Nunca tuvimos elección desde que un Belikow nace hasta qué un Belikow muere siempre sirve a su nación, a su Rey. Por eso desde nuestra niñez somos entrenados para tomar lugares estratégicos en la defensa de nuestra casa. Sin ninguna opción a rehusarnos nos volvemos los soldados. Los Belikow son retratados como los vigilantes, los guardianes en todo el reino y asumiendo que este reinado ha decidido que ya no solo sean soldados, ahora serán familia. Están a un peldaño de volverse lo que muchos consejeros temen. Pero como siempre dicen las traiciones siempre espera la traición de un familiar. Autora: Hola a todos los que vallan a leer esta novela, muchas gracias a todos. Espero que les guste y comenten cualquier tema me lo consultan responderé todos sus comentarios.
Esa sonrisa modesta y avergonzada de mi hermana demostraba que sus sentimientos eran correspondidos, recuerdo tener diez años cuando vi su mano izquierda con el anillo de promesa y posteriormente con su anillo de compromiso. Nadie podía estar más feliz que mi padre, pero una madre disgustada y nadie sabía el porque, pero siempre se ha mostrado en contra de los compromisos, pero en especial de este.
" De esta manera te tendrá quieto, nos tiene miedo" - escuché decirle en repetidas ocasiones mi madre a mi padre.
Pero en ese rostro no podría haber más felicidad, cuando veía a quien sería el futuro rey y a mí hermana tenía esperanza de que esto terminará, que lo que no nos es permitido ver, acabe. Tenía Fé.
Mi hermana era sin duda alguna una persona modesta, leal, una excelente guerrera, su amabilidad y gentileza era bien vista por todos, por eso fue escogida como la más adecuada para casarse con él futuro rey.
Alexy Hanloher creció y se crió con Violetta desde que solo eran niños, mi madre siempre quizo como una hermana a la madre de Alexey, a la reina Alexandra Villers, no recuerdo mucho de ella pero en una excursión fuera de las fronteras de la nación supimos que fue asesinada por nuestros enemigos, desde ese día se declarón acérrima la guerra, recuerdo tener cinco años cuando vi arder nuestras banderas y supe que esto no tendría fin. Los tratos de paz, los acuerdos diplomáticos, los días de descanso para recoger a los muertos todo eso fue olvidado, no tuvieron piedad, recuerdo escuchar los gritos del pueblo en mis pesadillas y lo lamentos de los niños, hasta ahora los oído.
¿Qué cambio? - esa pregunta siempre viene a mi cabeza, siempre está ahí latente en cada momento de mi día a día.
Siempre miro hacia arriba esperando una respuesta, una pequeña pista para saber porque decidió masacrar un pueblo entero. Mi hermana era una persona con una razocinio estupendo, traicionar a la corona...
Aun recuerdo los gritos de mi madre mientras era arrastrada por los guardias reales hacia la salida de la mansión, me encontraba sola en casa con ella, preparábamos el almuerzo, yo pelaba las papas mientras que ella abría el pollo para ponerlo al horno, nuestra familia era grande y solo éramos tres mujeres y seis hombres ya se imaginarán lo que ese implicaba, comida a por montones, ellos no comían, ellos tragaban y nada hacia más feliz a mi madre que ver a sus hijos bien nutridos.
Recuerdo ser empujada al piso y pisada por la espalda para arrebatarme el pelador de papas.
Las alarmas de la casa sonaban haciendo demasiado ruido, los comunicadores emitían alertas a mi padre y hermanos, pero yo veía el sello real en sus vestimentas negras, eran soldados de élite.
-Mi amor mira a otro lado - decía mi mamá. Mientras el pie del soldado ejercía más presión sobre mi espalda, intentaba a duras penas hacerle caso a mi mamá y mirar hacia otro lado.
Cerré los ojos como la cobarde que era, mientras escuchaba como las cosas se rompían. Una voz en medio del caos me despertó.
-Andra abre los ojos - me decia. Era la voz de mi hermano Samuel.
Abrí los ojos y vi su imagen delante mío, sonreía.
-escucha pequeña guerrera - me decía.
