/0/8412/coverbig.jpg?v=6c8404b5ab6d1a57e3e8dc49116137b2)
Catalina, un mujer diferente narra la historia de una joven del campo que recuerda con efusión los días de su infancia, casi enmarcada en una pubertad que se avecinaba de manera inevitable; eran días de felicidad en los que junto a su hermano y dos o tres amigos jugaban bajo la sombra de una enramada mata de mango, no era muy amplia la selección que podían hacer entre los juegos, pero con tino encontraban siempre algo que pudiera interesarles y divertirse como todo unos expertos. Entre canicas, papagayos, fútbol y una que otra carrerita transcurrían los días de su infancia; sólo el grito de su madre la traía a la realidad: ¡Dios! ¿hasta cuándo juegas con varones?, era siempre la pregunta que quedaba suspendida en el aire. Los días de la infancia pasaron casi sin que Catalina se diera cuenta y llegó la adolescencia envuelta en esa pubertad que su cuerpo se negaba a aceptar. Catalina era flaca, escueta y en su delgada silueta de adolescente tardaban en aflorar los esbozos de los senos y las caderas que traen consigo la pubertad; y aunque ella se sentía femenina, odiaba los vestidos y los tacones y amaba ser parte del grupo de chicos que, junto a su hermano, jugaban al fútbol y a las canicas. Era feliz, aunque diferente al resto de las jovencitas de su edad, quienes lucían orgullosas sus pronunciadas bubis y sus contorneados traseros. La adolescencia de Catalina transcurre en su pueblo natal y con la adultez llegan los cambios que la vida misma impone, estudiar y graduarse se vuelve su único propósito en la vida ya que no cree en el amor; crecer entre chicos y criada por una madre amargada por causa de la mala vida que le dio su esposo, marcan su infancia y adolescencia sin imaginar que al mudarse a la ciudad para alcanzar sus sueños vivirá una historia de amor y desamor que la convertirá en una mujer diferente.
Era el final de los años 80 y casi un tabú que una madre hablara con su hija de 12 años sobre lo que implica entrar a la pubertad. Graciela, la madre de Catalina era una mujer de campo, iletrada, tosca, muy amargada, que jamás le aclararía el panorama que se pintaba ante sus ojos al sumergirse en el angustioso mundo de la pubertad.
Todos en la familia, incluyendo a su madre comentaban, con cierta cautela, algunos de los cambios que las niñas debían "sufrir" al llegar a la pubertad; y que en ella no se asomaba ni el más mínimo indicio de que la famosa pubertad estuviera cerca; en una ocasión escuchó a su tía decir: _¡Ya Carmen se desarrolló, ya es toda una señorita! _ con una emoción que pareciera que se hubiese ganado la lotería. Carmen era una prima muy cercana a Catalina, con quien muy esporádicamente jugaba muñecas para complacer a su mamá; ella amaba jugar con su hermano y sus amigos al fútbol y a las canicas.
Carmen, la prima de Catalina, era de su misma edad pero en su cuerpo ya había señales muy visibles de que la pubertad le había llegado, sus senos grandes y sus caderas algo contorneadas la hacían lucir mayor que Catalina. _¿Cuándo será que esta niña se desarrolla?_ decía, algo desesperada la madre de Catalina, mientras ella la miraba ingenua y tranquila; no le importaba mucho la idea del famoso desarrollo que trae consigo la pubertad. En ocasiones quería huir del mundo circundante, pues no lo comprendía y su madre se encargaba de hacerlo más terrorífico cada vez que abordaba el tema.
Se encontraba parada firme en sus 13 años y nada que veía asomarse a la dichosa pubertad. Todos comentaban, _ ¡ya tiene 13 años y nada de nada, es una campeona de natación, nada por delante y nada por detrás!_ y la verdad ella seguía sin comprender mucho; no tenía acceso a libros que pudiesen ilustrarle los cambios generados por la pubertad y ni soñar con el internet. Su cuerpo afilado y escurrido gritaba a todo pulmón que para él no era el momento de la pubertad, del desarrollo, del cambio; que debían respetar su ritmo, su paso lento pero seguro a esa transformación tan esperada por todos menos por ella.
