/0/3722/coverbig.jpg?v=15d1bb4aa03130cc11dc51572bf83b2d)
En Afganistán es casi un pecado ser una mujer, los hombres han tomado todo el control bajo su machismo, comportándose como los todopoderosos, mientras las mujeres prácticamente no servíamos para nada. Ahora no es como antes cuando podías elegir a tu marido, ahora te arreglan un matrimonio con cualquier persona que en cualquier momento te podría matar a golpes. Afsana es una hermosa chica, con una familia humilde todavía con la misma mentalidad antigua del libertinaje amoroso, pero con muchísimas reglas. Abdul es un joven político talibán que está buscando una esposa, acostumbrado a una cultura altamente machista y violenta, quien se enamora de ella ofreciéndole pagarles todas las deudas a sus padres. ¿Cómo podría Afsana liberarse de aquel hombre obsesivo?, cuando Abdul no está dispuesto a perder cueste lo que le cueste.
Termino de arreglar mi cabello bajo el hijab[1], ya estaba bastante largo, pero no podía cortarlo gracias a nuestra economía y que si alguien me llegase a ver que no fuese una mujer podría como una buscona y morir de una forma escalofriante.
Cuando termino de organizar mi ropa, para salir de mi habitación y llegar a la cocina.
-¡Por Ala, Ali! -escucho a mi madre como intenta no gritar-, Están a punto de quitarnos la casa los talibanes a causa de la deuda del supuesto negocio que colocaste con el tonto de tu amigo que no sirvió para nada.
-¡Ala, Ala! -grita mi padre y escucho como se levanta de su silla de forma violenta-, ¿¡No puedes hacer más nada que recordarme mis desgracias!? ¿Quieres que te enseñe a respetar? Mejor ve a por tu hija y trae el desayuno.
-Buenos días, querido padre y querida madre.
-Buenos días, cariño -me respondió mi madre y en cambio mi padre ni siquiera me determino.
Me senté en la silla donde normalmente me sentaba agachado mi mirada para evitar que mi padre creyese que lo estaba retando y me ganase una cachetada o volver al hospital, otra vez.
Creía que mis padres nos odiaba a mi madre y a mí, cuando mi madre tenía 15 años y él 30, cuando Estados Unidos abandonaron Afganistán, dejándonos a nuestra suerte, sumados en el dolor y el desconsuelo, los talibanes invadieron Afganistán y mi padre se casó con mi madre, cuando ella ni siquiera quiso.
Este era nuestro destino como mujeres en Afganistán, sin voz, voto, poder siendo sumisas de los hombres.
Los platos de comida se posaron frente a nosotros, lo mismo de ayer...
Esto iba a terminar mal.
-¿Qué es esto? ¿Acaso quieres matar a tu esposo comiendo siempre la misma porquería? ¿Sabías que por eso te pueden apedrear?
-No es así... no hay más nada. No hay dinero para comprar comida.
-¡Lo peor que me pudo haber pasado fue haberme casado contigo y haberme sumado a la pobreza!
Mi padre se levantó de golpe, pero antes de que pudiese empezar a golpear a mi madre el timbre de la casa se escuchó.
Mi padre le dio un fuerte golpe a la mesa para empezar a caminar hacia la puerta principal, nos hubiese hecho abrir la puerta si eso no fuese mal visto.
-Ali -se escuchó una voz cuando mi padre abrió la puerta.
-Abdul... bienvenido -saludo mi padre a aquel hombre.
-Vengo por mi dinero, si no quieres pagarme me puedes dar tu casa y todo lo que tienes para saldar la deuda.
-Abdul te juro que estoy buscando la forma de pagarte... -dijo mi padre temblorosamente.
-¿Se puede saber cómo carajos vas a sacar toda esa cantidad? La quiero ahora mismo -replicó el hombre.
El hombre caminó hacia el comedor que estaba a escasos pasos de la entrada
-Está bien... está bien, acepta como medio de pago a mi hija.
En ese momento empecé a tiritar del miedo.
-Si aceptas, prométeme que el dinero quedaría olvidado.
Mis ojos se abrieron de golpe.
¿Mi padre era capaz de venderme?
-Querido... por favor no.
-¡Cállate!
Mi corazón se encogió cuando me dedicó una mirada llena de odio.
