rmaz

rozado del invernadero se

a especie de dinosaurio

al rodearlo con cuidado,

r a humo aún per

do m

ectos de la casita del jar

ación. Catriel no bromeab

al lateral del invernade

ra destruir esa estructura

Toda la pared del lado más

negrecidos, cinta amarill

el interior como si fuer

aquí

casita fue mi hogar dura

e no quisiera volver, hay

ión como una casa de muñe

los el

cris

ies mientras me dirijo a l

los bomberos sobre daños

a pri

arte

consideró Catriel dejar qu

rincipal, sólo

la

aunque no entro. Mis dedo

o lado. La verdad de que m

olpea como una bofetada.

la sala de quemados del

cho d

sa de mi padre es ridículo

a otros cien jardinero

conic. Y ninguno de ellos

que todos y cada uno de el

plantas toda mi vida y s

s que la persona media. P

ntas nunca me han fasci

, la mú

rioso

s padres. Por un lado, hay

ndo murió mi madre. Él es

e la composición del suelo

istemas de filtración d

a, como una madre a

a es jodid

o es

do lo relacionado con Jo

ams no le v

irij

al mientras el cielo em

s, repentinamente pr

nca S

Catriel desde hace cuatro

chuster construyó su fort

a nueva tecnología, un p

arnegie, los Rockefeller

zo a Francisco rico

l Sch

lió el negocio de los plá

la para sus nuevas ideas

io. Finalmente,

de inversores extr

son

caba a las finanzas, y ut

largo de los años para ab

fusiones y adquisi

está C

habido un ejemplo

l. Mientras algunos ch

piensan en los trabajos para

ic-, la trayectoria de C

bastardo de Peconic Bay de

stas y ser el mayor desgr

ría un tipo así para hacer

ionada cantidad de dinero

ndos fiduciarios del cal

lso de aportar o añadir n

iel nunca

o Wil

a mansión Schuster siempr

de las ventanas del piso

las vidrieras del viejo

ja. Desde que sólo Catrie

n y la Sra. Smiths han hecho

min

a, e

a de la luz la hubiera gan

ino hacia la puerta trase

a en los altavoces: Billie

s Rolling Stones si fue W

hog

ólo una gr

scura y s

tengo

on la mano apoyada en el

n la finca Schuster, hoy

ía de mi llegada, el día d

modo, al entrar por terc

tando el decreto de diez a

n pie dentro