Catalina seguía su vida como siempre, jugando con su hermano y sus amigos después de cumplir con sus deberes escolares y las tareas de la casa, por ser la hembra su madre le enseñaba las tareas del hogar. _Aprende a fregar, a cocinar, a lavar, a limpiar porque cuando busques marido vas a tener que hacerlo; cuando te desarrolles y te venga la regla vas a tener que comportarte como una mujer, ¡porque eso eres una mujer!, eran siempre las palabras de su madre mientras la mantenía ocupada en casa haciendo cualquier deber. Graciela, su madre, era una mujer dura, y con poco o casi nada de tacto al hablar; la pubertad o el desarrollo, como ella le decía, era para Catalina un monstruo de tres cabezas en la boca de su madre: _ Cuando te desarrolles te van a salir las tetas, se agrandarán tus caderas y te vendrá la regla, y de entre tus piernas saldrá sangre_ enfatizaba cada vez que tocaba el tema de la pubertad.
El desarrollo o la pubertad, no importa como lo llamasen, tenía a Catalina angustiada y algo asustada, y un día sin medir palabras buscó a su prima Carmen para que ésta le explicara lo que había sufrido por culpa de la pubertad. Aunque Carmen tenía la misma edad de Catalina, el desarrollo le había otorgado un contorneado y voluptuoso cuerpo; Catalina se preguntaba si ella también llegaría a tener un cuerpo semejante, pero eso no le quitaba el sueño, ella se amaba así como era.
_¿Duele mucho desarrollarse?_ Preguntó Catalina mientras miraba algo inquieta a su prima.
_ ¿Qué dices?_ respondió esta con un gran gesto de sorpresa.
_ Mi madre dice que cuando me desarrolle mis tetas crecerán junto con mis caderas y que peor aún sangraré de entre mis piernas y eso suena terrible_ inquirió angustiada Catalina.
Carmen soltó una enorme carcajada y unos segundos después le dijo: ¡Claro que no tonta!... Nada de eso es doloroso, es más ni cuenta te das cuando sucede. Las palabras de Carmen calmaron un poco su angustia; sabia que de un momento a otro esos cambios llegarían y no quería ser sorprendida.
Catalina comenzaba a comprender que ella era algo diferente; todas las niñas de su edad ya estaban viviendo su desarrollo, su pubertad plena, lucían distintas, ya no jugaban a las muñecas ni a la casita, ahora vestían jeans apretados que marcaban sus contorneadas caderas y sostenes que resguardaban sus senos que, en ocasiones, dejaban ver en algunos escotes algo atrevidos; mientras que ella seguía siendo la niña flaca y escurrida, cuyas rodillas sobresalían de sus delgadas piernas.
Todos somos únicos y nuestros ritmos de desarrollo y crecimiento son diferentes, y Catalina lo había comprendido; ella se aceptaba, y aunque a ratos se sentía triste por su delgadez, tomaba su bolsita de canicas y se iba a jugar bajo la enramada mata de mango que le acobijaba con su sombra y le devolvía la sonrisa que el monstruo de tres cabezas, llamado pubertad, le robaba cada vez que pensaba en ella.
Entre juegos de fútbol y canicas, tareas del hogar y deberes escolares se esfumaban los 13 años de Catalina dejándole el sabor agridulce de la incertidumbre que envolvía la ahora anhelada pubertad; ella no lo notaba pero, muy en el fondo, deseaba enfrentarse al desarrollo para redescubrirse como mujer, esa mujer que todos esperaban que se formara, que aflorara, que ella misma se negaba a reconocer; tal vez la amargura de su madre le había marcado; ella sentía que esa vida que su madre vivía no le gustaba mucho; Catalina, con su cuerpo flaco y escueto, empezaba a anhelar el desarrollo, sus hormonas parecían comenzar a despertar del largo letargo que le proporciona la niñez.
__Quiero el divorcio!! __Me dice en tono frío. No es la primera vez que le pedía algo como eso, antes lo hacía a menudo, se levanto del sofá y lo miro a los ojos, le molestaba que no la dejara dar ni una sola explicación, solo asumía las cosas. Era mejor dejar las cosas a como estaban, no pensaba rogarle para que la escuchara, no pensaba hacerlo nunca mas. __Estas seguro de que es lo que quieres?? __Le pregunto mirándolo fijamente. Por muy ilógico que parezca, intento aferrarme a su única esperanza, le tiro los documentos al rostro, ella los tomo con una sonrisa amarga. Tomo el bolígrafo de la mesa y lo firmó sin pensarlo ni un minuto más, se levanto con lo poco de dignidad que todavía conservaba, empaco las pocas pertenecías que tenía y me marchó sin mirar atrás. 🌼NOTA DE AUTORA Espero les guste esta historia de amor, intriga y mucho mas, gracias por el apoyo de ante mano, no olviden dejar sus comentarios.
