cada uno de mis rasgos corporales: cabello largo, ondulado y de color castaño claro, ojos color café oscuro como los de mi madre, tez blanca como mi padre, mi cuerpo no es exagerado con sus atributos, pero me gusta tener lo suficiente de masa corporal como para lucir un escote o un pantalón ajustado.
- Hoy será un día genial, nada ni nadie lo va a arruinar- digo con una gran sonrisa en mi rostro que ni la persona más fuerte del mundo podría cerrar.
Me meto en la bañera y me doy un baño relajante, a medida que observo el reloj que está colgando en la pared del baño frente a mí, cierta ansiedad me recorre el cuerpo, cierro los ojos y empiezo a respirar profundamente para tratar de controlarme, cuando vuelvo a abrir los ojos y a ver la hora me doy cuenta que el tiempo ha corrido como un atleta olímpico.
¡Genial! Mi gran día va a empezar tarde.
Rápidamente me seco todo el cuerpo y mi cabello, me pongo de prisa mi ropa interior y me visto con unos pantalones vaqueros que había usado poco el día anterior porque fue lo primero que encontré y una blusa de tirantes, ato con mucha agilidad mis zapatos y me dispongo a peinar mi cabello que está un poco húmedo aún como si fuese una dona en la parte alta de mi cabeza, decido que no me maquillaré porque voy a sudar y lo más probable es que quede como un payaso triste al final de la función, calificaran mi talento y no mi cara. Cojo de mi cuarto de closet el atuendo que utilizaré para la presentación, que consiste en un vestido de color blanco, ajustado, con un precioso escote en la espalda y en la parte inferior del vestido, ni se diga, se levanta a mi alrededor con unas finas telas que parecen plumas. Yo misma lo diseñé.
Estoy orgullosa de mi trabajo, tanto como el día que por primera vez pude pararme de puntillas.
Bajo muy de prisa las escaleras y me percato que papá está sentado en su sillón favorito junto a la chimenea leyendo el periódico. Sonrío para mí al verlo.
No tengo palabras para describir a mi padre, físicamente le diría a cualquiera que tiene un cabello canoso, tez blanca y unos ojos de color café claro que deslumbran, lo que no puedo describir es todo el amor que siento por él. Siempre se ha preocupado por mi bienestar y por tener un lazo cercano conmigo. Me entiende y yo a él.
Toda su vida ha trabajado para mantener en pie la empresa familiar y lo ha conseguido con bastante éxito, me siento muy orgullosa de ello y espero llegar a tener algún día tal habilidad para los negocios como él considerando lo que me dedico a estudiar. Siento un poco de preocupación porque estos últimos días no ha ido a la empresa, no es que sea un adicto al trabajo como antes, pero han surgido temas de importancia, debido a su ausencia parte de su trabajo se ha transferido a mí. Sé que algo me está ocultando, pero no quiero ser intensa con él, en su momento me lo dirá.
-Buenos días, gordillo -digo terminando de bajar las escaleras.
-Buenos días, mi niña -me saluda mirándome y yo planto un beso en su mejilla.
Dejo mi vestido sobre uno de los muebles y me dirijo a la cocina a por un trozo de tarta de manzana, todos los días como un poco de la tarta de manzana que hace Lucy, ella era mi nana cuando estaba pequeña pero ahora es parte de nuestra pequeña familia, es como mi otra mamá, la quiero tanto, pero hoy no estará en casa, sólo vino a preparar la tarta y se fue porque su hija acababa de dar a luz y quiere conocer a su nieta.
Vuelvo a la sala y me siento en el mueble que se encuentra al lado de mi padre mientras como la tarta. ¡Amo la tarta de manzana!
- ¿Cómo estas, gordillo? -pregunto mientras me meto un bocado de la tarta a la boca.
-Bien, mi niña -dijo sacando la vista de su periódico y dirigiéndola a mí-. ¿Y tú?
