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Amaya es una soñadora estudiante de inglés que vive el día a día de forma tranquila. Al ser la hija bastarda de un oyabun, capo de uno de los clanes de la Yakuza, su vida fue una vía libre al anonimato, por lo que fue criada fuera de las tradiciones. No sin la advertencia de que en el momento en el que su padre necesite de ella debía presentarse. Su vida da un giro de ciento ochenta grados cuando la raptan de la universidad para llevarla ante su familia, en una cena en la que no solo es expuesta ante todo el clan, sino que es exhibida frente a otros mafiosos y termina en un acuerdo de matrimonio que le quita el futuro que ella quería para sí. Alessio es el capo de Camorra y una bestia, por lo que su palabra es ley. Tras la muerte de su familia y el fuego que quemó parte de su cara, necesita hacer las alianzas correctas para fortalecerse con todo lo que necesita para vénganse de los que le hicieron tanto daño. Para ello hace un acuerdo con la Yakuza, uno en el que termina casado con una de las hijas del oyabun, un hombre que puede buscar timarlo, por lo que no dudará en usar a su propia hija en su contra. Ninguno de los dos estaba preparado para el otro ni para lo que se avecinaba.
Estaba enamorado ella.
No me quedó duda alguna cuando supe que, sin importar nada más, solo quería que ella se quedase conmigo para que pudiésemos arreglar los problemas, las diferencias que surgieron por mi ambición y mi ceguera. La vi caminar de un lado a otro con nerviosismo, tocándose su hermosa cabellera oscura, larga y sedosa con una ansiedad que no solo la estaba dañando a ella, sino que me estaba dañando a mí. Me estaba demostrando que ella sufría por las muchas posibilidades que se abrían en ese momento para los dos.
No quería que su rostro níveo y perfecto se viese manchando por las dudas.
Así que me acerqué a ella y la tomé de los hombros, lo que hizo que sus preciosos ojos rasgados de color marrón me vieran con miedo, con dolor, con mucho resentimiento. Esa mezcla me estaba destruyendo por dentro, de una manera que no vi venir. Se suponía que ella solo sería un peón en esta guerra, un elemento que me daría lo que necesitaba para poder llevar a cabo mis planes, no que me robaría el corazón, los sentidos y mi cabeza.
-Estaremos bien, pase lo que pase, Amaya -le dije y sus labios finos temblaron en respuesta.
-No te creo, Alessio... Ya no te creo nada.
Eso me dolió y más cuando se zafó de mi agarre y siguió caminando, como si yo estuviese ahí.
-Te lo prometo, preciosa... Haré que todo marche bien. -Insistí y ella me vio con rabia.
-No... Tú solo me usaste, solo fui una transacción más para tu venganza y ahora, si estoy embarazada es por tu culpa, por lo que hiciste... Tengo que vivir este embarazo en medio de un desastre, en medio de estrés, en medio del miedo constante de que al saberse que mi bebé sea un blanco -espetó con lágrimas corriendo por los ojos-. Nada está bien, no quería traer un niño al mundo en estas condiciones, no quería tener un hijo contigo, no quería...
Ella se derrumbó en el piso a llorar, y no pude hacer otra cosa más que acercarme en contra de sus deseos y abrazarla para darle el calor que se merecía, el cobijo que necesitaba estos días.
-Te voy a proteger, los voy a proteger -remarqué con ímpetu.
-Te odio -contestó, pero no se quitó de mis brazos-. Te odio mucho... Esto es tu culpa.
-Lo sé, lo sé.
-Yo no quería casarme, yo no quería esta vida, yo no quería ser usada como un ganado... Yo quería ser feliz, yo solo quería una vida normal y no tener miedo de que a mis hijos jamás les suceda algo...
Escuchar sus más grandes temores me partió el corazón.
Ella no estaba hecha para esta vida, lo supe desde el momento en el que la vi en la biblioteca, pero no puede hacerla a un lado, solo me aferré con fuerza al hecho de dañar a Hiroshi Yagami, solo quería meterme con eso valioso que tenía escondido. No tenía idea de que terminaría amando a su hija con locura y esa era mi más grande perdición. La chica quería vivir feliz, tenía sueños, metas reales por cumplir, un futuro prometedor que le arrebate en un impulso y a ella no le quedó más remedio que adaptarse a mí.
-Siento todo esto, preciosa... Lo siento.
