Relatos cortos románticos con un toque de sensualidad, cada uno de ellos contará diferentes historias. **No es necesario leer alguna otra de mis novelas para entender estos relatos. Las historias aquí narradas son ficción y producto de mi imaginación, la reproducción total o parcial de este material queda prohibida.
Quien pensaría que a mis 30 años me convertiría en modelo y lo más asombroso de todo, de vestidos de novia. Me observo en el espejo por última vez, mientras la maquillista termina de aplicarme un labial nude que va acorde con mi maquillaje natural, esta me lanza una breve sonrisa y sé que ha terminado con su trabajo.
Comienzo a recordar cómo fue que empecé con todo esto, hace meses, mientras me encontraba trabajando como mesera en el negocio familiar, entro Johny, mi jefe con una chica hermosa y un cuerpo espectacular, los ojos de todos inmediatamente se posaron en esa pareja, quienes pidieron unas bebidas y algo de comer, él por su parte no apartaba su mirada de mí, con miedo a que la chica me culpase por estar observando a su novio más de la cuenta, decidí tomar mi hora de comida y emprender la huida, lo que menos necesitaba era un escándalo y menos en un centro comercial donde miles de personas te pueden grabar y hacerte famosa en las redes con sus ridículos hashtags.
Cuando regrese, por suerte ellos ya no se encontraban en el lugar, sin embargo, casi me da un pequeño infarto cuando por la noche, al cerrar el local, Johny se acercó a mí y me abordo diciéndome que tenía una agencia de modelos y le gustaría hacerme unas pruebas, tome la tarjeta que me ofrecía y le asegure que lo pensaría, aunque para ser franca, no tenía intención de hacerlo, me daba miedo que se tratase de algo malo como tráfico de personas, algo muy habitual en cualquier país.
Los días pasaron y me olvidé por completo tanto de Johny como de la dichosa tarjeta, al punto que su aparición me tomo por sorpresa, me miraba con el ceño levemente fruncido, me acerque a atenderlo y cuando estaba por marcharme me insistió en acudir a unas pruebas, me mostro algunas revistas de los eventos en los cuales participaban y haciendo de tripas corazón me arme de valor y acudí a la dichosa prueba.
Al llegar a su empresa me di cuenta de que no era tan pequeña como lo había imaginado, muchas personas iban y venían, así como varias chicas espectaculares se paseaban por todo el lugar, por lo cual a su lado me sentía insignificante, ¿qué vio Johny en mí como para considerarme ser modelo? Llegamos al estudio y varias personas comenzaron a revolotear alrededor de mi acompañante, éste les explico que deseaba que me hicieran unas cuantas fotos, algunos no estaban del todo convencidos, pero como dicen donde manda capitán no gobierna marinero y tuvieron que acceder.
Me maquillaron y me dieron un hermoso vestido de novia con aplicaciones en encaje, bastante ajustado para mi gusto, pero quien me manda aceptar esta locura; una vez afuera me pidieron que comenzara a posar y que olvidase que alguien estaba tomándome fotos, fácil decirlo, pero difícil llevarlo a cabo.
Me encontraba tan nerviosa, que tuvieron que hacer varias fotos, me desesperé por completo, hasta que le dije a Johny que eso no era para mí y que había sido una tontería de mi parte aceptar algo así, estaba por salir del set, cuando este me tomo por la cintura y me susurro que solo lo mirase a él, hice lo que me pedía y de un momento a otro me encontraba riéndome por todos los disparates que me contaba en ese instante, sin darme cuenta de que con cada movimiento suyo hacíamos una pose diferente.
Cuando terminaron de tomar las fotos, todos lo felicitaban por lograr que me calmase y conseguir unas excelentes tomas. Me quedé con la boca abierta, la verdad es que parecía que en verdad estaba disfrutando el momento, me ofrecieron firmar con ellos y ahora me encuentro aquí muerta de nervios y con el estómago revuelto.
-Gracias Alice -le digo al ponerme de pie.