-Pues bien, papá. Por favor acompáñame hoy. Sabes que es importante para mí y te necesito -digo dejando el plato en mis piernas y uniendo mis manos en forma de súplica.
-Nael, tu tío Marcos me llamó hace veinte minutos y me pidió de favor, que vaya a la empresa. Dijo que era urgente -me comunicó en tono nervioso.
Esa es una señal de que me estaba mintiendo, pero no dije nada al respecto porque no quería discutir con él y menos hoy.
-Está bien -acepto su mentira.
-Lo siento, mi niña, pero hoy no será -se disculpa.
Me levanto del mueble para ir a dejar el plato a la cocina, cuando vuelvo a dónde está mi padre, recojo mi vestido y camino hacia la puerta principal para retirarme.
-Nos vemos en el almuerzo, papá. Te quiero -digo un tanto molesta porque no vendrá.
-Te olvidas de algo, Nael -dice mi padre levantando la ceja izquierda.
- ¿Qué olvido? -pregunto un poco desconcertada.
-Mi beso -responde con una sonrisa de oreja a oreja.
Sonrío como una niña por las ocurrencias de este ser de luz y corro con mi vestido y mi bolso en una mano hacia sus brazos para darle un sonoro beso en la mejilla. De repente el enojo se me va, es que no puedo enojarme con él. Siempre me hace feliz, no importa que tan enojada esté, siempre sabrá como hacerme cambiar de parecer.
-Ve rápido, Nael. Seguro que estas llegando tarde -comenta mi padre entre risas.
- ¿Yo?... -dejo de abrazarlo y pongo una mano en mi pecho haciéndome la ofendida.
-Sí, tú. Ve rápido hija.
Mi padre tenía toda la razón, ya era demasiado tarde, me había olvidado de la hora, si no me apuraba llegaría cuando el evento se diera por hecho.
-Me voy, pero no porque tú me lo dices, sino porque yo quiero.
Salgo de mi casa y me monto en mi precioso coche, mi Mercedes Benz convertible, el mismo que obtuve gracias a mi esfuerzo y no gracias a mi ventaja de hija única.
Mi mantra de esta mañana no ha servido mucho, me sigo sintiendo muy nerviosa, no quiero fallar en esto, es simplemente lo que me gusta hacer y no quiero defraudarme. Siento como la piel se me eriza y trato de concentrarme en la carretera.
Cuando llego al auditorio de la academia, quedo impactada por lo que mis ojos logran ver. Se trataba de una chica de tez morena que se encuentra danzando, era tan flexible, que inmediatamente me siento como una piedra al lado de un elástico y las líneas que marcaban su cuerpo eran tan delicadas que parecía una muñeca de porcelana, simplemente era encantadora. ¿Cómo podría yo ganarle a esa técnica? Es evidente que ella se ha dedicado mucho a esto y yo apenas tengo tiempo para practicar y aún así decidí postular a este evento. Continúo observando su presentación y en un hilo de segundo ella pierde el equilibrio y cae. Se puede escuchar inmediatamente un gran lamento con algo de tristeza por parte de los espectadores. Ella hace una mueca de dolor, intenta levantarse, pero no puede, al parecer se ha lastimado el tobillo. El jurado le pide que se retire y ella empieza a llorar. En su mirada se nota la impotencia y la decepción que siente hacia ella misma, me da mucha lástima, pues lo estaba haciendo muy bien. Un momento estaba en la cima y al otro cayendo por un precipicio. Todo sucedió tan rápido.
Unos paramédicos llegan con rapidez hasta ella y la levantan en una camilla para luego llevársela.
Al recordar lo que le sucedió a aquella chica mis nervios vuelven. No quiero que me pase lo mismo.
-Alish Brooks -se escucha en los altavoces.