Sofía Morales, en la fiesta de celebración de su graduación, ebria y drogada por uno de sus compañeros quien intentó abusar de ella, se entregó a su héroe y salvador, Rafael Rincón, quien también se encontraba bajo los efectos del alcohol. Al mes exacto de esta celebración, ella comenzó a experimentar los primeros síntomas de su embarazo múltiple, lo cual fue un escándalo para toda la familia, especialmente porque nadie sabía quién era el padre de sus trillizos, ni siquiera ella misma. Antes de salir a relucir esta situación, su padre le estaba imponiendo aceptar un compromiso matrimonial con el hijo de su amigo, porque había dado su palabra desde que ella era una niña. Estando en su sexto mes de embarazo, su padre fallece, dejándola heredera y billonaria. Como era su única hija, debió asumir el cargo de CEO. Esto no fue bien visto por los otros accionistas de la Naviera, quienes consideraban que era una irresponsable, por el grave error cometido: ser madre soltera. Por su parte, Rafael Rincón, hombre enigmático, billonario, productor, ganadero, quien había perdido a su novia en un accidente, no dejó nunca de pensar en la bella y virginal jovencita a quien rescató y luego hizo suya en una noche de copas, en una discoteca de la Ciudad, propiedad de su amigo y de la cual solo sabía, que se llamaba Sofía.
Tras una noche apasionada, Verena dejó algo de dinero y quiso marcharse, pero fue retenida por su acompañante: "¿No te toca a ti hacerme feliz?". Verena, siempre disfrazada de fea, se acostó con el tío de su prometido, Darren, para escapar de su compromiso con su infiel prometido. Darren gozaba de respeto y admiración, todos creía que era frío y temible. Corría el rumor de que lo habían visto besando a una dama contra la pared, pero muchos no lo creyeron. Después de todo, ¿quién podría conquistar el corazón de Darren? Entonces, sorprendentemente, Darren fue sorprendido agachándose para ayudar a Verena con sus zapatos, ¡todo para conseguir un beso de ella!
La vida era un lecho de rosas para Debra, la hija del Alfa, hasta que tuvo una aventura de una noche con Caleb. Estaba segura de que él era su pareja designada por la Diosa de la Luna. Pero este hombre odioso se negó a aceptarla. Pasaron semanas antes de que Debra descubriera que estaba embarazada. Su embarazo fue una vergüenza para ella y para todos los que amaba. No sólo ella fue expulsada, sino que su padre también fue perseguido por los usurpadores. Afortunadamente, sobrevivió con la ayuda de la misteriosa Manada Espina. Pasaron cinco años y Debra no supo nada de Caleb. Un día sus caminos se volvieron a cruzar. Ambos estaban en la misma misión: llevar a cabo investigaciones secretas en el peligroso pueblo de Roz por la seguridad y la posteridad de sus respectivas manadas. Caleb todavía se mostraba frío con ella. Pero con el paso del tiempo, se enamoró perdidamente de ella. Intentó compensar el abandono de Debra, pero la chica ya no lo quería. Estaba empeñada en ocultarle que tenían una hija y también en hacer una ruptura limpia. ¿Qué les deparaba el futuro a los dos mientras viajaban por el pueblo de Roz? ¿Qué tipo de secretos encontrarían? ¿Caleb se ganaría el corazón de Debra y conocería a su adorable hija? ¡Descúbralo!
Ethan siempre consideró a Nyla una mentirosa, mientras que ella lo veía a él distante e insensible. Nyla había acariciado la idea de que Ethan la quería, pero se sintió fríamente rechazada cuando se dio cuenta de que su lugar en el corazón de él era insignificante. Como ya no podía soportar su frialdad, dio un paso atrás, solo para que él cambiara inesperadamente de actitud. Ella le desafió: "Si confías tan poco en mí, ¿por qué me tienes cerca?". Ethan, que antes se había comportado con orgullo, ahora estaba ante ella y le suplicó desesperado: "Nyla, he cometido errores. Por favor, no te alejes de mí".
Después de tres años de matrimonio hermético, Eliana nunca había visto a su enigmático esposo hasta que le entregaron los papeles del divorcio y se enteró de que su supuesto esposo estaba cortejando a otra mujer sin importarle cuánto le costara. Ella volvió a la realidad y decidió divorciarse. A partir de entonces, Eliana dio a conocer sus diversos personajes: estimada doctora, legendaria agente secreta, hacker reconocida, célebre diseñadora, experta piloto de carreras y distinguida científica. A medida que se conocieron sus diversos talentos, su exesposo fue consumido por el remordimiento. Desesperado, suplicó: "¡Eliana, dame otra oportunidad! Todas mis propiedades, incluso mi vida, son tuyas".