Costó decirle porque mi mente estaba entrenada para no disculparme ante nadie.
-Me mentiste, me usaste, me hiciste caer en la mentira de tu amor y me embarazaste aun cuando no quería, aun cuando decidiste comenzar una guerra... -Se separó de mi para verme con los ojos rojos-. ¿Por qué hacerme todo esto, Alessio? Dime por qué...
La miré por unos largos segundos.
-Porque quería poder, porque te quería conmigo y porque desde el momento en el que te vi supe que serías mía, Amaya, solo mía... Y soy un bastardo egoísta que consigue lo que quiere -admití, haciendo que frunciera el ceño y cerrara sus puños con fuerza en mi camisa-. Todo eso no quita el hecho de que te amo y congelaría el infierno por ti, por nuestro hijo, por todo lo que necesitamos juntos. Tienes que volver conmigo, tienes que hacerlo.
-No... Mientes, tú no me amas, si me amaras, no hubiese venido por mí, me hubiese dejado ir...
-Vine porque Gemma no podo ocultarme lo que te pasaba, porque me vio hecho trizas por amarte y eso no está en discusión, Amaya... Aún eres mi esposa y lo seguirás siendo hasta el final de mis días, hasta que la muerte nos separa -le advertí y ella negó.
-No quiero vivir en esta vida, no puedo, yo...
Se estaba quebrando de una forma que odié.
-Puedes hacerlo, lo sé, me lo demostraste más de una vez. Solo tienes que ser fuerte, y más si tienes a nuestro hijo en tu vientre... Así que, si quieres llorar, pelear, discutir o hacerme un miserable, este es tu momento, pero cuando salgamos afuera eres la señora Milano, eres la mujer de un capo.
Sin esperármelo, me volteó la cara de una cachetada, me llevé la mano a la mejilla y al verla, disfruté de la ira velada, del ardor que se posaba en sus mejillas. Eso era lo que quería ver en ella, eso era lo que necesitaba sacar a flote para que no terminase en pedazos rotos, no obstante, tenía un trabajo difícil por lograr, uno difícil por llevar a cabo al ganarme su perdón.
Con una sonrisa, la apresé en mis brazos antes de llevar mi mano derecho a su nuca para estamparle un beso que nos sacudió el cuerpo, un beso que nos aceleró el alma, un beso que sacó todo lo que teníamos guardados dentro de nosotros. Amaya no se alejó, me siguió el beso con hambre, como si estuviese hambrienta de amor, hambrienta de deseo, hambrienta de anhelo.
Nos besamos con todo hasta que ninguno de los dos pudo respirar más.
-Eres mía, y es hora de que lo entiendas -dije antes de levantarnos.
La llevé hasta la cama y entré al baño para ver las pruebas que su hermano le había comprado. Eran seis pruebas de marcas diferentes y todas y cada una de ellas decían que estaba esperando a mi hijo, al futuro de la Camorra, al fruto de nuestro amor.
Salí con la sonrisa más radiante y le respondí a la pregunta muda que su boca era incapaz de decir.
-Seremos padres y hoy soy el hombre más feliz de la vida.
Ella, por primera vez en todo el encuentro, me dio la sonrisa más grande del mundo antes de que el sonido que menos esperaba escuchar nos envolviese por completo.
Un disparo nos aturdió, me acababan de disparar.
«Una casualidad, una gran mentira y un trato con el diablo». Dante Galli, el diávolo, es el más letal Caporegime de la Cosa Nostra, una de las mafias italianas más antiguas del mundo. Como hijo del difunto Don, se crio bajo la promesa de vengar la muerte de sus padres y reivindicar su apellido. Por ello se volvió un ser frío, cruel y sin escrúpulos, uno que no le tiembla el pulso para obtener lo que desea. Alissa Dane es una joven mujer que la vida ha tratado duro al crecer bajo el sistema de acogida y encontrarse con que era huérfana. Se ha superado día tras día y con un cerebro bendecido, y mucho esfuerzo, logró convertirse en médico y, ahora, recién graduada, decide ayudar a personas de escasos recursos, por lo que trabaja en una clínica popular auspiciada por donaciones. Ambos se cruzarán en una noche inesperada, chocarán y no imaginarán que las vueltas del destino les tenían preparada una trampa en el que sus caminos se volverían uno lleno de retos. No imaginaron que eran el sino del otro.