-No la quiero más en mi casa, ya está en una edad suficiente como para que se case y ayude a su padre y a su madre.
-Papá... por favor no me hagas eso...
En ese momento mis ojos se posaron en los de él, su cabello rubio se veía debajo de su hijab, él debía ser mayor que yo, él parecía un poco más mayor que yo. Enarcó una ceja se acercó a mí para después dejar caer mi hijab.
Una sonrisa fría apareció en sus labios. Él era ese tipo de persona que con solo mirarlos sabías que eras personas peligrosas y aterradoras.
Él me miraba de tal forma que me sentía como una presa frente a su depredador, y en ese momento quise huir.
No solo eso, sino que él se vestía con ropa cara, debía ser el hijo de algún político importante, si vendiese su vestido pudiese comprar comida para alimentarnos.
Los labios me temblaban y dentro de mí había una gran necesidad de salir corriendo.
Era escalofriante.
-¿Cómo te llamas? -me pregunto.
Me quede en silencio.
-¿A caso eres sorda? ¿Acaso no te educaron bien?
-¡Claro que la educamos bien señor! Todo es culpa de mi tonta esposa.
-Eres realmente hermosa -su mano acaricio un mechón de mi largo cabello-, Eres el pecado hecha mujer, perfecta para mí. A mi lado tendrás mucha riqueza, te compraré las mejoré cosas. Acepto casarme con ella.
Mis ojos me ardían por la necesidad de decirle que no quería, que era un ser humano al igual que él con derechos. Mi mente me pedía a gritos huir de aquí.
Pero era demasiado cobarde para hacerlo. ¿Qué haría?, ¿vivir en la calle, y morir de hambre?
Rápidamente volví a tomar la tela vieja de mi hijab y lo volví a poner en mi cabeza.
-¿Sabes quién soy? -preguntó el desconocido. Su voz me provocaba escalofríos en la piel y tocó mi mejilla manteniendo el contacto visual.
-Por favor -supliqué, tragando el nudo en mi garganta-. No quiero casarme con usted.
-¿Quieres vivir en la calle o como se supone que me van a pagar todo lo que me deben? -Sus labios se curvaron en una lenta sonrisa. -Habibati,[2] todo estará bien -Me dijo, y miró a mi padre-. Me la llevo ahora mismo, no hay necesidad de que empaques sus cosas tendrá las mejores cosas en mi mansión.
Mi corazón se detuvo ante esas palabras. La declaración me dejó perpleja.
No...
Ala, por favor ayúdame... esto era malo. Muy malo.
-La deuda queda olvidada, entre familia no debe haber peleas ni deudas -Mi padre soltó un suspiro de alivio-, Gracias por entregarme a tu hermosa hija Ali -masculló él, sin dejar de sonreír-. Entonces Habibati, ¿quieres irte a las buenas o a las malas?
Intentó tocarme, pero me alejé rápidamente.
-No es bueno creas que tienes derecho sobre ti -espeto-, Tú me perteneces, vamos a tener una fiesta de compromiso y después serás mi mujer.
-¡Por favor déjeme en paz! No quiero ser su mujer ni nada de eso.
-¿Así que eres una desobediente? -su mano tomo fuertemente mi mandíbula haciendo que lo mirase a la cara mientras mis lágrimas empezaban a caer por mis mejillas-, Yo te enseñaré a respetar, vas a ser una buena esposa y próximamente madre si Ala nos bendice -respiré con dificultad intentando no empezar a sollozar-, Quiero que sepas algo, Habibati -exclamo con una voz frívola-. A partir de ahora me perteneces y no voy a dudar dos veces en educarte como no lo hicieron tus padres, porque ahora soy tu único dueño.
Mi cuerpo estaba temblando, pero mantuve mi mirada en sus ojos verdes.
[1] Hijab: Describe el acto de cubrirse en general, pero a menudo se usa para describir los pañuelos que usan las mujeres musulmanas.
[2] Habibati: Significa amada o querida.