Mi mejor amiga es la siguiente en presentarse. Conocí a Alish el mismo día que decidí meterme a una academia de ballet, resulta que mi equilibrio no era muy bueno que digamos y tropecé encima de mi queridísima ahora mejor amiga, ella al principio lloró mucho porque calló y se golpeó la cabeza, le pedí disculpas y ella las aceptó y desde ahí, nos volvimos inseparables.
Miro a mi amiga salir al escenario y recuerdo que la siguiente persona en presentarse soy yo, me apresuro para entrar en los camerinos y cambiarme. Quiero ver a mi amiga dándolo todo en el escenario. Al salir de los vestidores y llegar nuevamente a la puesta en escena puedo notar como Alish ha mejorado su técnica y todo el esfuerzo y empeño que le ha puesto a este proyecto de danza. Las expresiones del rostro de Alish son realmente convincentes, ayudan mucho sus ojos color verde esmeralda y sus largas piernas marcan de una manera limpia cada movimiento que hace. Es maravillosa en esto.
Al terminar su turno las personas se ponen de pie y aplauden con mucho entusiasmo al igual que lo hago yo. Mientras aplaudo escucho mi nombre por los altavoces y me quedo congelada, los nervios se vuelven a presentar.
-Nael Laúz. Último llamado -suenan nuevamente los altavoces.
Salgo corriendo hacia el escenario con la mirada hacia abajo, realmente me siento un poco intimidada por el jurado, pero es hora de que demuestre todo el sacrificio que he tenido que hacer para estar aquí.
Levanto mi rostro para ponerme en la escena y lo que puedo ver es simplemente increíble.
Mi padre está en la primera fila con una sonrisa enorme y con un ramo de rosas blancas. Mis favoritas.
No me lo esperaba después de lo de esta mañana, estoy muy sorprendida y este gesto tan lindo de parte de mi padre me ha devuelto la fuerza y la confianza. Mi padre ha venido y quiero que se sienta orgulloso, pronto la adrenalina se apodera de mi cuerpo. Me coloco en mi posición inicial y doy la señal de inicio, inmediatamente empieza a sonar la música que había escogido para mi presentación.
Empiezo a ejecutar mi rutina, tal como lo había ensayado tantas veces en este auditorio y en el balcón de mi habitación, manos y brazos de un lado a otro como lo había idealizado en mi mente, movimientos cuidadosamente puestos en práctica, con fuerza, pero al mismo tiempo delicadeza, cuerpo flexible y equilibrado, danzando de un lado hacia otro, piernas firmes, pero con un toque suave, intensidad y confianza en el rostro. Solo yo existo en este escenario mientras mi cuerpo se deleita con cada movimiento que realiza, era únicamente yo el centro de toda la atención en el lugar.
Termino de presentar mi proyecto y me siento muy conforme con mi resultado independientemente de lo que opine el jurado, realmente considero que lo hice bien y para mí es suficiente. Estoy satisfecha conmigo misma y eso es lo que cuenta.
Al publico parece haberle gustado la presentación por la gran cantidad de aplausos que puedo escuchar y eso me pone muy contenta.
Bajo del escenario y rápidamente viene hacia mi Alish y Mark.
- ¡Amiga, lo hiciste genial! -dice Alish mientras me abraza fuerte y me obliga a dar pequeños brinquitos con ella.
-Tú no te quedas atrás -digo con sinceridad.
Ella realmente lo había hecho muy bien y también estoy alegre por eso.
-Ustedes van a llevar esta academia muy lejos -dice Mark con entusiasmo para posteriormente unirse al abrazo.
- ¿Será que puedo abrazar un momento a mi hija? -escucho la voz de mi padre.
- ¡Papá! -grito emocionada de verlo y me lanzo a sus brazos.
-Calma, mi niña. Casi me haces caer con todas estas rosas -dice mi padre devolviéndome el abrazo.
-Su hija es una excelente bailarina y Alish ni se diga, estuvo más que genial -comenta Mark a mi padre.
