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Novela n.º 1- Saga - Guerra entre deseo. Un hombre excéntrico que cree ser incontrolable, recibe un obsequio que se convertirá en su ambición. Un mafioso siempre tiene sensibilidad, conoce la historia de un necio anhelando amar a su manera salvaje; entre una guerra que pone en peligro a todos los que le rodean.
Limpio la sangre derramada en mis manos, mientras me observo en el espejo, pensaba en tomar un descanso y alejarme de todo, necesito tiempo para mí; ya estoy cansado de negociar con gente que no quiere cooperar, el alcohol y las putas que dicen quererme y solo les importa el placer y poder.
-¿Lo mataste?- Preguntó Owen, nervioso, en la punta de su nariz había polvo de cocaína.
-No quiso hablar, así que le saque la información a mi manera.- Conteste viéndole acercarse para ver si aún tenía pulso el cuerpo.
-Estás demente; es el único hijo de Seth- Comento, quitándole la camisa y al observarle todas las puñaladas que le hice cubre su boca. -Busca mi botiquín.- Ordeno molesto.
-No creerás salvarle.
-Solamente haz lo que te menciono, si muere nos estamos buscando serios problemas.- Advirtió recostando el cuerpo en el suelo del baño de la disco.
Lance el paño con que secaba mis manos dándole una mala mirada, salí del baño adentrándome en la disco; al atisbar a Theo la señal de mis dedos enviándole que vaya junto a Owen dejó de tomar.
Fui con paciencia a la camioneta de Owen buscando aquel botiquín; me importa una mierda que muera el hijo Seth; el mafioso que nos ha hecho la vida imposible hace tres años asesino una docena de mis hombres, lo cuales fueron como mis hermanos de una manera tan cruel; todo por querer robar una maldita mercancía que se dirigía a Italia, desde entonces mi vida ha cambiado, queriendo venganza, pero esa maldita rata nunca da la cara.
Ver a mi hermano preocupado coser las heridas del cuerpo de este desgraciado; aún no entiendo, ¿cómo es que el drogado hace su trabajo mucho mejor?
-Qué asco- Mascullo Theo avispando el trabajo de Owen; mientras rastreaba el dígito que le dicte. -Lo tenemos- Celebró dándome a mostrar el transporte que lleva nuestra droga, sonreí saboreando mis labios.
«El dinero volverá a nosotros, multiplicado por cuatro» Pensé maravillado...
Simulamos contemplar a las chicas bailar, cuando en realidad vigilamos a los hombres de Seth llevarse el cuerpo que aún respira.
-No puedes ir quitando vidas porque te parece divertido, Esteban eres un maldito animal salvaje- Owen comentó tomando unas de esas pastillas que te llevan a sentir las estrellas.
-No lo volveré a hacer- Mentí ante su molesta mirada.
Tocando el hombro de Theo el cual no perdía de vista nuestro paquete; él es amigo de la familia, ya lo tenemos como un hermano más, desde pequeño ha servido a la familia Roussou dándose a destacar por el poder que tiene frente a una computadora.
(...)
Observar a los hombres llegar con el hermoso obsequio de Seth para nosotros, abrí una de las bolsas con mi navaja dándosela a Owen, el cual aún continuaba molesto, por lo sucedido en el club, cepillo sus dientes con un dedo cubierto la mercancía asentando por su delicioso sabor.
-¡Caballeros! Tendremos fiesta- Exclame ante los silbidos de felicidad de toda la brigada, guiñándole un ojo a Larissa, la teniente más sexi y corrupta de toda Grecia...
La pegué contra la pared, besando su espalda, abrió sus piernas dejándome adentrarme en ella, le aprieto de su cabello manteniéndola cerca para que escuche mis quejidos mientras disfruto cogérmela, enlaza sus manos de la pared arqueando su espalda con gemidos fuertes la tomo por sus caderas sin dejar de mover las mías con las ganas de un animal hambriento.
Bárbara
-Abre los brazos- Pidió la mujer para medirlos, mientras me tiene desnuda ante un espejo.
Salió del vestidor, pidiéndome que me cubra.
-Es perfecta...- Murmuraba, hablando de todas las medidas de mi cuerpo, de mis labios carnosos, mis ojos rasgados con pupilas grandes grises, el perfil de mi cara; podría decir que esta mujer me conoce más que yo misma.