«Un trato, una venganza y un corazón que se descongela». Dominic, el casanova más reconocido del estado de Luisiana, se acaba de enterar que debe casarse antes de su cumpleaños número treinta y cinco o no recibirá la herencia que su abuelo dejó, una que necesita para sus planes de venganza. Ante la abrupta noticia, busca todas las formas para anular semejante disparate, pero no da con nada que sea su salvación, lo que deja al hombre más ecuánime de todos fuera de control. Por eso termina en un bar con su mejor amigo en busca de ahogar sus penas, al grado de quedar tan ebrio que le propone matrimonio a la sexy barténder de carácter indomable que los atiendes, quien lo sacude sin nada de agrado por ser un cliente molesto. No imagina que una semana después de ese evento, ella se presente en su oficina con un acuerdo que les cambiará las vidas. Uno que los llevará a develar los secretos del otro y a conocerse de formas tan insospechadas que podrían derretir sus corazones de hielo. Eso sí, todo eso mientras lidian con las múltiples consecuencias.
Hace tres años, Avery quedó maltratada y sola por el hombre que más amaba, Dylan, pero ella completó valientemente la ceremonia de la boda mientras estaba embarazada. Tres años después, aunque estaban casados, con el tiempo se distanciaron. Avery se centró en su carrera y ya no creía tontamente en el amor. Pero su transformación instantáneamente hizo que Dylan entrara en pánico... ¿Y cuál es el secreto de hace 11 años que Avery siempre se ha mostrado reacia a revelar? *** "Fue a un bufete de abogados, se reunió con un abogado..." ¿Un abogado? ¿Avery está demandando a alguien? ¿OMS? ¿Existe algún litigio reciente contra la empresa? De repente, Dylan se rió entre dientes con frialdad: "¿A quién podría demandar? Soy el director ejecutivo de esta empresa. ¿Cómo es que ese asunto no me llega a mí primero?" La asistente tragó nerviosamente y habló en voz baja: "Señor, no hay ningún litigio contra la empresa. Se reunió con... un abogado de divorcios".
Hace dos años, Ricky se vio obligado a casarse con Emma para proteger a la mujer que amaba. Desde el punto de vista de Ricky, Emma era despreciable y recurría a artimañas turbias para asegurar su matrimonio. Por eso mantenía una actitud distante y fría hacia ella, reservando su calidez para otra. Sin embargo, Emma amaba a Ricky de todo corazón durante más de diez años. Cuando ella se cansó y consideró la posibilidad de renunciar a sus esfuerzos, Ricky empezó a tener miedo de perderla. Solo cuando Emma estaba muriendo, embarazada, él se dio cuenta de que el amor de su vida siempre había sido Emma.
-Nuestro amor nos llevará a terminar como Romeo y Julieta. - ¿Juntos? - ¡No! Muertos. -Tú siempre tan romántica. -Y tú, tan estúpido. -Ya hablo doña perfecta. -Aunque te cueste reconocerlo, así que no pienso seguir perdiendo mi tiempo contigo. Me retiro antes de que se me pegue lo malo, con permiso joven Sanz. -Hasta nunca B-R-U-J-A fea. Espero que choques en tu escoba voladora y te destroces el rostro para no volverte a ver la cara de mustia amargada que tienes. -Qué tus buenos deseos se te multipliquen insecto -grito la chica al salir corriendo de la casa para tratar de llegar lo más pronto a la parada y alcanzar el último autobús que la llevaría de regreso a la Universidad de Barcelona, donde estudiaba. Esto era tan solo una pequeña pelea a la que se tenía que enfrentar cada vez que se encontraban en la residencia de la familia Sanz o donde coincidieran, en donde había sido contratada como niñera del menor de los hijos de la familia. - ¿Podrás algún día dejar tranquila a "Mi Vale"? Sigue por ese camino y me voy a asegurar que papá te quite todas las tarjetas, congelé todas tus cuentas y de pasada te ponga a trabajar para que dejes de estar molestando a mi chica. - ¡Mocoso! Nadie pregunto tu opinión, ¡Cuidado y abres la boca o me desquitaré contigo! Deberías de estar de mi lado y no de un espantapájaros como ese que no es parte de tu familia y a duras penas conoces. -Mira, quien habla, el chico más estúpido que puede existir en toda la ciudad, si no fuera por tu cara bonita, nadie se fijaría en ti. Te aseguro que en esa cabeza no hay ni gota de masa encefálica de la cual puedas presumir como ella. - ¡Basta! Lárgate a tú cuarto o voy a acabar contigo en menos de un segundo. - ¡Huy! Ya se enojó el niño bonito. Te estaré vigilando, no vuelvas a molestar a Vale. Si ella se marcha por tu culpa, me aseguraré de cumplir todo lo que te he dicho y sabes que no bromeo HER-MA-NI-TO. ¿Quién se atrevía a desafiarlo de esa manera? ¡Claro!, otro Sanz, uno que por lo menos conocía el amor y respeto a las personas sin importar su clase social o personalidad. Para este chico todas las personas eran iguales, hasta que demostraran lo contrario.