Tomo un pañuelo y seco mis manos, es la primera vez que estaré frente a cientos de personas y temo que mis nervios me traicionen, mi mejor amiga me recomendó que para que los nervios no me ganasen debía imaginar a todos en ropa interior, al instante esbozo una sonrisa e intento apartar esa imagen de mi mente, no quiero salir y comenzar a reír como loca ante un evento de tal magnitud, eso sería catastrófico.
-¡Tú puedes Chantal! -me anima Alice antes de salir y continuar con su trabajo con alguna otra modelo.
-Es tu turno Chantal -me informa Johny.
Salgo detrás de él y lanzo un último suspiro antes de comenzar con el desfile. En cuanto pongo un pie en él, cientos de flashes no se hacen esperar, trato de mantener una cara neutra, que no denote mi nerviosismo y me concentro en hacer todo lo que los fotógrafos me enseñaron en este corto tiempo; según ellos tengo un talento natural para esto, cuando los escuche decir eso les puse los ojos en blanco, siempre me he sentido que no soy fotogénica y que no tengo gracia, además, de que creo que solo lo dicen por complacer a mi jefe, pero si ellos insisten tendré que creerles.
Doy un paso seguido de otro y me siento más segura al recordar que Johny confía en mí, cuando por fin termino de desfilar y veo la enorme sonrisa en el rostro de mi jefe, sé que no lo he defraudado por lo que no dudo en responder con una sonrisa casi igual a la suya.
-Te lo dije, eres la mejor. Me arrepiento de no haberte encontrado antes Chantal, anda ve al camerino para que te cambies, debemos de regresar al hotel para que descanses, recuerda que mañana tendrás que modelar otros vestidos -me apremia y cuando entro al camerino, me encuentro con mis compañeras, de más está decir que ellas son más jóvenes que yo y que no les agrada mi presencia aquí, en más de una ocasión las he escuchado decir que soy demasiado vieja para hacer esto, incluso algunas se preguntan si ya me he metido a la cama con mi jefe y por eso él me tiene tantas consideraciones.
En cuanto se percatan de mi presencia se callan de golpe, pero sus miradas me incomodan, detrás de mí entra Alice y me ayuda a bajar la cremallera de mi vestido, mientras me susurra que las ignore, cuando al fin estoy con mi ropa habitual salgo sin despedirme de ellas, total sé que las tendré que ver en la camioneta que nos llevará de regreso al hotel.
Cuando la camioneta llega por nosotras, soy la primera en subir, me pongo mis audífonos y las ignoró tanto como puedo, por suerte el viaje no es tan largo y cuando llegamos a nuestro destino subo rápido hasta mi habitación, ya ahí tomó un relajante baño, elijo una pijama de dos piezas y comienzo a secar un poco mi cabello.
Observo a mi alrededor y la verdad es que la habitación que Johny eligió para mí es muy linda, no tengo que compartirla con ninguna de las chicas y eso se lo agradezco, estoy pensando en ello cuando unos ligeros golpes en mi puerta me sacan de mis pensamientos.
-¡Soy Johny! -exclama antes de que pregunte quien es.
Abro un poco la puerta y ahí está mi joven jefe esperando con un pequeño maletín en su mano, él también ya ha tomado una ducha, su cabello aún está húmedo y lleva un pantalón chándal y una playera que se ajusta a su musculoso cuerpo.
-¡Adelante! -Abro por completo la puerta y me hago a un lado-. ¿Necesitas algo? -pregunto confundida por su visita a estas horas.
-Si, te he traído unos videos, es importante que los veas. Es sobre algunos desfiles que se han tenido otros años, te servirán de mucho -se explica a la pregunta que no he formulado.
Nos dirigimos a la pequeña salita de la habitación y espero a que él encienda su portátil, en cuanto me lo entrega me siento en la alfombra cerca de la mesita y comienzo a ver todos los videos que menciono.
-Esto es fabuloso, gracias, Johny -comento después de al menos una hora en la que los dos hemos permanecido en silencio, él en su celular y yo viendo los videos.