Para Nathaniel, nunca sería fácil aceptar el gran cambio que genero aquella chica en su vida sin casi premeditarlo... ¿Qué pasa cuando una persona, la cual jamás se imaginaba en algo romántico en su vida, empieza a cambiar de forma repentina? Nathaniel O´Donel, es el multimillonario, candente y elegante hombre, catalogado por muchas mujeres y revistas de renombre como el hombre más deseado del mundo. Además de eso, el mayor de los hermanos O´Donel. A pesar de eso, él es soltero, y sus amigos intentando sacarlo de su monótona y aburrida vida, la cual se resumía a estar en el trabajo, hacen algo que Nathaniel jamás se pudo imaginar: Que lo registrasen en una página para encontrar sugarbaby y sugardaddy sin su consentimiento, donde Maeve estaba registrada allí a causa de problemas monetarios. Lo que hace que sus vidas se vuelvan apasionante, candente y ardiente.
Savanha es una chica la cual fue secuestrada por unos extraterrestres al intentar escapar de unos delincuentes que le iban a robar, pero termina siendo secuestrada para cuidar a una pequeña hija de un alíen quien la compra: Mijaíl, un padre soltero que cambiará su vida radicalmente para siempre, ¿podría haber nacido nuevos sentimientos entre ellos? Descubre uno de los libros más emocionantes de Laura Machado Garcia.
Kimberly Holden volvió a su vida anterior. Antes, ella fue defraudada por su esposo infiel, acusada falsamente por una mujer vil y acosada por su familia política, ¡lo que llevó a su familia a la bancarrota y ella misma se volvió loca! Al final, embarazada de nueve meses, murió en un accidente de auto, mientras que los culpables se hicieron ricos y llevaban una vida feliz. Ante la segunda oportunidad que le regaló el destino, Kimberly estaba decidida a vengarse. ¡Que todos sus enemigos se vayan al infierno! Ella se deshizo del hombre infiel y su amante, reconstruyó la gloria de su propia familia sin ayuda de nadie, llevando a la familia Holden a la cima del mundo de negocios. Sin embargo, no esperaba que el hombre frío e inalcanzable de su vida anterior tomó la iniciativa para cortejarla: "Kimberly , no tuve la oportunidad en tu primer matrimonio, el segundo siempre será mi turno, ¿verdad?".
Sabrina tardó tres años enteros en darse cuenta de que su marido, Tyrone, era el hombre más despiadado e indiferente que jamás había conocido. Él nunca le sonrió y mucho menos la trató como a su esposa. Para empeorar las cosas, el regreso del primer amor del hombre no le trajo a Sabrina nada más que los papeles del divorcio. Con la esperanza de que todavía hubiera una posibilidad de salvar su matrimonio, le preguntó: "Tyrone, aún te divorciarías de mí si te dijera que estoy embarazada?". "¡Sí!", él respondió. Al comprender que ella no significaba nada para él, Sabrina finalmente se rindió. Firmó el acuerdo de divorcio mientras yacía en su lecho de enferma con el corazón hecho pedazos. Sorprendentemente, ese no fue el final para la pareja. Fue como si Tyrone despejara la mente después de firmar el acuerdo de divorcio. El hombre que alguna vez fue tan desalmado se arrastró junto a su cama y le suplicó: "Sabrina, cometí un gran error. Por favor, no te divorcies de mí. Te prometo que voy a cambiar". Sabrina sonrió débilmente, sin saber qué hacer…
-Nuestro amor nos llevará a terminar como Romeo y Julieta. - ¿Juntos? - ¡No! Muertos. -Tú siempre tan romántica. -Y tú, tan estúpido. -Ya hablo doña perfecta. -Aunque te cueste reconocerlo, así que no pienso seguir perdiendo mi tiempo contigo. Me retiro antes de que se me pegue lo malo, con permiso joven Sanz. -Hasta nunca B-R-U-J-A fea. Espero que choques en tu escoba voladora y te destroces el rostro para no volverte a ver la cara de mustia amargada que tienes. -Qué tus buenos deseos se te multipliquen insecto -grito la chica al salir corriendo de la casa para tratar de llegar lo más pronto a la parada y alcanzar el último autobús que la llevaría de regreso a la Universidad de Barcelona, donde estudiaba. Esto era tan solo una pequeña pelea a la que se tenía que enfrentar cada vez que se encontraban en la residencia de la familia Sanz o donde coincidieran, en