img El Mercenary Y La Detective  /  Capítulo 4 4-Enfrentamiento imposible | 40.00%
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Historia

Capítulo 4 4-Enfrentamiento imposible

Palabras:1695    |    Actualizado en: 21/11/2023

U

cía al terrorista, al que yo y mi compañera Eva habíamos estado persiguiendo. El misterio empezaba a desvelarse, pero la urgencia era inminente. Conseguimos

o lo que tenemos ahora.- La m

mos a atrapar a esos cabrones.- Me sonrió y

a mano en el hombro y jun

ra el siguiente atentado. Mi mirada estaba fija en las pantallas, que mostraban a un grupo con ropas como las q

e seguir. Ahora sé exactamente a dónde se dirigen. Tenemos que actuar ahora

rminación en mi voz. Mi amiga despe

on ella, cogí mi móvil, que estaba sobre la mesa, y tecl

ermitirnos fallar. Juntos, nos dirigimos hacia el almacén abandonado. Donde los terroristas se preparaban para su próximo ataque.

A

e todas las vidas inocentes que habían sido arrebatadas. Me cubrí con una gorra y una máscara para ocultar mi rostro desfigurado por la explosión. Llevab

ás que empezar.-dije mientras c

que se entregaba a la alegría. Parecían personas completamente insensatas. No les importaba el peligro que corrí

U

cado, y paré el coche

aso que dábamos hacia el sitio, la presión aumentaba. Eva y yo nos acercamos al lugar donde estaban los terroristas, decididos a detener el ataque. Mientras

casi complet

de sentir que ya estaban allí, todos junt

tréguense.- dije, observando todo a mi

iente piso. Yo e

eguí avanzando, manteniendo la pistola delante

la vuelta, con el

y oí el disparo. Por suerte, la bala pasó a mi lado. Me coloqué en

olor y cay

oyeron más

deada por un grupo de terroristas. Conseguí colarme entre sus pi

r cómo estaba mi amiga antes d

gué, no la

e los terrorist

aché, oyendo la vo

aremos y tendrás el final que te mereces, zorra.- sonrió

mantuve firme, intentando apunt

no de ellos en el brazo. El hombr

ritó, sujetándose el brazo e

i escondi

Mantuve la cara oc

eron hacia

os. Salté al piso de abajo y, por suerte,

taron tras de mí, d

me, les apunté, dispues

avanzó con un cuchillo en la mano

o, pero estaba dispuesto a mos

cabeza, vas a sufrir mucho.- No dije

anzó sobre mí, intentando

spalda. El hombre era muy grande, yo no era una mujer dé

palda. Le retorcí los brazos, cogí mi pistola y dispar

hacia l

te?- dije, secándome

puñetazo en la mandíbula. Caí hacia atrás, desequilibrado, y me golpeé

apunté. Pero el otro hombre, grande

o, sentí que se me llenaban los ojos de lágrimas.

el sonido de un disparo, y el hombre c

nta de que había otro enemigo, se g

que pasaba junto a ellos, abatida uno a uno.

ndo. Me levanté, sosteniendo mi arma, y miré a mi alrededor.

pondieran. Cuando me giré para golpea

ivar un poco, haciendo que

ntaba a la cabeza del hombre.

mo se desangraba. La bala no me había a

o. Pero me fijé en un hombre herido que seguía vivo y decidido a matar

iempo de

vestida de negro. Me quedé mirando a

cayó, gimiendo y desmayándose. Me quedé aturdido en el suelo,

ante cayó sobre mi pierna, y yo caí a

! - Maldije

ró, fijándose en mis moratones. Me aterroricé cuando vi sus ojos amarillos. Me asustó aquel hombre con el p

a en salir de allí. No lo iba a conseguir. Sentí a alguien muy cerca de mí. Miré al frente, concentrándome en los ojos oscuros del hombre. Con un simple gesto, me quitó la estantería. Parecía haberla empujado sin ningún esfuerzo. Est

cía de mi base. El hombre pareció darse cuenta, volvió a mirarme y, en

idad y empecé a perder el conocimiento. Empecé

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