-Lo sé, muchas gracias por recordármelo -le dice a Mark, para luego darme un beso en la mejilla.
Me aparto suavemente de su abrazo apreciando el momento y él me entrega el ramo de rosas blancas que ha traído.
-No debías... -digo mientras recibo el ramo.
-Claro que debía, hija -me sonríe-. Alish, hija ¿Cómo has estado? -estira los brazos para saludar a mi amiga con un abrazo y ella responde a su pedido rápidamente-. Lo hiciste muy bien.
-Gracias Josh, siempre tan atento -sonríe ampliamente la chica de ojos verdes.
-De nada. Ya sabes, eres como mi otra hija -dice mi padre.
Decidimos sentarnos en los asientos reservados para los participantes que se encuentran en primera fila a esperar que se terminen de presentar las demás competidoras.
Una chica de cabello color rojo se acerca con paso determinado y rostro serio a nosotras dos y nos pide que subamos al escenario. Un escalofrío recorre mi cuerpo entero y miro a Alish para saber su reacción y se encuentra paralizada con la mirada fija en el escenario, es momento de reaccionar así que le pido a mi padre que me tenga las rosas y tomo la mano de Alish y la halo para que subamos juntas al escenario. Estando allí se une a nosotros otra chica de rasgos asiáticos y nos sonríe, Alish y yo muy nerviosas le devolvemos el gesto. Podría apostar que prácticamente somos las finalistas o las primeras en ser expulsadas, nunca se sabe como va a actuar el jurado de estos tipos de concursos. Desde aquí puedo observar como mi padre con señas me indica que todo va a estar bien.
Las tres estamos muy nerviosas, se nos nota, y mucho. Puedo diferenciar entre el jurado a un hombre muy alto de cabellera de color castaño claro y ojos verdes que nos observa muy atento mientras habla con sus demás colegas, asiente en repetidas ocasiones y luego sube al escenario con nosotros, le facilitan un micrófono y fija su mirada en nosotras. Siento que podría desmayarme en cualquier segundo.
-No tenemos por costumbre hacer esto, pero es un riesgo que decidimos correr como equipo de trabajo para formar algo maravilloso que es lo que estamos buscando. Las queremos en Francia dentro de un mes. Felicidades -dice sin ningún atisbo de alguna emoción en su rostro y se retira del escenario.
Los espectadores empiezan a aplaudir de una manera muy eufórica y se ponen de pie.
-Ha dicho que ganaron -grita la pelirroja con un gesto de diversión en el rostro desde los asientos de la primera fila.
En ese preciso instante las tres soltamos un grito tan fuerte que puedo asegurar que se escuchó hasta en la luna, estoy segura. Nos abrazamos y empezamos a saltar en círculos muy animadas. No me lo esperaba, luego de ver todas esas presentaciones tan magnificas, a decir verdad, no me lo esperaba. Mi corazón quiere salir de mi pecho por tanta emoción. Mi trabajo al fin estaba dando frutos y me siento muy orgullosa de ello.
Seguirme formando como bailarina en una de las mejores academias de Francia sería genial, aparte del tour todo pagado por París. Simplemente un sueño cumplido.
Bajo del escenario rápidamente y abrazo a mi padre con mucha emoción.
-Te invito a almorzar para brindar por esta meta. ¡Ganamos! -le expreso muy contenta.
-Te felicito. Lo conseguiste tú sola, y no tuve que pagarle a nadie -bromea y coge mi rostro con sus manos. Me mira por unos segundos y puedo notar sus ojos cristalizados, luego me da un cálido beso en la frente.
Soy consciente de justo en este momento esta deseando que mi madre esté aquí con nosotros tanto como yo.
-Gracias, gordillo -le dedico una sonrisa y me devuelve las rosas blancas que me había dado con anterioridad.
