ra L
ra finalizar la parte de Aria en los planes de esta noche, cuando me informó que mi desconocida era la razón por la que
l Vanquish, necesitando el ronroneo del potente motor para calmar mis nervios. Aunque era extraño sentirme así. No era la primera vez que estaba
si fuera honesto conmigo mismo, me alegraba que lo hubiera hecho. Además, Aria siempre se
ara mí. Había perdido la oportunidad de serlo hace tiempo. Mi felicidad tenía un par de expresivos ojos marrones chocolate y un hermoso rubor que coloreaba su piel de porcel
o. Ser un miembro VIP muy destacado del The Clímax, no era fácil y seguir con las apariencias tampoco. Me sentía obligado a asistir de vez en cuando, solo para mostrar mi rostro. Franca
l amor. Quería a alguien a quien pudiera dominar en la sala de juegos y hacer el amor en el dormitorio. Quería a Clara, pero como no podía tenerla, estaba destinado a casarme con mi trabajo y g
escuela de medicina en ese momento, por lo que los arreglos sin ataduras me venían bien. Mi exigente carga de cursos y un puñado de relaciones fallidas, solo sirven para s
a sintiéndome insatisfecho. Me sentí extremadamente frustrado hasta el punto en que pensé q
a persuasión logró que me abriera sobre lo que estaba mal. Fue entonces cuando descubrí que era u
, estacionando en mi espacio asigna
lo mismo que cuando conocía a Clara por primera vez. Esa ansiedad que me ahoga, la taquicardia que hace que el corazón se me quiera salir del pech
regaño a mi mismo y quito de mi mente la absurda
unto y me adentr
mi contrato con Isabella, la última mujer con la que había jugado, simplemente siguiendo los movimientos. El tirón familiar que sentía al llamarme a la sala de juegos ya
decidirme. Sabía que era la salida que necesitaba para deshacerme de Isabella, pero todav
telefónicas y visitas de Isabella, ayudaron en mi decisión de tomar la beca. No he puesto un pie en la sala de juegos desde mi r
mí, que ni siquiera me había molestado en preguntarle a Aria sobre la boda. A decir verdad, ni siquiera había pensado en Clara en absoluto ... desde que empecé a
iga, era nueva en el estilo de vida y necesitaba ser entrenada. A decir verdad, si no fuera porque parecía ser importante para mi hermana e incluso para mí,
esponsabilidad de una exclusiva. Es decir, una sumisa con collar. No la quería
dominantes. Ocasionalmente tuve que lidiar con el enamoramiento y el apego fuera de
dedos. E incluso con esos no más de dos. Extraña petición, pero por ahora lo dejaré pasar. Estoy pensando que si ella no
s semanas en la sala de juegos de Aria. Ella la había estado entrenando con los diversos juguetes de impacto y trabajando en su control del orgasmo. Supervisaba algunas
y yo la respetaba como tal. Mi d
ara ganarse la vida, pero yo era un neurólogo pediátrico de renombre mundial y no podía permitirme el lujo de mantener malas compañías. Si esto no funcionaba, entonces ambos nos alejamos sin ningún problema. R
an un poco incómodos. Era casi como si supiera que ella estaba cerca, así que dejé que mi polla me gu
res no deseados. Rápidamente hice contacto visual con Leandro y él asintió en
o a una toma de corriente. Estaba siendo atraído hacia ella. Como una polilla a una llama. Esto es intenso, mi cuerpo se movió por su propia volunt
en un original de Aria, sin duda. Me tomé un momento para evaluar su cuerpo desde atrás.
y ese maldito chaleco diminuto apenas podía contener su vo
ina. Su respiración se detuvo, haciendo que mi miembro ya dolorosamente dura, palpitara en protes
juegos en quince minutos. Aria te ayudará -susurré en su oíd
u presencia, me estaba haciendo, así que discre
un gemido que solo es audible para ella. Lleva una tanga, si no se considerara grose
sexo restregándome en sus glúteos, mientras ahuecaba su sexo húmedo. Ne
unto lo suficientemente alto co
vino su suav
sitando calmar mis nervios. Mirando mi reloj, faltan diez minutos y veintiocho segundos. Poco sabía que el tiempo comenzaba cuando las primeras palabras
a ser in