"¡Ahh!". Ella solo podía gemir, a pesar de que no amaba a ese hombre; de hecho, lo odiaba. Las manos del hombre recorrían todo su cuerpo. Ella jadeó cuando él comenzó a bajarle el cierre del vestido. Este terminaba en su cadera, así que terminó con la espalda y la cintura descubiertas. "No me toq... ¡mmm!". El hombre movió sus dedos por su espalda descubierta y presionó su cabeza contra una almohada. Los toques le provocaron escalofríos a la chica. "Haré que te olvides de sus toques, besos y todo lo demás. Cada vez que toques a otro hombre, solo podrás pensar en mí". ---- Ava Adler era una omega nerd. Los demás la molestaban porque pensaban que era fea y poco atractiva. Pero Ava amaba en secreto a un chico malo, Ian Dawson. Él era el futuro Alfa de la manada Mystic Shadow. Sin embargo, a él no le importaban las reglas ni las leyes, solo le gustaba coquetear con las chicas. Ava no era consciente de la arrogancia de Ian hasta que su destino se entrelazó con el del joven. Él la descuidó y la hirió profundamente. ¿Qué pasaría cuando Ava se convirtiera en una bella capaz de conquistar a cualquier chico y, al verla, Ian se arrepintiera de sus decisiones? ¿Y si ella tenía una identidad secreta que aún no había descubierto? ¿Y si cambiaban las tornas e Ian le suplicaba que no lo dejara?
La felicidad era como un espejismo para Rocío Ouyang, cuando más se acercaba a la felicidad, más se alejaba. Ella acababa de casarse con Edward Mu, pero en su noche de boda todo se derrumbó. Dejando a Rocío embarazada, Edward la abandonó en su noche de boda. Pasados unos años, Rocío renació por completo, cambiando totalmente su personalidad, convertiéndose en la única coronel del ejército. En este momento Rocío comenzó a reflexionar varias preguntas que eran misterios para ella: ¿Por qué los padres de Edward estaban actuando de manera tan extraña? ¿Por qué su padre la odiaba? ¿Y quién estaba tratando de dañar su reputación en el ejército que ella había trabajado tan duro para construir? ¿Y por qué sigues leyendo la sinopsis? ¿Por qué no abres el libro y descúbrelo tú mismo?
Rena se acostó con Waylen una noche cuando estaba borracha. Y como ella necesitaba su ayuda mientras él se sentía atraído por su belleza juvenil, lo que se suponía que sería una aventura de una noche se convirtió en algo más. Todo iba bien hasta que Rena descubrió que el corazón de Waylen pertenecía a otra mujer. Cuando esa mujer regresó, dejó de volver a casa, dejándola sola por muchas noches. Finalmente, un día, la pobre chica recibió un cheque y unas palabras de despedida. Para sorpresa de Waylen, Rena solo sonrió y dijo: "Fue divertido mientras estuvimos juntos, Waylen. Pero espero que no nos volvamos a ver nunca más. Que tengas una buena vida". Sin embargo, por voluntad del destino, los dos se volvieron a encontrar. Al ver que Rena tenía a otro hombre a su lado, los ojos de Waylen ardieron de celos y gritó: "¿Cómo diablos lograste seguir adelante? ¡Pensé que solo me amabas a mí!". "¡Es pasado!", Rena se burló, "hay demasiados hombres en este mundo, Waylen. Además, tú fuiste quien pidió la ruptura. Ahora, si quieres salir conmigo, tendrás que hacer cola". Al día siguiente, Rena recibió un anillo de diamantes y un mensaje del banco de que alguien había transferido miles de millones a su cuenta. Waylen apareció, se arrodilló frente a ella y dijo: "¿Puedo saltarme la fila, Rena? Todavía te quiero".