Así le llamaban la pequeña guerra pues estaba a nada menos de tres meses de ingresar a la academia militar como todos ellos, ingresaría para formarme como miembro de los soldados de élite, aspiraba a ser como Uriel un Fénix dorado, el más alto rango de esta nación,la misma que tenía mi padre.
Mis ojos se cristalizaron y él se esfumó.
-corre había la sala y detrás del cuadro familiar está el arma de mi mamá, tómala en tus manos y dasela - pero su voz no, aún lo escuchaba.
Tenía miedo, mis piernas me temblaban, pero no podía ser una cobarde, mi padre estaría decepcionado de mi. Soy la menor y por ende debo cubrir las espectativas de mis padres que son demasiado altas.
El guardia quita su pie y de inmediato me levanto, corro hacia nuestro cuadro familiar y me impulso con mucha fuerza, tiro el cuadro familiar al piso y veo el arma de mi madre. Me quedo en silencio unos segundos contemplando esa lanza.
-Andra cuidado.
Doy un golpe certero a la lanza y escucho como cae al piso, mientras que yo soy atrapada por un guardia y llevada hacia afuera.
-Ordenes son órdenes.
Mi madre está golpeada de rodillas en la inmensa sala de la familia, me mira mientras estoy en los hombros de un guardia. Veo su sonrisa.
- Katherina de Belikow se te condena por alta traición, por conspirar en contra de tu rey y de la familia real, se te condena por incitar revueltas organizadas por su hija Violetta Belikow...
En ese momento el mundo se me venía abajo, escuchar esa voz firme y fría recitar la condena de mi madre y sus cargos.
-Las órdenes de su majestad el rey Albert Hanloher son acatadas por su reales súbitos, tu condena es la muerte.
Veo como un guarda trae el arma de mi madre y se lo entrega a quien recitó su condena.
-Andra cierra los ojos. Cierra los ojos - gritaba con desesperación.
Pero yo no podía moverme, yo solo observé como el retrocedió y luego lanzó la lanza.
Los hombres del rey sujetaron con fuerza a mi madre para que no pudiera moverse, entonces vi como su propia arma la mataba.
-Llevensela - ordenó él, vi sus ojos inyectados de sangre y miré a mi madre por última vez.
Estaba en el piso de costado, los comunicadores fueron desconectados y grite con todas mis fuerzas pero nadie hizo nada, la gente que me había visto crecer fue masacrada vi como uno por uno desfilabar los cadáveres.
¿Por qué? - me pregunte. Las lágrimas apenas y salían, pero los gritos no cesaron. Hasta que como un paquete mi cabeza golpeó el frío metal del carro y antes de perder la conciencia escuchaba las risas de todos ellos.
" Sucios traidores"
Amar a alguien es tan complicado, darte cuenta que lo amas demasiado tarde es un suplicio. La suerte de coincidir y magia de conectar. Estabamos destinados a encontrarnos, quiz nunca estuvimos destinados a estar juntos. – ¿Crees en el amor? – le pregunto. Ella me mira a los ojos y sonrie, y asiente con la cabeza. Mi corazon palpita a mil por hora y estoy listo para demostrarle todo lo que siento por ella. Pero antes de que pueda hablar, ella comienza a reirse. –Creo en el amor, creo que es sacrificio. Algo que no estoy dispuesta a asumir, no por ahora. Estoy bien sola. Me pongo de pie y le extiendo mi mano. Solo le ha tomado unos segundos decir esa frase, para que inmediatamente ella termine de aprertar mi pecho y desangrarlo. –Bianca – susurro su nombre, intentando comportarme lo mas serio posible. Ella me mira y toma mi mano. —Cedrick - dice ella con ciertas voz. Se pone delante mio y me sonrie. —¿Qué? –Una chica en la fiesta queria tu número y es de la clase de chicas que te gustan, entonces no lo dude y le di tu número. Quien sabe y es el amor del que tanto hablas. Ella suelta mi mano y comienza a caminar. Volteo para verla y veo como Ricardo le alza la mano y ella también lo alza. Mi teléfono vibra y es un mensaje de un número desconocido. No habro el chat e ingreso nuevamente a la fiesta para cuidarla.