Los últimos dos años no sé lo que es socializar, ni siquiera he podido ver otro atardecer, vivo en una jaula de cuatro paredes grises, donde una gran pantalla me enseña sobre modales, defensas personales y hasta a bailar, como si fuera una maldita máquina.
Dos años atrás:
-¿Quién ofrece más?- Buscaba con preguntas a las personas de clase, mientras yo estaba a un costado con una lágrima en mi mejilla; no podía creer de lo que son capaces los millonarios, lo peor es que son hombres muy mayores que ofrecen millones de euros por mí.
-Ofrezco 2, es más 5 millones, no tengo paciencia para estas cosas.- Murmuró el señor que se le puede notar la maldad en la mirada.
-5 millones de euros a las 1,2,3. ¡Vendida, al señor Roussou Julián!
Observar a ese hijo de perra ser aplaudido, me genero un fuerte desagrado, sin embargo, no le he vuelto a ver desde entonces, me encerró como un ratón de laboratorio siendo obligada a convertirme en otra persona; pase a ser una zorra acorralada a una con actitud de mierda; lo que no sabe es que lo mataré desde que tenga la oportunidad.
-Ya puedes salir- La mujer que me contempló hasta lo que no tiene nombre; pidió, busque con la mirada aquel señor, pero no estaba.
-¿Para qué me preparan?- Pregunte observando a esta mujer apoyarse en su escritorio, ni siquiera sé su nombre, nadie me informa de nada, nadie me habla, haciéndome sentir tan sola.
-Bárbara, pronto lo sabrás, tú nada más sigue siendo auténtica y perfecta. Esta será tu último día de encierro, así que procura sobrevivir fuera- Advirtió apreciando mi busto pequeño.
-¿A dónde me llevarán?- preguntó cubriéndome.
-A Santorini- Respondió acercándose, tocando mi rostro poniéndome un poco nerviosa, nunca la había visto de este modo, admirarme tanto y tan cerca, besa mi labio pasivamente, se aleja al ver que no respondo. -Bésame, tengo que estar segura de que aprendiste correctamente.- Musito con tono sensual, trague lento al saber que mis prácticas fueron con otras mujeres, remoje mis labios, besándole, su lengua se adentró en mí, sus manos en mi rostro, intente quitar su camisa; en este lugar me han enseñado cómo consentir un hombre en todo sentido, pero todas las prácticas han sido con mujeres y juguetes sexuales, puedo darte una mamada que te harían correrte en pocos minutos, cuando empezaba a disfrutar del beso se alejó. -Es suficiente- Dijo limpiando su labio con respiración jadeante.
Los guardias me llevaron a mi habitación gris; la pantalla se encendió mostrando a ese maldito hombre, empezó a hablar sobre los Roussous, presentando a cada miembro, una familia empoderada envuelta en los negocios más sucios de Grecia, desde compra y ventas de mujeres hasta crimen organizado, me quede parada frente a la pantalla.
Observando las fotos de aquellos hombres que tienen tatuado un águila en su espalda, causándome admiración por su belleza griega y miedo por sus expedientes.
Me acerqué impresionada ver a este varonil de cerca que se quedó pausado en la pantalla como si me dijera que leyera su información al lado de su foto frontal y lateral.
Esteban,
Edad 33 años
Altura 1,90 m
Peso 92,3 kg
«Es hermoso» Pensé contemplando esos ojos claros, aun teniendo barba se nota su perfil de dios griego, toque aquella imagen y la pantalla cambio, mostrando unas letras en rojo.
Intentas escapar, morirás.
Si estás en contra de la familia Roussous, morirás.
No obedeces, morirás.
No cumples con tu objetivo, morirás.
La pantalla se apagó, mire a la cámara encendida; ¿Cuál objetivo? No comprendo, nada.
Esteban
Trataba de ganarle a Theo en el ajedrez, mientras que Owen tiene la cara entre los senos de Selene, la mejor cuñada, es el motor de Owen además de bella, tiene un carisma único que la destaca.
Esperábamos a nuestro padre en una hermosa mansión en Santorini hecha de roca que combina con el paisaje salvaje de la isla y ofrece vistas incomparables, es muy privada con su propia entrada y piscina climatizada al aire libre, tiene vista a la playa de piedras de lava blancas, rojas y negras; debió costarle fuerte cantidad de euros mi padre.
