d, Los Ángele

nos en una de sus casi últimas clases del semestre. Después de repasar a

sobre su trabajo final", comenzó diciendo el Dr. Ramírez. "Como saben, este trabajo t

la cabeza, tomando nota d

ba guardando sus cosas después de la última clase c

es un tema en mente?" preguntó

respondió Alexa,

oy seguro de que harás un excelente trabajo",

viniendo de usted", respondi

de su clase, a veces se sentía excluida, per

e necesites", dijo el Dr. Ramírez. "Y recuerda que este proyecto final es una gran

rando... No sé si es una buena idea profesor

er en ti.", dijo el Dr. Ramírez, antes de desped

l campus. Mientras caminaba por las calles de la ciudad, reflex

aba mucho dinero para pagar sus tratamientos médi

amarera en un concurrido restaurante de la ciudad. Con una sonrisa radiante en su rostro, se dedicó

trasera del restaurante, buscando un momento de paz. A los pocos minutos, se sorprendió al ver a su compañero de trabajo, Víctor, también acercarse

s palabras revelaban la carga de una jornada agotadora. Alexa asintió comprensivamente, sintie

mo. El gesto atrajo la atención de Alexa, quien lo miró con una expresión de con

anera", respondió Alexa, sintiéndose li

añadió Víctor, su tono denotando un ligero nerviosismo. Sus palabras colgaban e

traba en una perpetua danza con la fatiga y la falta de tiempo. La rutin

en el futuro, cuando las cosas estén menos agitadas, podríamos intentarlo", concluyó, tomando pausas para cada palabra, como si el cans

udiar", anunció Alexa, su voz dejand

tor. Viendo el contexto inseguro de la zona y siendo consciente del aumento en los secuestros recientes, Alexa aceptó agradecid

una. La tranquilidad de la noche contrastaba con la agitación de la jornada labor

u voz llevando consigo una mezcla de gratitud y cansancio. Se giró hacia él, encontrándos

utuamente es importante", respondió Víctor con una sonrisa amable. "Si en algún

sta de una cita fuera del trabajo había sido un paso incómodo, el gesto de Víctor

ueno, ya veremos cómo se dan las cosas", dijo A

o, no hay presión. Solo quiero que sep

able apretón de manos. Mientras Alexa entraba a su casa, sintió un suspi

algo en la conversación con Víctor había aligerado su carga. Quizás no todo tenía que ser tan abrumador. Sin embargo, mientras tecleaba, las dudas y l

stra de su nerviosismo, luchó con la decisión de si escribirle o no. "No puedo

or necesario y redactó un mensaje para su profesor, el se

a una respuesta. El teléfono finalmente vibró, y una sensa

roblema estás enfre

considero realmente relevante

mpo necesario para conversar conmigo", le aseguró

dentro, empañando su claridad mental. "No, debe ser ahora y en privado", reflexionó con determinación. La urgencia de comunicar lo que

y la importancia de lo que tenía entre manos. Su corazón latía con fuerza, sinti

preguntó

ondió Alexa c

icación precisa. Sin perder tiempo, Alexa se apresuró a recoger sus pertenencias, reuniendo todo lo

en un Dojo de

ella se ponía los vendajes en las manos. Después de asegurarse de

o el entrenador mientras

para comenzar su entrenamiento. El sonido del golpe resonó

traba sus habilidades. Después de unos minutos, Anaís se

l entrenador. "Si sigues así, estará

a que tenía mucho trabajo por delante, pero estaba dispuesta a hacer lo q

en el suelo. Tratando d

vanzado mucho." Se quejaba Anaís. "A este p

ergey con convicción mientras la observaba. Sergey era un soldado ruso ret

asio. "Me encantaría que Lady me entrenara alguna vez, así

"¿La jefa? Ella ya no se dedica

su promesa de venir a verla entrenar hace dos mes

s proporcionaba protección. Anaís se sintió decepcionada al darse cuenta de que, aunque Lady había s

parte de ellos, aunque fuera en la sombra. Sergey le advirtió que una vez

pensó que había estado allí durante al menos diez años. A pesar de su juventud, Sergey

ey se rió y le explicó que Lady lo había conocido hace mucho tiempo y le había ofrecido el trabajo. Aunque muchos veían a Lady como una zorra por contratar a al

ario de Sergey. Ambos se prepararon para continuar con su entrenamiento