Estiró mi mano y palmeo su pierna o bueno eso creí, giro mi rostro y veo que se ha puesto un poco rígido, bajo mi mirada lentamente y me doy cuenta del error que he cometido, no estoy palmeando su pierna, es su entrepierna y para ser más exacta siento como su miembro comienza a cobrar vida, por lo que apartó mi mano como si su toque me quemase.
-Yo... p-perdón... lo lamento, no era mi intención -me disculpo y siento como mis mejillas se tornan carmesí ante la idiotez que acabo de cometer.
Él no comenta nada, desvía la mirada y vuelve a observar su móvil. Hago lo mismo y por más que intentó concentrarme no funciona, termino de ver los videos y apagó su portátil, sin mirarlo en ningún momento.
-Gracias Johny, será mejor que te vayas, debemos descansar para mañana. -Intento sonreír, pero esta desaparece al ver el semblante de mi jefe, su mirada se ha ensombrecido y no se parece en nada al sonriente Johny que conozco.
Trato de pasar por su lado para ir a abrirle la puerta, pero este toma mi mano, me jala y provoca que caiga sentada sobre sus piernas.
-¿Q-qué haces? -inquiero e intento levantarme, sin embargo, sus brazos se aferran a mi cintura frenando mi intento de huida, me carga lo suficiente para que mis piernas queden una a cada lado de las suyas.
-¿No ves lo que provocas en mí? -susurra sobre mi cuello desnudo, el cual comienza a besar lentamente hasta que siento como su húmeda lengua traza el mismo trayecto que sus labios hace unos instantes, sin poder evitarlo, lanzó un jadeo.
-Esto no está bien, Johny. -Intento levantarme de nuevo, pero lo único que consigo es frotarme más contra su cuerpo, vuelvo a lanzar un jadeo más fuerte que el anterior, cuando siento como su miembro se clava contra mi intimidad.
-¿Por qué no? -inquiere acercándome más a su cuerpo.
Johny cuela sus manos debajo de la blusa de mi pijama y en cuestión de segundos ésta desaparece, dejándome solo con mi sostén negro, desvío mi mirada para no ver su rostro, la verdad es que mis senos siempre me han causado cierta inseguridad, los siento muy pequeños en comparación al resto de mi cuerpo, me ejercito todos los días y tengo curvas en ciertos lugares, pero mis senos parecen unos pequeños limones, no como los de mis compañeras que parecen enormes melones.
Johny toma mi rostro con una mano y lo gira delicadamente para que lo observe, sus ojos muestran tal deseo que poco a poco mis nervios se calman, luego trago fuerte ante lo que hace, baja sus labios hasta el nacimiento de mis senos y comienza a besarlos.
-Tú tienes novia -consigo decir después de unos segundos.
-¿Novia? -inquiere con la duda impregnada en su voz-. ¡Son perfectos! -Sus manos desabrochan mi sostén, el cual también desaparece en cuestión de segundos, toma uno de mis senos con su enorme mano y comienza a masajearlo, mientras muerde ligeramente el otro-. Tienen el tamaño adecuado, caben en mi mano. -Pasa su lengua por mi pezón logrando que arquee la espalda ante esta nueva sensación que estoy experimentando.
-Si, Ley... Leyla -gimoteo cuando su boca succiona mi pezón, provocando que mi entrepierna comience a pedir atención cuanto antes.
-Ella no es mi novia, es mi amiga y socia, además, ella es gay, para serte franco su novia es Alice -me confiesa, ante esto me quedo unos segundos sin saber que más decir.
Continúa besándome, volviéndome loca de placer a tal punto que le quito su playera y mis manos frotan su pecho desnudo dejando de lado mi cordura y disfrutando de este momento que estoy segura no se repetirá, se separa de mis pechos por lo que ahora es mi turno de besar su tonificado cuerpo, muerdo ligeramente su pezón y escucho como suelta un gruñido. Me carga como si mi peso no significase nada para él y se encamina a mi cama, me acuesta con mucho cuidado y poco a poco baja el pantalón de mi pijama, dejándome solo en bragas, él se quita su ropa quedando completamente desnudo frente a mí.
