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Nina es una mujer casada con hijos, ella creía que todo estaba perfecto en su vida, hasta que un día aquel hombre que ya era un viejo conocido puso su vida de cabeza
Mientras me lavaba las manos después de haber orinado, a causa de tanta cerveza, observo mi reflejo en el espejo, mis grandes ojos color miel ya se veían un poco manchados de negro y mi cara era ya algo brillosa, el labial ya había desaparecido, trato de poner un poco de orden en mi cara, el alcohol ya estaba corriendo por mis venas y ya no podía ver con claridad y todo me parecía más relajado, salgo para poder volver a la reunión y en el camino choco con alguien, sin poder ver bien ya que trato de recuperar el equilibrio, escuchó su voz decir, me parece que alguien ya está algo borracha, dice
con risa, volteo mi cara y me cruzo con esos ojos verdes, rápido recupero el sentido y le digo, ¡Claro que no! Solo no te ví y le sonrió, me alejo rápidamente, no me gustan mucho los encuentros con el. Te tardaste, ¿Todo bien? Me pregunta mi esposo, ¿Será que no puedes estar sin mi? Le digo burlonamente, el solo me sonríe y me toma de la mano. Es verdad que cuando estoy bajo los efectos del alcohol, suelo ser más extrovertida y sarcástica, claro que no iba a admitir en voz alta que ya estaba algo alcoholizada, y es que entre el y yo a veces parece haber mucha confianza, pero a veces no, puedo llenarme de esos pensamientos en los que tal vez el sienta algo por mi, pero luego recuerdo que es el hermano de mi esposo y recobro el sentido y definitivamente me digo a mi misma que eso no puede ser, son solo ideas mías, de pronto siento un apretón en mi mano, te preguntan ¿Que si no vas a querer otra cerveza? Me dice Eduardo, aún aturdida de mis pensamientos reaccionó tarde y volteo y asiento con la cabeza y estiró la mano para poder tomarla, gracias le digo con una sonrisa, parece que ya no hay más cerveza dice mi cuñada, así que les va a tocar a ustedes ir por más y nos apunta con el dedo a Eduardo y a mi, ¡De ninguna manera! Que lo haga alguien más, contesta Eduardo, la verdad es que muchas veces no me gustan estás reuniones familiares de mi esposo, así que me ofrezco para poder salir y tomar aire. Esta bien yo iré, no hay problema, no se, no me parece buena idea, me ve serio Eduardo, yo voy con ella, dice despreocupado Daniel, al oír su voz me da un cierto escalofrío, por qué tenía que ofrecerse, podía ir yo sola, pienso para mí.
Ya en el auto prefiero ir de copiloto, me pone nerviosa manejar con otras personas y el en si siempre me pone nerviosa, o me da una sensación extraña, nunca lo he entendido y es que se que definitivamente no es que sienta algo por el, a pesar de que la mayoría de las personas ven a Eduardo y Daniel, al instante saben que son hermanos, su parecido es muy notable, solo que Eduardo, siempre se me ha hecho más atractivo, es más alto su ceja es poblada, sus ojos oscuros dan una mirada intensa que pone nerviosa a cualquiera, y sus labios carnosos piden a gritos ser besados, por otro lado Daniel tiene los ojos verdes, pero a veces parece tener la cara de ganador nato, sus personalidades es lo que sin duda los diferencia. El camino hacia la tienda para comprar más cerveza, es silencioso, normalmente cuando estamos con los demás, me molesta, hace bromas, pero ahora es pura seriedad, tanto que empiezo a sentirme incómoda, me remuevo en mi asiento y siento sus miradas repentinas, llegamos al lugar y me dice, voy yo rápido, espérame aquí, no digo nada solo asiento con mi cabeza, al verlo entrar a la tienda, doy un gran suspiro, y es esto de lo que hablo, años ya de conocernos pero siempre ha sido extraña la relación con el hermano de mi esposo.
Durante tres años, Shane e Yvonne estuvieron casados, compartiendo noches acaloradas, mientras él aún estaba enamorado de su primer amor. Yvonne se esforzaba por ser una esposa obediente, pero su matrimonio se sentía vacío, construido sobre el deseo más que sobre el verdadero afecto. Todo cambió cuando se quedó embarazada, sólo para que Shane la empujara a la mesa de operaciones, advirtiéndole: "¡O sobrevives tú o el bebé!". Destrozada por su crueldad, Yvonne desapareció apesadumbrada y más tarde regresó, radiante de plenitud, dejando a todos boquiabiertos. Atormentado por los remordimientos, Shane le suplicó otra oportunidad, pero Yvonne sólo sonrió y respondió: "Lo siento, los hombres ya no me interesan".
