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Alex Cros, líder de la banda de Monterrey. Isabella, una amorosa, sencilla e ingenua chica. El destino los une de una manera muy particular, ella sin saber quien era él en un principio, se enamora. Él para mantenerla a salvo de ser un blanco por su fama se aleja de ella, sin esperar que al enterarse Isabella le dejara claro que no podrán con ella, que el amor es mas fuerte que cualquier enemigo que tenga él. Ambos tienen un hermoso amor verdadero, pero... ...Como no todo en la vida es de color de rosa, los enemigos no los dejan estar juntos. Isabella y Alex luchan por su amor, sin saber que algo peor estaba por suceder... ¿Podrán vivir su amor para toda la vida? Esta hermosa historia te atraerá desde el primer capítulo.
Capítulo 1:
Narrador omnisciente:
Isabella Miller, una adorable joven hermosa, delicada e ingenua. Un día normal al volver a casa donde vive con su abuela, la única familia que tiene, encuentra un hombre siendo golpeado por unos pandilleros. No pudo evitar ayudarlo siempre ha sido justa en su forma de actuar y vivir, y lo primero que se le ocurrió fue gritar "La policía está aquí" logrando que los pandilleros huyeran del lugar dejando al hombre que golpeaban herido en el suelo quejándose del dolor.
Al ser una buena persona se acerca donde yace el hombre herido y lo revisa, al ver que no son tan graves los golpes se relaja un poco sonriéndole al hombre desconocido al que solo ve con angustia.
Escucha como se queja por el dolor y nota que esta despierto, lo levanta pasando su brazo por su hombro para poder ayudarlo y llevarlo a su casa. Es demasiado buena para dejarlo herido en la calle.
Camina a casa cargando en el hombro al hombre desconocido, por suerte su abuela pasa la mayor parte del tiempo acostada por la edad y enfermedad. Sus padres casi ni la ven por el trabajo y la dedicación que tiene con este mismo, se crio solo con su abuela y viven con el dinero que sus padres tienen.
Al llegar a su casa, lleva al joven a su habitación, en caso de que su abuela se levante a darle de comer, ya que a pesar de su edad siempre está al pendiente de si come o no su niña. Lo cura con lo que tiene en casa y lo que sabe, el hombre comienza a tener temperatura y gracias a unas enseñanzas de su abuela con unas hierbas lo ayuda a descansar y recuperarse.
Él hombre, que es un desconocido aún para Isabella, logra abrir sus ojos y ver a la salvadora que lo ayudo y con quien está en deuda. Ella mientras lo cura de sus heridas se da cuenta de que el chico la observa, eso la hace sentir avergonzada, sin embargo, continua en su labor de enfermera.
Al tenerlo limpio se da cuenta de que es un hombre muy atractivo y conocido en la ciudad, le cuesta asimilar quien es la persona que salvo.
No alcanzaron a pasar más de una hora, cuando la casa de Isabella se ve llena de gente que está en busca de su jefe. Al principio se asusta por la intromisión, luego al notar que vienen en busca de su "jefe" se relaja.
Cuando se está retirando de su hogar, el hombre la observa con intensidad, provocando que Isabella se sonroje por la intensa mirada que el hombre puso en ella. No puede negar que es bastante atractivo y parece ser que, para él, ella no es indiferente.
Eso nota su mano derecha, quien lo conoce más que como jefe como amigo, sin embargo, no dice nada. Lo importante ahora es la salud de su jefe. Sorprendidos se encuentran al ver a la chica tan buena y débil que salvó a su jefe, nunca esperaron que una chica así fuera a ser capaz de rescatar y salvar al jefe de la banda de la mafia de esa ciudad.
Se ve a simple vista lo humilde y sencilla que es la familia de la chica, aunque a la única que han visto en ese lugar es a Isabella, de la que comenzaron a investigar apenas supieron que su jefe se encontraba en ese lugar.
Luego de despedirse se retiran para llevar a su jefe a su hogar, además, de llevar al médico de siempre a que atienda las heridas de Alexander, el jefe.
Isabella queda en su casa sin saber que decir, lo único que fue capaz de hablar fue un escueto adiós, cuando se retiraban de su hogar. Un pensamiento que no abandonaba su mente es lo guapo que era el hombre, del que todavía no recuerda el nombre, porque nunca ha sido de las que están pendiente de la vida de los demás, solo sabe que es alguien conocido y cuidado por el trabajo que tiene.