Mis ojos se abren como platos al ver su miembro erecto, deseoso de perderse en mi intimidad, la verdad es que a mi edad aún soy virgen y es algo que me da pena confesarle, no quisiera romper este mágico momento y que él me diga que debo entregarle mi "tesoro" a la persona indicada.
Poco a poco se acerca a mí, besando mis labios delicadamente para luego dar paso a un beso más voraz al cual me es imposible de seguirle el paso, continúa descendiendo dejando un rastro de besos húmedos en su recorrido hasta mi vientre, el cual se contrae cuando sus dedos se enganchan en mis bragas y comienza a retirarlas con suma delicadeza, cuando por fin ya no hay nada que se interponga en su objetivo, separa un poco mis piernas y deja un beso en mi monte de venus haciendo que pegue un ligero brinco ante esta acción.
-¿Nunca te han besado aquí? -susurra con maldad.
-¡N-no! -balbuceo con nerviosismo.
-En ese caso, me gusta ser el primero -enfatiza con orgullo.
¿Cómo le explico que en realidad él será el primero en todo?, y antes de que pueda decirle algo más, su boca se hunde en mi intimidad, prodigándome de tanto placer que mis piernas comienzan a temblar incontrolablemente cuando me lleva a tal éxtasis de locura que mi cuerpo parece solo responder ante su toque.
-Eres muy dulce Chantal -me dice relamiéndose los labios, se levanta hasta acercarse a su pantalón y sacar de su billetera un paquetito plateado, el cual rasga para después colocarse el condón, todo esto bajo mi atenta mirada.
Sube a la cama y se acomoda entre mis piernas, comienza a penetrarme lentamente, pero cuando se da cuenta de que le cuesta un poco de trabajo sus ojos me miran con sorpresa, como no deseo que se arrepienta, enredo mis piernas en su cintura y lo pego más a mí al mismo tiempo que me froto ligeramente contra él.
-¿Estás segura?
-Nunca he estado tan segura de algo en mi vida como ahora Johny.
Tomo la iniciativa y comienzo a devorar sus labios, apretando su bien tonificado trasero donde dejo una pequeña palmada y con solo estos pequeños movimientos por mi parte, sus dudas se despejan, vuelve a centrarse en mis senos, saboreándolos como si fuesen lo más dulce que ha probado en su vida y cuando siente que estoy preparada mi embiste de un golpe, espera unos segundos a que mi cuerpo se acostumbre a su invasión y cuando muevo mi cadera en busca de mi propia satisfacción, él hace lo mismo.
Al principio sus movimientos son delicados hasta que se vuelven más feroces, ante lo cual mis gritos no se hacen esperar.
-¡Más rápido! ¡No... no te detengas! -grito cuando mi cuerpo vuelve a llegar a ese maravilloso éxtasis, siento como mis paredes se contraen envolviendo su virilidad y a los pocos segundos su gruñido me indica que también ha alcanzado su liberación, cae rendido sobre mi cuerpo, nos damos un último beso, antes de que Johny se levante y vaya al baño, cuando regresa por un momento creo que tomará sus cosas y regresará a su habitación, sin embargo, toma otro condón de su cartera y se lo pone con ágiles movimientos, al segundo siguiente, me toma por la cintura y me sienta.
-Ponte boca abajo y levanta tus caderas -pide en cuanto se incorpora.
-¿Q-qué? -inquiero sin comprender, ¿quiere que lo volvamos a hacer?, pero si yo estoy agotada.
-¡Que te pongas en cuatro! -me ordena con su voz ronca, lo observo unos instantes para saber si es que está bromeando, pero cuando veo su rostro serio, hago lo que me pide-. ¿No creerías que ya habíamos terminado o si Chantal? -Trago fuerte ante sus palabras y solo asiento-. Voy a hacerte mía Chantal de tantas formas, que mañana las piernas te temblaran a tal extremo de que cuando estés en ese desfile por tu mente solo pasaran los recuerdos de lo que hicimos durante toda la noche -sentencia y sin previo aviso me da una mordida en mi glúteo ante lo cual suelto un pequeño grito.
