untó Massimo, mi Consigli
ado de Washington, acceso a puertos y embarques. Todo ello por armas, drogas y que declinase su favor en medio de la guerra que libraríam
-le pregunté a mi amigo y me
emo que no leo mentes. El tipo es muy impredecible respeto a las acciones, sigue la mayoría de las veces los dictámenes del consejo, pero hay veces en los
antos años bajó la guardia -
que decidimos discutir nuestros negocios. Estaba ahí, sentado, tomándose un vaso
ndio que me dejó con parte de mi rostro quemado, parecía un monstruo, una bestia capaz de devorarlo todo
hubiese tomado la tarea de viajar hasta aquí -espeté antes de sentarme y hacerle
es de mí, qué me ofreces, y dependiendo de ello consideraré seriament
astuto, con mucha más experiencia que yo, no obstante,
e facilites muchas armas, municiones y que, en el momento de un enfrentamiento,ció el ceño an
a siquiera neg
requiero, así como tendrás un socio que te hará ganar dinero con las ventas, y te dará paso sin restricciones desde Nevada hasta W
a, una que no podía sac
ste bien
ea que consultes y dímelo, sí está dentro de mis posibilidades, lo anexaremos al acuerdo -le dije-. Pero eso sí, no juegues ni con mi paciencia, ni c
entre los estados y el acceso a tu territori
aré que, hasta tu más sucio secreto, o tal vez el más hermoso, salga a la luz... Sería muy interesante de observar eso, sin embargo,
odo, es que jamás pensé que llamaría para hacer una prueba de garantía en la que tendría que desposar a alguna de sus hijas. Entonces, como si los planes más de
mpo de estudiar
*
s hijas legítima
dentro del clan y el consejo la tenía en alta estima, además de que era una mujer luchadora, combatiente y muy cruel, por lo que estaba descartada automát
fuera del mundo, en el radar de la moda, de los lujos. Era una muñeca en toda la expresión de la palabra, con cirugías por
sencilla, dedicada a sus estudios y no estaba involucrada en el mundo de su padre. Parecía q
l idioma para hablar mucho más fluido, mucho mejor y más armoniosa. Era magnífica en más de un sentido. No tenía una belleza típ
ncima, así como un chico cerca de su edad que era mucho más cuidadoso, más temeroso en mostrar su atención por ella. Era
s estanterías en las que me escondía, dándome un momento glorioso para apreciarla e in
ndo quieren obtener lo que desean de una mujer, pero luego... No hacen nada más, le dejan la mayor parte del trabajo, de la carga... Las mujeres terminan siendo las que no solo sostienen los
o cuenta de que estaba diciendo
nto...
tiva -le dije con calma-. Fue un placer conocerte, busca
í hasta las residencias universitarias. Ahí la vi entrar y perderse en su mundo antes de regr
, tengo mucho qu
vas a casar? -preguntó de for
mos qué me dep
ntojo, pero algo dentro de mí me dijo que sería peligroso porque me recordaba mucho sobre las cosas buen
a que Amay