donde había sido contratada como niñera del menor de los hijos de la familia. - ¿Podrás algún día dejar tranquila a "Mi Vale"? Sigue por ese camino y me voy a asegurar que papá te quite todas las tarjetas, congelé todas tus cuentas y de pasada te ponga a trabajar para que dejes de estar molestando a mi chica. - ¡Mocoso! Nadie pregunto tu opinión, ¡Cuidado y abres la boca o me desquitaré contigo! Deberías de estar de mi lado y no de un espantapájaros como ese que no es parte de tu familia y a duras penas conoces. -Mira, quien habla, el chico más estúpido que puede existir en toda la ciudad, si no fuera por tu cara bonita, nadie se fijaría en ti. Te aseguro que en esa cabeza no hay ni gota de masa encefálica de la cual puedas presumir como ella. - ¡Basta! Lárgate a tú cuarto o voy a acabar contigo en menos de un segundo. - ¡Huy! Ya se enojó el niño bonito. Te estaré vigilando, no vuelvas a molestar a Vale. Si ella se marcha por tu culpa, me aseguraré de cumplir todo lo que te he dicho y sabes que no bromeo HER-MA-NI-TO. ¿Quién se atrevía a desafiarlo de esa manera? ¡Claro!, otro Sanz, uno que por lo menos conocía el amor y respeto a las personas sin importar su clase social o personalidad. Para este chico todas las personas eran iguales, hasta que demostraran lo contrario.
Durante tres arduos años, Emily se esforzó por ser la esposa perfecta de Braiden, pero él todavía se mantenía distante con ella. Cuando él le pidió el divorcio por otra mujer, Emily desapareció. Sin embargo, cuando reapareció más tarde, se convirtió en su última fantasía. Despidiendo a su ex con una sonrisa burlona, ella le desafió: "¿Te interesa una colaboración? ¿Quién te crees que eres?". Los hombres no le servían para nada; Emily prefería la independencia. Mientras Braiden la cortejaba sin descanso, descubrió las identidades secretas de Emily: hacker de alto nivel, chef, médica, talladora de jade, corredora clandestina... Cada descubrimiento aumentaba el desconcierto de Braiden. ¿Por qué los conocimientos de Emily parecían ilimitados? El mensaje de Emily era claro: destacaba en todos los aspectos.
Lascivia. Lujuria y Deseo Las vacaciones acabaron y Rachel debe volver a su puesto como teniente en el ejército de la FEMF, encontrándose con que la central de Londres no es lo mismo. Llegó un nuevo coronel, soberbio y con una belleza que no parece humana. Hombre que no tiene ojos sino dagas de acero que la ponen entre la espada y la pared al sentirse tentada por su superior. Ella sabe que no es sano, bueno, ni correcto sencillamente porque quien incita deseos impuros es el mejor amigo de su novio; Bratt Lewis. Christopher Morgan no es solo el coronel, verdugo y dictador del ejército más importante del mundo, tambien es el terror de la mafia italiana y a futuro el arma que dañara al que predica ser su hermano. Él tenía claro a lo que iba, pero Rachel despertó tentaciones sexuales regidas por aquel pecado desconocido llamado lascivia, demostrando que en cuestiones de pasión no hay amigos, alianzas ni compromisos. Él esta casado y ella sueña con lo mismo, pero la tentación desencadenará entre ellos un torbellino de pasiones, lujurias y deseos que solo viven aquellos que se hacen llamar amantes. "Sus actitudes son las de un desalmado sin sentimientos, pero su físico... Joder, su físico me humedece las bragas." Mafias, ejércitos secretos, infieles, adicciones y engaños. ¿Complicado? No, complicado es convivir con la tentación hecha hombre.
Charles tenía novias diferentes cada día del año, nunca salía con la misma chica. Su nombre había sido vinculado a innumerables mujeres. Autumn, por su parte, se vio obligada a casarse con Charles sustituyendo a su hermana, quien se había escapado. Su único deseo era divorciarse después de un año. Ninguno de los dos había esperado que se enamoraran el uno del otro. Tampoco esperaban que el mundo entero los desafiara. Una ex novia quien causa problemas cada dos por tres. Una hermana fugitiva quien regresa con la intención de recuperar a Charles. Una suegra que siempre se entromete en sus momentos íntimos. ¿Te gustaría leer más? ¡No dudes! ¡Vamos allá!