Se acomoda detrás de mí y besa mi espalda desnuda, gira mi rostro para tomar posesión de mis labios, mientras su mano acaricia y aprieta ligeramente mis pezones, los cuales ya se encuentran sensibles por todo lo que sucedió hace un rato, pero aun así disfruto tanto que en cuestión de segundos deseo que se hunda en mi intimidad, frota su miembro contra mis glúteos hasta llegar a mi intimidad, donde me penetra lentamente, comienzo a mover mi cadera contra su pelvis ansiosa por sentirlo por completo y cuando por fin me siento llena de él lanzo un gemido.
Toma mi cabello con una mano mientras me jala de él, acercándome un poco más a su cuerpo, siento como su virilidad golpea contra mi útero con cada uno de sus movimientos, los cuales profundiza cada cierto tiempo, de un momento a otro azota mi trasero con su enorme mano y por extraño que parezca, aunque siento un poco de escozor disfruto que lo haga.
-¡Dame más, p-por favor! -chillo entrecortadamente.
-¿Más qué Chantal?
-¡Sigue azotando mi trasero! -grito como si esto fuese lo más obvio del mundo-. Quiero que me azotes el trasero, mientras me haces tuya.
Giro mi rostro y veo como una sonrisa adorna sus sensuales labios, levanta la mano y hace lo que le pido, me azota una y otra vez hasta que mis terminales nerviosas se contraen y exploto de placer, después de unas cuantas embestidas más muerde mi hombro y gruñe mientras un gran orgasmo recorre su cuerpo, mis piernas tiemblan y sin poder evitarlo caigo sobre la cama, su peso sobre el mío me corta un poco la respiración hasta que se sostiene sobre sus brazos para liberarme de la presión.
-¡Eres mía Chantal, recuérdalo!
-¿Qu... qué dijiste? -pregunto con temor de haber escuchado mal sus palabras.
-¡Que eres mía Chantal, solo mía! ¿De quién eres? -inquiere besando mi cuello y dejando unas cuantas mordidas en él erizando los vellos de todo mi cuerpo.
-Soy tuya, solo tuya... -Quería exigirle que él me prometiese lo mismo, pero debido a la vergüenza decidí cerrar la boca.
-Y yo soy solo tuyo, Chantal, de ninguna otra mujer -me dice antes de salir lentamente de mí, entra al baño nuevamente, pero esta vez cuando regresa se acomoda en mi cama y me recuesta sobre su pecho desnudo donde en cuestión de minutos me quedo dormida presa del cansancio.
En algún momento de la madrugada volvimos a tener una grandiosa ronda de sexo hasta quedarnos dormidos, al día siguiente cuando despierto siento mi cuerpo tan adolorido que me cuesta abrir los ojos, palpo el lado de la cama donde Johny durmió y para gran decepción mía, se encuentra vacía y fría lo cual me indica que hace tiempo que se ha marchado. Me siento en el momento en que la puerta se abre y por ella aparece mi jefe recién bañado y arreglado para comenzar nuestro día, la sábana que cubre mi cuerpo resbala dejando a la vista mis pequeños pechos, veo como traga fuerte, se acerca a mí y me da un beso hambriento el cual deseo profundizar, pero él se separa con una radiante sonrisa en su rostro a lo cual yo lo miro con el ceño fruncido.
-Debes desayunar, tienes ensayo y necesitas fuerza para aguantar, ya pedí servicio a la habitación, se encuentra en la sala -me informa, se gira y antes de que salga sus siguientes palabras me erizan la piel-: debo irme, ya me están esperando, pero en la noche continuamos con esto Chantal, hoy te enseñaré otras formas de pasarlo bien y disfrutar de nuestros cuerpos tanto como podamos. Quiero que cuando regreses del evento, tomes una ducha y me esperes desnuda en la cama, ¿entendiste?
