Su enorme bella solo podía ser comparada con la voracidad de sus demonios, solo la mantiene a flote su enorme amor por los suyos... Solo quien la condenó podría darle la redención
Estaba iracunda casí rayando lo histérica, aceleraba el auto a todo lo que daba y pasaba por alto cualquier señal de tránsito posible, iba ciega de ira; odiaba a Fabián por abandonarme, odiaba a Fernando por todo lo que me ha hecho, odiaba la vida por ser una perra conmigo, odiaba mi maldito destino y todas las responsabilidades que me tiro encima siendo solo una niña, odiaba a mi hermano por largarse a cumplir sus sueños y dejarnos de lado a mí con dos pequeñajas que amaba pero que no podía cuidar.
Jamás sería la hermana perfecta, mucho menos unas buena madre es más estoy segura que si la mía me viera en este instante me odiaria también.
- ¡¡ Malditos hijos de puta !!- grite mientras seguía llorando, estrelle el volante mientras frenaba de golpe en el único lugar donde me podría desahogar.
- Jonad - dije secamente a un muchacho rubio y alto tan golpeado por el destino como yo pero que se esforzaba día a día por mejorar aunque no de la mejor forma
Hace lo que puede pensé mientras me reía mentalmente.
- prepara una pelea para mí ya - dije atropelladamente
Sonrío de forma triste mientras me decía - enseguida lindura
Escuché como se regaba la voz de que iba a pelear y la gente se empezó aglomerar al rededor del rin improvisado para ver el espectáculo.
Hey Lindura ¿ Todo bien ? - me preguntó Jonad y solo sonreí mientras me posisionaba dentro del rin.
- perfecto - dije mirando a mi contrincante sin prestarle mucha atención, era un chico bastante joven pero se veía muy atlético y ágil
- La famosa Elizabeth en persona es todo un honor- dijo sonriendo
No dije nada y solo me acerqué rápidamente tomándolo desprevenido y asestando un rápido puñetazo en su nariz quebrando la y haciendo que la sangre empezará a brotar sin darle tiempo a recuperarse lo aventé al suelo golpeando sus oídos y resintiendo el peso de su espalda en mi rodilla
Escuché como gruño por el dolor y rápidamente me asestó dos puñetazos en las costillas lo cual me sorprendió bastante porque estaba en una posición muy complicada para atacar, salté rápidamente unos pasos hacia atrás y lo deje recuperarse.
Ya sabía que empezaba el juego empezamos a golpearnos mutuamente con mucha rapidez, mis golpes eran más precisos pero los suyos más potentes sentía el cuerpo machacado y en cualquier momento iba a perder el conocimiento pero no era la única que estaba en pies por pura voluntad aquel muchacho tenía la cara llena de sangre por su nariz quebrada y su ceja derecha estaba igual ambos respira amos de forma muy pesada hasta que en un descuido bajó sus defensas y le aseste un puñetazo en la cien que lo envío al suelo y no se volvió a levantar y me permitió por caer de rodilla y levantar mis manos para limpiar la sangre de mi boca, descubrí con sorpresa y aún más rabia que no todo era sangre las lágrimas habían estado saliendo sin que lo notará durante toda la pelea, cuando fuí conciente me levanté y trate de alejarme pero Jonad se interpuso en mi huída.
- aquí está tu parte, déjame ayudarte a escapar de paso voy a curar tus eridas sobre todo esas costillas se ven muy mal- dijo ayudándome a caminar
- quédate con mi parte te ayudará a completar los gatos de este mes y creo que el nuevo semestre-
- de ninguna manera lindura, así no hago las cosas y lo sabes, esta parte es tuya-
Entonces tirarla por ahí no la quiero y lo sabes-
- seguiré guardando la con todas tu demás ganancias cabezona- dijo mientras se daba una face palm
Solo sonreí y dejé que Morfeo me llevará en sus brazos mientras oía a Jonad tratando de despertarme.
Solo me sumergí recordando lo que era mi vida antes de toda esta mierda y preguntándome de nuevo ¿ cómo terminé así ?...
Sólo había un hombre en el corazón de Raegan: Mitchel. Tras dos años de matrimonio quedó embarazada. Raegan se sintió muy feliz. Pero antes de que ella pudiera darle la noticia, él solicitó el divorcio porque quería casarse con su primer amor. Más tarde, Raegan tuvo un accidente y, tumbada en un charco de su propia sangre, le pidió ayuda a Mitchel. Sin embargo, se fue con su primer amor en brazos. Afortunadamente, Raegan escapó por poco de la muerte y decidió retomar su vida. Años después, se hizo famosa en casi todo el mundo. Después del divorcio, Mitchel se sintió muy incómodo. Por alguna razón, empezó a extrañarla. Le dolió el corazón cuando la vio sonreírle a otro hombre. En la ceremonia de su boda, él irrumpió y se arrodilló. Con los ojos rojos, preguntó: "¿No dijiste que tu amor por mí era inquebrantable? ¿Por qué te casas con otro hombre? ¡Vuelve a mí!".