Los Roussous somos gente fuertemente temida en toda Grecia, empresaria por parte de mi padre para los ojos de la guardia y el gobierno.
Bárbara
Me han puesto vestido camisero de piel sintética negro y tacones altos también negros, cortaron mi cabello en capaz, podría jurar que parezco la mujer de un mafioso.
Las puertas se abrieron dejándome apreciar el hermoso cielo azul, a mi frente un jet privado rojo vino.
Una señora y ese señor se acercan a mí, con unos tres hombres armados.
-Hola, es un placer conocerte, mi nombre es Delia Roussou y el mi esposo Julián Roussou.- Me quede callada contemplando la elegancia de la señora, yo que pensé que su esposo me quería para cogerme porque al viejo se le nota que su pene aún funciona correctamente. -Bárbara, a partir de hoy serás parte de la familia Roussou.
-Yo no tengo familia- Respondí con la realidad, me abandonaron al nacer en la puerta de un orfanato; esta sonrió ante mi respuesta viendo a su esposo.
-Al parecer será como suponemos; recuerdo que con Selene fue un dolor de cabeza, espero que este plan funcione- Murmuró entre dientes a su esposo el cual se complace dando una leve sonrisa.
-Súbanla- Ordenó el maldito viejo dirigiese al jet; al admirar estos machos armados acercarse le pegué un puñetazo en su nariz a uno de ellos, pero al avizorar a los demás apuntarme tuve que mantenerme quieta y obedecer.
-Tranquila, ya te acostumbrarás.- La señora comentó con una sonrisa amigable.
-La voy a matar a usted y a toda su familia- Asegure borrando esa sonrisa de su rostro, siendo llevada por estos hombres al Jet.
Esteban
-Han llegado sus padres- Informó una de las domésticas nerviosa al contemplarme arrastrar la torre con mi arma, estos malditos juegos de mesa nunca han sido lo mío.
Me levanté dirigiéndome a la puerta con Owen, Selene y Theo.
Mis padres al vernos se maravillan, aunque noto a mi madre un poco nerviosa.
-Felicidades, le han enseñado a Seth que lo ajeno se devuelve- Gloso mi padre alegre.
-Feliciten a Esteban, por cada dígito fue una puñalada a Emilio, el hijo de Seth.- Owen aclaro, mis padres se impresionaron preocupados, odio cuando ponen esa cara, como si fuera la primera vez que matara alguien, además fueron nueve dígitos y el maldito, aun así, sobrevivo.
-Está vivo- Informe con mis manos detrás de la espalda, recibiendo una bofetada de mi padre, voltee lentamente la mirada dándole la cara sin mostrar enojo, manteniendo respeto absoluto.
-¡¿Cómo te atreves? Acaso perdiste la cabeza, ¿Quieres guerra?!- Exclamo. -Nunca pensé que te tomaras el papel de mafioso tan en serio, Esteban.- Me quedé callado ante sus palabras notando acceder esta mujer a la fuerza con quejas golpeando a los guardaespaldas de mis padres.
-¿Y ella quien es?- Owen preguntó curioso ante la belleza de esta señorita, mi padre arregló su camisa observando a aquella dama.
-Es un obsequio...- Me observó dando un leve suspiro -Para Esteban.- Al atisbar aquella mujer, que tiene su boca entre semiabierta y mirada temblorosa, frunzo el ceño inquieto, cruzándome de brazos viendo a esta preciosa mujer de media estatura tiene unos labios muy atractivos y un pelo sumamente oscuro.
-Por Dios...- Musito Theo dando un silbido; esta mujer me observa tratando de controlar sus nervios.
-Esteban, me he tomado el atrevimiento de decidir que desde hoy en adelante la dama aquí presente será conocida como tu mujer. - Informó mi padre, me inquiete dando una sonrisa de molestia, queriendo salir de este lugar al girarme sobre mi talón.
-Si creen que me dejaré dominar igual que Owen están muy equivocados, no quiero una niña berrinchuda en mi camino, sería un completo estorbo. A mí nadie me domina, padre.
Seguí mi camino amargado, ¿Qué mierda suponen? No podría estar con una sola mujer en este mundo lleno de tantas diosas.
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