-Sí, Johny -respondo con la boca seca y muerdo mi labio, ansiosa por todo lo que haremos esta noche.
Reyyan Bennett nunca imagino que a su vida llegaría una gran responsabilidad a manos de una pequeña bendición de nueve meses y menos aún que esa bendición fuese producto de una borrachera monumental en un evento de San Valentín, donde no solo acabo con todo el alcohol disponible, sino que también se aprovechó del endemoniadamente sexi de su jefe. Alexandros Cavalluci es un hombre guapo y sexi, con una enorme fila de mujeres detrás de él, pero tiene un pequeño defecto: es arrogante, amargado, déspota, mandón, explotador, y ¿hombreriego? Además, de que nunca podría fijarse en una mujer como Reyyan ni en las de su especie. ¿Qué sucederá cuando su jefe recuerde todo lo que sucedió y que ese bebé que crece en su vientre es su hijo? ¿Será capaz de aceptarlo? Una noche en blanco, una consecuencia… de 9 meses. **IMPORTANTE: esta historia es FICCIÓN, por lo que las acciones de los personajes no corresponden a cómo actuarían en la vida real.
Anastasia Gerasimova o mejor conocida como La muñeca de Bratva es una mujer fría y calculadora como ninguna otra, pero tan hermosa y letal como Medusa, sus seductores ojos son capaces de cautivar a cualquier hombre con una sola mirada. Solo unos cuantos han sido testigos de la belleza que destila por cada poro de su piel, sin embargo, todos tienen algo en común, ninguno ha sobrevivido para contarlo. Damien Pavlov es un Teniente del ejército ruso, al cual se le encomienda la tarea de encontrar a la mujer más sanguinaria y cruel de todo el país para hacerla pagar por el asesinato del Coronel, en su búsqueda desesperada por dar con ella le será imposible enamorarse de una mujer de ojos tan azules como el más bello de los zafiros, hasta el punto de casi perder la razón. Una historia de traición y venganza donde nada es lo que parece, y una vez que se revelen sucios secretos harán caer hasta al más fuerte. **Esta historia puede contener escenas violentas y lenguaje soez, por lo cual las escenas aquí descritas no concuerdan con mi forma de pensamiento ni de actuar. Estoy en contra de cualquier tipo de violencia, en caso de no soportar dichas situaciones, le sugiero no continuar con su lectura.
Trilogía Carluccio: Libro 1. Una madre para mi hijo. Libro 2. El padre de mis hijos. Libro 3. El hijo de la reina de la mafia. Alexandre Carluccio regresa a Italia después de veinte años, con el único objetivo de vengar a todos aquellos que intentaron asesinar a su abuelo, sin imaginar que en medio de esta guerra que se ha desatado por obtener el poder, encontrará algo más que venganza. Yelizaveta Belucci, es en apariencia una chica frágil que necesita ser protegida por todos aquellos que se cruzan con ella, nadie imagina que debajo de esos ojos verdes se esconde una mujer peligrosa y tan despiadada como su padre, uno de los más grandes capos de Italia. Un amor tierno y pasional que pondrá en peligro la vida de ambos, pero que los llevará a conocer el amor verdadero.
Trilogía Carluccio: Libro 1. Una madre para mi hijo. Libro 2. El padre de mis hijos. Libro 3. El hijo de la reina de la mafia. Una vez más la vida de Lilibeth se pondrá de cabeza al recibir una misteriosa llamada, descubriendo una dolorosa verdad que la llevará de regreso a Italia, donde arriesgará más que su vida. ¿Qué harías si te enterases que El padre de tus hijos aún vive? ¿Serías capaz de entregarlo todo con tal de salvarlo de las garras de sus enemigos y recuperar su amor aun cuando éste no te recuerda? ¿Confiarías en un hombre que está dispuesto a darte todo su poder sin conocer si tiene algún motivo oculto? Una historia llena de traición, mentiras, secretos y venganza, pero sobre todo de amor verdadero.