Nuevo día y nuestra bella Isabella deja de lado lo sucedido el día anterior, como siempre toma camino a su escuela donde despeja la mente del hombre que no ha abandonado sus pensamientos para hacer lo que le encanta.
Por el otro lado de esta historia, Alexander, mejoraba rápidamente de sus heridas. Los subordinados de este jefe de la mafia de la ciudad se sentían en deuda con Isabella por salvar a su jefe, por lo que comienzan a hacer turnos de guardias para ir y entrar en la escuela en la que ella estudia para cuidarla.
Los profesores y otros estudiantes no estaban contentos con esto, pues sentían miedo al ver a los hombres que cuidaban a Isabella, las chicas sentían envidia por la suerte de la chica y comenzaron a rumorear sobre el motivo, se dijeron muchas cosas, como que había estado vendiendo su cuerpo a este tipo de hombres, así como también que les debía dinero y vigilaban que no huyera.
Nadie decía nada sobre los hombres en la escuela dando vueltas, por miedo. Miraban con molestia a Isabella culpándola por esto, pero no le decían nada porque era cuidada con mucho ímpetu.
Isabella por su parte se encontraba muy molesta y se arrepentía de haber salvado a ese hombre, ya que desde que lo hizo su vida cambió dando un giro de 180 grados. No quería tener esa atención en su vida, le gustaba ser la típica chica que pasa desapercibida y que nadie nota, lo que claramente ya no sucedía gracias a ese hombre que salvó.
Alex, por su parte, les ordenó a sus hombres que llevaran y trajeran desde la escuela a su casa y viceversa a Isabella en un auto de lujo todos los días, lo que alteró el orden en la escuela y en sus compañeras que envidiaban cada vez más a Isabella.
Cada vez más molesta con Alexander, porque ahora si sabía su nombre, al preguntar a uno de los subordinados sobre quien era el responsable de que la cuiden, el hombre respondió "son órdenes del señor Alexander" desde ese momento culpa a ese hombre por su desgracia.
Uno de esos días en los que era acompañada a casa a diario, cansada de esa rutina, decide escapar por otro lado desde la universidad para poder tener un día como siempre ha vivido, en transporte público. No fue nada fácil escapar, estuvo días investigando la rutina de los subordinados de Alexander.
Sentada en el autobús, pone sus auriculares para escuchar música como siempre le ha gustado y cierra los ojos. El camino a casa volvió a ser lo de siempre, ella suspira contenta por tener un día normal, hasta que el autobús se detiene de improvisto, haciendo que todos los pasajeros se levanten asustados, pensando que fue un percance en el camino.
Isabella se quita sus audífonos para mirar que sucede, de lo que se arrepiente enseguida al ver un auto cruzado en el camino del autobús. Le da igual el tránsito, el que está deteniendo el chofer del automóvil que esta atravesado en el camino del autobús.
El conductor del autobús molesto en el irresponsable que se atravesó en su camino se levanta de su asiento para ir a enfrentar al responsable. Sin embargo, al ver quien es la persona que se baja del automóvil, guarda silencio asustado. El enojo y las maldiciones que decía al conductor del auto se los guarda por respeto y miedo al hombre que se baja de este para dirigirse a su autobús.
Alexander camina de forma relajada a la puerta del autobús, con las manos en los bolsillos de su pantalón de tela y al llegar a la puerta, baja sus lentes de sol para mirar por la ventana de este buscando a la chica escurridiza que se escapó de sus subordinados.
Al encontrar a la chica que él llama su "salvadora" le sonríe, provocando que el estómago de Isabella se apriete y sienta mariposas revolotear por dentro de los nervios. Cabe destacar que des el día que lo rescato no volvió a verlo, solo a los subordinados de Alexander.
No lo recordaba tan apuesto y guapo, de forma disimulada mira su apariencia y se siente inferior a él. Molesta por la vestimenta que trae y la inseguridad que siente, le demuestra su enojo a Alexander.
Sin esperarlo, él sube al autobús hasta donde se encuentra ella, lo que la hace sonreír, aunque trata de no demostrarlo. Finalmente se levanta del asiento para acompañar a Alexander hasta su auto y subir junto a él en el asiento trasero.
Durante el camino a casa se mantiene en silencio, no sabe que decir. No esperaba que la fuera a buscar al notar que no se fue con sus empleados, no debía pasar nada de esto.
A mitad del camino Alexander recibe una llamada en su celular, por lo que ella escucha puede darse cuenta que dejo algo de lado por ir por ella. Lo que la hace sentir con culpa y responsable de eso.
