en el que estaba. En cuanto se percató de su presencia, Nicolás salió corriendo con sus amigos para perderlo
utilizarlas por el momento. Corrieron lo más rápido que pudieron, abandonando la discoteca con la p
spera cerca de la escuela,
le recorría el cuerpo mientras seguía corriendo. Uno de los hom
..? Voy a matar a
disparaban al hombre y, sin dudarlo, se puso la camiseta y siguió corriendo. Dobl
a buscarte. Quédate muy
icolás continuó su carrera hacia la escuela, con
dos los vecinos dormían, excepto él
he a gran velocidad. Nicolás se acercó al vehículo con una
isparamos. Levanta las
Éste se quedó serio, mirándolos fijamente, pero antes de que pu
s que impactaban en el
mos,
da velocidad calle abajo. Nicolás oyó las
a calle desierta y Nic
ldita
seguido de un intenso dolor. Hab
pasa,
. Sigue
e lo atraparan, así que le pidió a su amigo
staré en contacto. Intentaré e
droga, pero obedeció y salió del coche, mient
fijó en su aspecto, con la ropa rota y la herida. No podía haber testigos; nadie podía saber que le habían disparado. Rápidamente se acercó a ella y le advirtió que
aba oscuro y la mujer no tenía ni idea de dónde se encontraba. Su corazón latía con fuerza por el miedo, pero permaneció quieta, inmóvil, asustada. Mientras tanto, él se acercó al interruptor y enc
curar la herida, pero no sabía cómo. A pesar de su miedo, sintió que tenía que a
a...? ¿Nec
la mujer, arqueando una ceja
ed? ¿Sab
r ningún temor, mirándole
édico... Pu
fuso y se enco
uerdo,
ológico, una aguja que había desinfectado, hilo grueso, una gasa y una venda grande. No se había dado cu
la bala del hombro del hombre. Se acercó
jor que te
rándola fijame
ré de pie.
s centímetros del hombre y observó la bala alojada profundamente en la herida que seguía sangrando en su brazo. Con determi
gió un paño y la solución salina, limpió la sangre que rezumaba y aplicó un poco de solución salina en la her
ra vo
ciente, queriendo q
igu
entre
n el hombro. Ella se sobresaltó al principio, pero siguió cosiendo mientras él ma
ó hermosa y se dio cuenta de que no parecía de por aquí. Estaba impresionado por la ayuda que estaba recibiendo, pero sabía que ella le tenía miedo. No tení
un trozo de gasa sobre la herida, envolviéndole el hombr
á, he te
ndo estirar el brazo y haciendo m
es movimientos bruscos, los puntos podrían abrirse y tendrías que repetir la
ujer, que parecía pr
n voz alta y severa, arqueando
ó y ella
co, sólo te estoy
Qué quería aquel hombre? Su miedo crecía a cada instante. Se le llenaron los ojos de lágrim
cuentes a nadie lo que ha pasado aquí. Si lo haces, te encon
palabra, salió del local sin mirar atrás hasta llegar a casa. N
arecía un monstruo. Ella le había ayudado y él la
era amable con nadie, especialmente con las mujeres. Ella no sería una excepción. Decidió quedarse en aquel lugar, volvió a c