Fiorella es una niña que ha crecido rodeada de lujos, su madre una hermosa mujer murió cuando ella tenía trece años de edad, su padre murió cuando ella era tan solo una bebé. El misterio la rodea a donde ella quiera que va, por el hecho de ser huérfana, pero ella es muy relajada en ese aspecto de su vida, prefiere no hablar con nadie. —Mi vida de misterio no tiene nada —dice ella mirando a una compañera de clase, la primera en mucho años a la que le dirige la palabra. —¿Estás segura? —Le pregunta. —Claro que si —dice ella muy segura. Se encoje de hombros y siguen caminado por los pasillos. —Por cierto, ¿Quién es tu tutor legal? —le pregunta ella con curiosidad. Fiorella la observa unos segundos, en la casa no hay fotos suyas, hay varias fotos antiguas, pero nada realmente nuevo, se refieren a él como señor, nunca lo han escuchado llamarlo por su nombre. —¿Qué pasa? —Le pregunta su amiga. —Sabes si hay algo de misterio en mi vida —dice sonriente
El lo observa todo, pero no está dispuesto ha hablar, su silencio la ayudara piensa y no se equivoca. Aquel día en el parque a las afueras de una de las zonas más exclusivas de la cuidad una mujer corre por su vida intentado con todas sus fuerzas escapar. Kay Franklin se encontraba corriendo con altos niveles de sustancias tóxicas en el cuerpo, después de de todo era lo único para que se se sentía bueno. Correr. En el desespero de la mujer por aún salvar su vida corrió hacia el lago. La vida es un chiste, pues si no hubiera sido por esa piedra ella no estaría vivía. ¿Qué peligro representa aquella mujer? ¿Por qué asesinarla? Se hacen tantas preguntas, pero ningunas tienes respuesta. —Amelia, ese es mi nombre Amelia... —la sostiene en brazos. —Carajo, Amelia abre los ojos —grita. Se arrastra hacia la orilla del lago y toma su teléfono. —Papá ayudame.
Era un secreto a voces mi alejamiento de la familia, pero nadie podía decir nada, nosotros dos en público éramos normales, no hablábamos mucho, apenas y cruzábamos miradas, pero en el fondo sabíamos que esto era indebido, que no podíamos mirarnos de la manera en que nos mirábamos y mucho menos pensarnos de la manera en la que lo hacíamos. —Escapamos juntos —decía ella mientras acariciaba mi rostro y este descansaba en mi pecho —Vamos a casarnos y olvidarlo todo, quizá podamos comenzar en otro país. Sus ideas locas no deban de hacer eco en mi cabeza cada vez que me encontraba solo, así fue creciendo este sentimiento hasta ese trágico día.
¿Creen en el amor a primera vista? Yo era realmente no creo en el amor a primera vista, hasta que la vi ingresar con ese aire de superioridad. La vi ingresar dispuesta a salvarme de una injusticia, pero cuando la vi todo a mi alrededor se esfumó, sentí que mi pasado, mi presente y futuro estuviera ahí parado. Pero enamorarse de ella tiene un precio. Nota de autor: Hola soy Sieteletras, gracias por leerme para dudas o consultas y recomendaciones me pueden escribir por mi instagram ( Sieteletras). Gracias ❤️
¿Si pudieras describir a tu jefe como lo harías? Una emocionada Emilia Vladi responde ante las preguntas de la reportera. —Es gentil, amable, respetuoso, es la que uno aspira a ser de grande, que tus empleados te miren y te vean como un ejemplo. La reportera inclina la cabeza, pero las palabras de la joven son sinceras, ella siente todo lo que acaba de decir, siente que su jefe es un persona intachable. La reportera termina de hacer las preguntas y se apaga el micrófono, Emilia se levanta y la reportera suelta un comentario. —Que se puede esperar de las secretarias, usualmente son las amantes - ríe en voz baja y luego alza la mirada para ver el ceño fruncido de la joven. Ella camina rápido y choca con fuerza con alguien y mira hacia arriba. Se miran por unos segundos y ella avanza. “Ya nos habíamos visto antes" - siempre se lo repite. Emilia Vladi y Edu Costa viene de dos mundos totalmente diferentes. Mientras ella siempre dice pobre el jefe, por qué siempre lo escucha pelear por teléfono con su hijo, ella se pregunta quién es él... ¿ Qué pasará el día en que ellos se encuentren?
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