El resto del camino lo hace en silencio, por miedo y porque su corazón no deja de latir rápido por la cercanía de Alex, como en su mente y sus sueños lo llama.
Mis padres me obligaron a casarme con Él por la empresa de ellos. Nunca quise hacerlo. Tres años después al fin puedo ser libre! Ha llegado el momento en que puedo buscar mi felicidad, hacer lo que siempre quise y no pensar en mis padres o que ellos estén encima mío. Cuando logre firmar los papeles del divorcio me iré lejos de este país para nunca más volver... Mi nombre es Mason, actualmente tengo 34 años, hace tres me case porque mis padres me obligaron. Siempre he amado a la misma mujer, la que no es ni fue mi esposa. Hoy por fin soy libre y puedo ser feliz al lado del amor de mi vida. Tengo todo planeado, todo va a ser perfecto... O eso es lo que yo creía. ¿Que pasa cuando te das cuenta de que ya no amas a la persona que creías que era el amor de tu vida? ¿Se puede volver con una expareja? ¿Será posible que si empezara a tener sentimientos por la que fue mi esposa durante tres años?
La vida de Catalina una hermosa mujer de solo 30 años se ve aprisionada por un amor que la perjudica, pero muchas veces el amor es ciego y nos mantiene distraídos de lo que verdaderamente es la realidad. Nicolás un hombre que parece un excelente partido para ella es todo lo contrario, su posesiva forma de amar hace que Catalina cada vez se vea más sumergida en una prisión que no le permite ver lo grandiosa que ella es. Pero toda persona tiene su límite y una mujer como ella no nació para vivir en cautiverio, puesto que su único deseo es ser independiente, libre y no depender de ningún hombre para ser feliz. Esta es una historia que demostrará el verdadero valor de mujer.
-¡Quiero el divorcio! - me dice en un tono frío. No es la primera vez que me pide algo así; antes lo hacía a menudo. Se levantó del sofá y lo miró a los ojos. Le molestaba que no la dejara dar ni una sola explicación; solo asumía las cosas. Era mejor dejar todo como estaba. No pensaba rogarle para que la escuchara, no pensaba hacerlo nunca más. -¿Estás seguro de que eso es lo que quieres? - le preguntó, mirándolo fijamente. Por muy ilógico que pareciera, intentó aferrarse a su única esperanza. Le tiró los documentos al rostro, y ella los tomó con una sonrisa amarga. Tomó el bolígrafo de la mesa y firmó sin pensarlo ni un minuto más. Se levantó con la poca dignidad que todavía conservaba, empacó las pocas pertenencias que tenía y se marchó sin mirar atrás. 🌼 Nota de la autora Espero que les guste esta historia llena de amor, intriga y mucho más. Gracias por el apoyo de antemano. No olviden dejar sus comentarios.
Durante dos años, Bryan solo vio a Eileen como asistente. Ella necesitaba dinero para el tratamiento de su madre, y él pensó que ella nunca se iría por eso. A él le pareció justo ofrecerle ayuda económica a cambio de sexo. Sin embargo, Bryan no esperaba enamorarse de ella. Eileen se enfrentó a él: "¿Amas a otra persona y siempre te acuestas conmigo? Eres despreciable". En cuanto ella firmó los papeles del divorcio, él se dio cuenta de que era la misteriosa esposa con la que se había casado seis años atrás. Decidido a recuperarla, Bryan la colmó de afecto. Cuando otros se burlaban de sus orígenes, él le dio toda su riqueza, feliz de ser el marido que la apoyaba. Eileen, que ahora era una célebre CEO, lo tenía todo, pero Bryan se encontró perdido en otro torbellino...
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En su borrachera, Miranda se acercó audazmente a Leland, sólo para encontrarse con su mirada fría. La inmovilizó contra la pared y le advirtió: "No me provoques. Dudo que puedas soportarlo". Poco después, su compromiso se canceló, dejándola en la indigencia. Sin otras opciones, Miranda buscó refugio con Leland. Con el tiempo, asumió el papel de madrastra, cuidando a su hijo. Llegó a comprender que la decisión de Leland de casarse con ella no se debía solo a que ella era obediente y fácilmente controlada, sino también porque se parecía a alguien que él apreciaba. Ante la solicitud de divorcio de Miranda, Leland respondió con un abrazo desesperado y una súplica para que reconsiderara su decisión. Miranda, impasible, respondió con una sonrisa de complicidad, insinuando un cambio en su dinámica. El señor Adams, que siempre fue el controlador, ahora parecía ser el atrapado.