Está historia nos retrata la decisión que Melissa Flores tendrá que tomar al enterarse que tiene una enfermedad terminal, así como los miedos a los cuales se enfrentará en los siguientes meses. ¿Qué decisión tomarías si estuvieses en su lugar, aceptarías el tratamiento o disfrutarías los pocos meses que te quedan de vida junto a tus seres queridos? Una historia que nos enseña a disfrutar de los pequeños detalles de la vida y que cambiará por completo la forma en que vemos todo a nuestro alrededor.
Camille es una mujer exitosa tanto en lo profesional como en lo personal o al menos es así como ella se considera, al ser una de las mejores diseñadoras de vestidos de novia de toda España y tiene un prometido al que ama con locura, sin embargo, cuando su prometido la deja plantada en el altar en el día que debería de ser el más feliz de su vida, ella deja de confiar en los hombres y se cierra al amor, negándose a ser herida una vez más. Leonardo Ruíz es un hombre egocéntrico y arrogante que se convierte en el nuevo CEO donde Camille trabaja, esté se convertirá en un verdadero dolor de cabeza para ella a tal extremo que ambos no pueden verse sin discutir, pero no siempre todo es tan malo como parece ser. ¿Será Leonardo ese hombre que tanto necesita Camille para sanar su corazón herido o él solo le traerá más sufrimiento?
Todos se sorprendieron cuando estalló la noticia del compromiso de Rupert Benton. Fue sorprendente porque se decía que la novia afortunada era una chica normal, que creció en el campo y no tenía nada a su nombre. Una noche, ella apareció en un banquete, lo cual causó una sensación a todos los presentes. "¡Cielos, ella es tan hermosa!". Todos los hombres babeaban y las mujeres se pusieron celosas. Lo que no sabían era que esta supuesta pueblerina era en realidad una heredera de una fortuna de mil millones de dólares. No pasó mucho tiempo antes de que sus secretos salieran a la luz uno tras otro. Las élites no podían dejar de hablar de ella. "¡Dios mío! Entonces, ¿su padre es el hombre más rico del mundo?". "¡También es esa excelente pero misteriosa diseñadora que mucha gente adora! ¿Quién lo hubiera adivinado?". Sin embargo, un montón de gente no creía que Rupert pudiera enamorarse de ella. Pero les cayó otra bomba. Rupert silenció a todos los detractores emitiendo un comunicado. "Estoy muy enamorado de mi hermosa prometida. Nos casaremos pronto". Dos preguntas estaban en la mente de todos: "¿Por qué la chica ha ocultado su identidad? Y ¿por qué Rupert estaba enamorado de ella de repente?".
"El amor te encuentra en los lugares más extraños". El matrimonio no estaba en la agenda de Marcus. Disfrutaba de la vida como el soltero más codiciado hasta que su familia comenzó a presionarlo. Después de un tiempo, no tuvo más remedio que casarse con una mujer que ni siquiera conocía. Su amigo bromeó: "¡Eres un cabrón con suerte! Tu esposa debe ser hermosa". Cuando Marcus pensó en la mujer que dormía con una máscara en su cama, le hirvió la sangre. ¿Su esposa era hermosa? ¡Bah! "Será mejor que pares. ¡Una palabra más y la haré tuya!", él maldijo. Marcus pensó que iba a ser un hombre casado miserable. Sin embargo, se llevó una sorpresa cuando su vida matrimonial resultó ser exactamente lo contrario. La curiosidad mató a quienes lo rodeaban después de un tiempo. Su amigo volvió a preguntar: "Sé que no te gusta hablar de tu esposa. Pero, ¿puedes describirme cómo es exactamente? ¿Por qué siempre lleva una máscara?". Esta vez, los labios de Marcus se curvaron en una sonrisa. "Mi amada es hermosa y adorable. Baja la mirada cada vez que la veas. Si te pillo mirándola, te haré quedar ciego". Todos se quedaron boquiabiertos cuando escucharon eso. Lo miraron como si estuviera loco. Un día, la esposa de Marcus de repente hizo su maleta y declaró: "Ya no puedo hacer esto. Ya tuve suficiente de tu humillación. ¡Por favor, dame el divorcio!". Esas palabras golpearon a Marcus como un rayo inesperado. Cuando vio que ella hablaba muy en serio, la abrazó con ambas manos y le suplicó: "Cariño, por favor no me dejes. Prometo tratarte mejor. Si quieres, puedo darte el mundo entero. ¡Quédate conmigo!". Y así comenzó una nueva etapa para la pareja.
