amilia. Como todos los veranos, no había conseguido coger nada de color y no sería por no haberlo intentado, pe
ondicionado. Mi barrio era un lugar muy tranquilo; había muchas unifamiliares de dos plantas con cochera y un pequeño jardín, todas eran muy parecidas y estaban construidas con ladrillo gris y un tejado oscuro. Había muchos parques por los alrededores, cosa muy necesaria ya que vivían muchas famil
vestuario a ponerme el uniforme de trabajo, que constaba de una camiseta de manga corta azul y unos pantalones grises oscuros. Me puse también mis d
acaciones?- me preguntó Miriam, mi compañera d
en el apartamento de mi familia, como todos los veranos, ya sabes- le respondí
a las Islas Canarias. Es un lugar muy bonito con mucha gente
o años, cinco años menos que yo, y estaba soltera, sin hijos ni nada que la atara, así que llevaba un ritmo de vida diferente al mío. Me gustaba escucharla cuando me hablaba acerca de las innume
sarcasmo mientras salía del vestuario. Siempre me decía lo mismo, le fastidiaba que yo solo fuera a trabajar cuatro horas, mientras que ella tenía que trabajar las ocho h
de jornada - le dije burlándome y la seguí afuera
n- dijo riendo-. Por cierto, ¿a qué no
s había varios compañeros de baja o que se habían co
ara ha
pensativa, hasta que caí en la
un año o así de excedencia, ¿verdad?- pregunté pensativa y Miriam asintió-. Tengo ente
rece él, ha cambiado mucho...¡Míralo, ahí está!- d
a mucho más fuerte y musculoso que cuando lo vi la última vez, lo único que no había cambiado era su característica sonris
a mí comencé a sentir bastante vergüenza y a ponerme un poco nerviosa, ya que me daba la sensación de que él era un total