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spital. Era temprano y estaba muy tranquilo. Tenía la pierna vendada, vend
ue volver al lugar del ataque. Para encontrar respuestas sobre aquel misterioso hombre que me había salv
en la pierna. Busqué a mi alrededor un analgésico
Cogí la ropa del armario y me deshice de la bata de hospital. Me vestí con cautela
ndome de que el pasillo estaba vacío. Sin mirar atrás, abrí la puerta de emergencia y salí sin
a más fuerte. Necesitaba desentrañar el misterio que rodeaba a aquel hombre. Ca
A
sé como una salida para aliviar la agonía y la furia que hervía dentro de mí.
me di cuenta de que no estaba entre mi ropa del día anterior. -Maldita sea.- Tenía que volver allí. Volví a pon
U
a de preguntas sobre el misterioso hombre que me había salvado. ¿Por
do mi rostro bajo la máscara. -Conduce.- murmuré, con la voz apagada. El dolor de la pierna se intensificaba con
sterioso salvador. Mientras avanzaba cautelosamente entre las sombras, entré en el almacén. Estaba oscuro y solo llevaba conmigo el móvil. Sabía que podía ser peligroso, estaba allí solo. Sin ninguna prot
A
me había regalado mi padre. Fue el último regalo que me hizo antes de morir. Al acercarme al callejón, entré en el almacén abandonado. Miré a mi alrededor, moviéndome entre las sombras. Vi una figura a lo lejos, movién
algo? La seguí discretamente, observándola de cerca. Observé bien a la muje
ración también era controlada, como si estuviera contenta. Concentrada, oía su voz: -No me lo puedo creer, lo he conseguido. Debo de tener mucha suerte.- Noté su sonrisa. La mujer
a pensar que hubiera desaparecido, y lo que era peor, que la policía lo hubiera atrapado. Tenía que seguirle
U
able. Al regresar al hospital, me deslicé por los pasillos con una habilidad aprendida en la calle. Evitar las mirada
la oscuridad de la noche. Con una sonrisa de satisfacción, metí el objeto dentro de mi chaqueta, asegurándome
para descubrir quién es este hombre misterioso.
. Sintiéndome realizado por el hallazgo, me re
Cuando me despierte, estaré de mejor
mi jefe solo me permitiría volver cuando
de ellos de Eva. Mi amiga, Dios mío, ¿estaba bien? Miré la pantalla y leí su mensaje. ¿Qué pasa, Ruth
has desaparecido, y pensé lo peor. Dime que estás bien. Me acabo de despertar y voy a volver a dormir. Quiero
s porque no le hubiera pasado nada grave. Dejé el móvil en la cómoda e intenté dormir. Pero estaba muy emocionada,
aunque me dolía. Esta const