Después de tres años de matrimonio sin amor, la traición de Neil hirió profundamente a Katelyn. Ella no perdió tiempo y rápidamente se deshizo de ese canalla. Tras el divorcio, se dedicó a su carrera profesional. Alcanzó la fama como diseñadora, doctora y hacker brillante, y se convirtió en un icono venerado. Neil, consciente de su grave error, intentó en vano reconquistarla, solo para presenciar su magnífica boda con otro. Mientras sus votos se retransmitían en la mayor valla publicitaria del mundo, Vincent deslizó un anillo en el dedo de Katelyn y declaró: "Katelyn es ahora mi esposa, un tesoro de valor incalculable. Que todos los que la codicien tengan cuidado".
Sofía Morales, en la fiesta de celebración de su graduación, ebria y drogada por uno de sus compañeros quien intentó abusar de ella, se entregó a su héroe y salvador, Rafael Rincón, quien también se encontraba bajo los efectos del alcohol. Al mes exacto de esta celebración, ella comenzó a experimentar los primeros síntomas de su embarazo múltiple, lo cual fue un escándalo para toda la familia, especialmente porque nadie sabía quién era el padre de sus trillizos, ni siquiera ella misma. Antes de salir a relucir esta situación, su padre le estaba imponiendo aceptar un compromiso matrimonial con el hijo de su amigo, porque había dado su palabra desde que ella era una niña. Estando en su sexto mes de embarazo, su padre fallece, dejándola heredera y billonaria. Como era su única hija, debió asumir el cargo de CEO. Esto no fue bien visto por los otros accionistas de la Naviera, quienes consideraban que era una irresponsable, por el grave error cometido: ser madre soltera. Por su parte, Rafael Rincón, hombre enigmático, billonario, productor, ganadero, quien había perdido a su novia en un accidente, no dejó nunca de pensar en la bella y virginal jovencita a quien rescató y luego hizo suya en una noche de copas, en una discoteca de la Ciudad, propiedad de su amigo y de la cual solo sabía, que se llamaba Sofía.
Eveline se casó con Shane, un obstetra, a la edad de 24 años. Dos años más tarde, cuando estaba embarazada de cinco meses, Shane abortó al bebé él mismo y procedió a divorciarse de ella. Fue durante estos tiempos oscuros que Eveline conoció a Derek. Él la trató con ternura y le dio el calor que nunca antes había sentido ella. También le causó el mayor dolor que jamás había tenido que soportar. Eveline solo se hizo más fuerte después de todo lo que experimentó, pero ¿podría soportar la verdad cuando finalmente se revelara? ¿Quién era Derek detrás de su carismática fachada? ¿Y qué haría Eveline una vez que descubriera la respuesta?
Durante tres años, Jessica soportó un matrimonio sin amor mientras su marido fingía impotencia. Sus mentiras se desvelaron cuando apareció una amante embarazada. Tras seis meses recopilando pruebas en secreto, Jessica se deshizo de él y construyó su propio imperio multimillonario. Tras el divorcio, se transformó en una figura irresistible, atrayendo admiradores. Un día, al salir de su oficina, se encontró con Kevan, el hermano de su exesposo. Él intervino, enfrentándose a ella: "¿Acaso era solo una herramienta para ti?". Los labios de Jessica se curvaron en una sonrisa tranquila mientras respondía: "¿Cuánta compensación quieres?". La voz de Kevan se suavizó. "Todo lo que quiero eres tú".