Cuando eran niños, Derek le salvó la vida a Norah. Años más tarde, Derek quedó en estado vegetativo tras un accidente automovilístico y Norah se casó con él sin pensarlo dos veces. Con sus conocimientos médicos, incluso lo curó. Durante dos años, Norah amó a su marido con todo su corazón, esperando poder devolverle su bondad. Pero cuando volvió su primer amor, él pidió el divorcio. Sin dudarlo, ella estuvo de acuerdo. Lo que pocas personas sabían es que ella, etiquetada como "abandonada", era en realidad una piloto de carreras, una famosa diseñadora, una genio hacker y una reconocida doctora. Lamentando su decisión, Derek le pidió perdón a Norah. De repente, apareció un encantador CEO, abrazó a Norah y le dijo: "¡Aléjate de mi esposa!". Sorprendida, Norah soltó: "¿Qué?".
"Estuve enamorada del CEO dominante, Credence Scott, durante diez años. ¡Y finalmente me casé con él! Se suponía que yo era una mujer feliz que se casaba con la persona que amaba. Sin embargo, Credence me odiaba. En nuestro matrimonio de cuatro años, rara vez se acostó conmigo y me culpó por matar a su padre. Nunca hice eso. ¡Fue mi hermana, Rosalie, quien me había tendido una trampa! La parte más desconsolada fue que Credence nunca creyó en mí. Bien, será mejor que acabe con mi vida. Pero fue entonces cuando Credence me reveló su ternura... "
Acusada de asesinato, la madre de Sylvia Todd fue considerada una traidora por toda la manada, condenando a Sylvia a vivir el resto de su vida sola y humillada como una humilde esclava. Lo único que quería la chica era demostrar la inocencia de su madre de alguna manera, pero el destino nunca parecía estar de su lado. A pesar de todo, Sylvia nunca perdió la esperanza. Como el futuro rey licántropo de todos los hombres lobo, Rufus Duncan poseía un gran poder y estatus, pero tenía una inexplicable reputación de ser cruel, sanguinario y despiadado. Sin que todo el mundo lo supiera, había sido maldecido hacía mucho tiempo y se veía obligado a transformarse en un monstruo asesino cada luna llena. Aunque el destino no siempre favorecía a los dos, unió a Sylvia y Rufus como pareja predestinada. ¿Se hará justicia para la madre de Sylvia? ¿Podrán ella y Rufus desafiar todas las normas sociales y permanecer juntos? ¿Tendrán estas dos almas desafortunadas un final feliz?
Dos años después de su boda, Ximena perdió el conocimiento en un charco de sangre durante un parto difícil, olvidando que su exmarido se iba a casar con otra persona ese día. "Nos vamos a divorciar, pero el bebé se queda conmigo". Estas palabras resonaron en su mente. Sabía que él no estaba allí para ayudarla, sino para quitarle a su hijo. Ximena preferiría morir antes que ver a su hijo llamar madre a otra mujer. Posteriormente perdió la vida en la mesa de operaciones con dos bebés en su vientre. Pero ese no fue el final para ella... Años más tarde volvió a encontrarse con Ramon, que ha cambiado mucho. Quería quedársela para él a pesar de que ya era madre de dos hijos. Y cuando supo que ella se iba a casar de nuevo, irrumpió como un loco. "Ramon, ya morí una vez antes, así que no me importa volver a morir. Pero esta vez, quiero que muramos juntos", gritó ella, mirándolo con angustia en sus ojos. Ximena pensó que él no la amaba y estaba feliz de estar fuera de su vida. Pero lo que ella no sabía era que la noticia de su inesperada muerte le había roto el corazón. Durante mucho tiempo lloró de dolor y agonía. Siempre deseó poder retroceder en el tiempo o ver su hermoso rostro una vez más. Todo esto fue demasiado para Ximena, cuya vida estuvo llena de idas y venidas. No sabía si debía volver al lado de su exmarido o seguir adelante con su vida. ¿Cuál elegiría ella?
Tras dos años de matrimonio, Sadie por fin estaba embarazada, llena de esperanza y alegría. Pero su corazón rompió cuando Noah le pidió el divorcio. Durante un atentado fallido contra su vida, Sadie se encontró tendida en un charco de sangre, llamando desesperadamente a Noah para pedirle que la salvara a ella y al bebé. Pero sus llamadas quedaron sin respuesta. Destrozada por su traición, abandonó el país. Pasó el tiempo y Sadie estaba a punto de casarse por segunda vez. Noah apareció enloquecido y cayó de rodillas. "¿Cómo te atreves a casarte con otro después de haber dado a luz a mi hijo?".