Alish se acerca a nosotros, mi padre la felicita por su victoria y la invito a almorzar con nosotros, pero se niega porque ya ha quedado con su novio Alan para aquello. Su querido novio, Alan.
- ¿Entonces vamos? -mi padre extiende su mano invitándome a tomarla.
La tomo con una sonrisa llena de emoción que no desaparece y salimos juntos del auditorio.
Mientras caminamos hacia la salida me explica que lo había traído, George, nuestro chofer y se podría decir que también guardaespaldas. Es n tipo que realmente infunde miedo con solo mirarlo, es muy alto y corpulento, lo podría comparar con una montaña de rocas.
Sigo sin poder creer lo que ha ocurrido, mi cuerpo está lleno de una energía extraña, no es que nunca haya conseguido lo que he querido, es solo que se siente tan bien cuando todo sale como un día lo deseaste y más aún cuando lo creías imposible. Me siento muy feliz.
«¿No es rara tanta felicidad?» me dice mi mente y decido eliminar ese pensamiento de inmediato. No hay definitivamente nada que me pueda arruinar esta felicidad y este día.
Mi familia era pobre y tenía que trabajar medio tiempo todos los días solo para pagar las cuentas y estudiar en la universidad. Fue entonces cuando la conocí, la chica bonita de mi clase con la que todos los chicos soñaban salir. Era muy consciente de que ella era demasiado buena para mí. De todos modos, reuniendo todo mi coraje, le dije que me había enamorado de ella. Para mi sorpresa, accedió a ser mi novia. Me dijo, con la sonrisa más bonita que he visto en mi vida, que quería que el primer regalo que le diera fuera el último iPhone de gama alta. Un mes después, mi arduo trabajo finalmente valió la pena. Pude comprar lo que ella quisiera. Sin embargo, la pillé en el vestuario besando al capitán del equipo de baloncesto. Incluso se burló despiadadamente de mis defectos. Para colmo, el tipo con el que me engañó me dio un puñetazo en la cara. La desesperación se apoderó de mí, pero no pude hacer nada más que tirarme en el suelo y dejar que pisotearan mi orgullo. Cuando nadie lo esperaba, mi padre me llamó de repente y mi vida cambió. Resulta que soy el hijo de un multimillonario.
Todo el mundo pensaba que Lorenzo quería de verdad a Gracie, hasta el día de la operación de corazón de su hija. Para sorpresa de Gracie, Lorenzo donó el preciado órgano que necesitaba su hija a otra mujer. Desolada, Gracie optó por el divorcio. Impulsada por su necesidad de venganza, Gracie se unió al tío de Lorenzo, Waylon, y orquestó la caída de Lorenzo. Al final, este se quedó sin nada. Consumido por el remordimiento, él suplicó por una reconciliación. Gracie pensó que era libre de seguir adelante con su vida, pero Waylon la retuvo con un abrazo. "¿Pensaste que podías abandonarme?".
Acusada de asesinato, la madre de Sylvia Todd fue considerada una traidora por toda la manada, condenando a Sylvia a vivir el resto de su vida sola y humillada como una humilde esclava. Lo único que quería la chica era demostrar la inocencia de su madre de alguna manera, pero el destino nunca parecía estar de su lado. A pesar de todo, Sylvia nunca perdió la esperanza. Como el futuro rey licántropo de todos los hombres lobo, Rufus Duncan poseía un gran poder y estatus, pero tenía una inexplicable reputación de ser cruel, sanguinario y despiadado. Sin que todo el mundo lo supiera, había sido maldecido hacía mucho tiempo y se veía obligado a transformarse en un monstruo asesino cada luna llena. Aunque el destino no siempre favorecía a los dos, unió a Sylvia y Rufus como pareja predestinada. ¿Se hará justicia para la madre de Sylvia? ¿Podrán ella y Rufus desafiar todas las normas sociales y permanecer juntos? ¿Tendrán estas dos almas desafortunadas un final feliz?
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