Durante los tres años de matrimonio, lo único que Alicia recibió de su marido, Erick, fue indiferencia y disgusto. Justo cuando algo despertó su esperanza de que Erick finalmente hubiera cambiado, descubrió que él tenía motivos ocultos. Tanto el amor como la paciencia tenían fecha de caducidad. Incapaz de soportarlo más, Alicia solicitó el divorcio. Erick la acorraló contra la pared y exclamó: "¿Quieres divorciarte de mí? ¡De ninguna manera!". Aun así, Alicia estaba decidida a cambiar. Comenzó su camino hacia el éxito y pronto atrajo a muchos admiradores, lo que enojó mucho a Erick. Un día volvió a ver a Alicia, que estaba con unos niños. Al ver la escena, actuó fuera de lugar: "Déjame ser su padre". Alicia puso los ojos en blanco. "No necesito su ayuda, Sr. Ellis. Puedo cuidar de ellos por mi cuenta". Sin embargo, Erick no aceptaría un "no" por respuesta...
La vida de Candice dio un extraño giro la noche de su boda. Su marido, Greyson, no apareció para consumar su matrimonio. En su lugar, un desconocido irrumpió en su habitación y la violó. El matrimonio se convirtió en un infierno para ella. Mientras intentaba dejar atrás la pesadilla, su suegra aprovechaba cualquier oportunidad para desacreditarla. A Greyson, que debía apoyarla, le importaba un bledo. Al contrario, llevó a su amante a su casa. No pasó mucho tiempo antes de que Candice fuera expulsada de la casa. Todos pensaban que era una debilucha indefensa, sin saber que era una abogada extraordinaria. Llevó al hombre que la violó a los tribunales. Quería pagarle con la misma moneda. En el transcurso del proceso, descubrió estupefacta que el violador es el hombre más rico de la ciudad. Las cosas se le fueron rápidamente de las manos. El hombre intentó por todos los medios pedirle que se casara con él. Ella se dio cuenta de que se estaba buscando más problemas. ¿Cómo ella logría deshacerse de él pero acusarlo al mismo tiempo?
Para el público, ella era la secretaria del CEO. A puerta cerrada, era la esposa que él nunca reconocía oficialmente. Jenessa estaba eufórica cuando se enteró de que estaba embarazada. Pero su alegría se vio reemplazada por el temor cuando su marido, Ryan, se reunió con su primer amor. Con el corazón encogido, decidió dejarlo libre y marcharse. Cuando volvieron a encontrarse, Ryan se fijó en el vientre prominente de Jenessa. "¿Quién es el padre del niño?", le preguntó. Pero ella se limitó a burlarse. "¡No es asunto tuyo, mi querido exmarido!".
Rena se acostó con Waylen una noche cuando estaba borracha. Y como ella necesitaba su ayuda mientras él se sentía atraído por su belleza juvenil, lo que se suponía que sería una aventura de una noche se convirtió en algo más. Todo iba bien hasta que Rena descubrió que el corazón de Waylen pertenecía a otra mujer. Cuando esa mujer regresó, dejó de volver a casa, dejándola sola por muchas noches. Finalmente, un día, la pobre chica recibió un cheque y unas palabras de despedida. Para sorpresa de Waylen, Rena solo sonrió y dijo: "Fue divertido mientras estuvimos juntos, Waylen. Pero espero que no nos volvamos a ver nunca más. Que tengas una buena vida". Sin embargo, por voluntad del destino, los dos se volvieron a encontrar. Al ver que Rena tenía a otro hombre a su lado, los ojos de Waylen ardieron de celos y gritó: "¿Cómo diablos lograste seguir adelante? ¡Pensé que solo me amabas a mí!". "¡Es pasado!", Rena se burló, "hay demasiados hombres en este mundo, Waylen. Además, tú fuiste quien pidió la ruptura. Ahora, si quieres salir conmigo, tendrás que hacer cola". Al día siguiente, Rena recibió un anillo de diamantes y un mensaje del banco de que alguien había transferido miles de millones a su cuenta. Waylen apareció, se arrodilló frente a ella y dijo: "¿Puedo saltarme la fila, Rena? Todavía te quiero".
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