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Historia

Capítulo 4 No hay amor en mi corazón

Palabras:2269    |    Actualizado en: 12/12/2023

sigui

nte, después de 15 minutos, me pongo una blusa blanca, una falda de tubo y un saco y unos tacones negros, una vez lista,

mientras me pongo a revisar mi teléfono, se escuchan las puertas del ascensor abrirse y lo veo salir, ¡Oh por Dios! Esta guapísimo, lleva puesto un traje de color azul marino, una camisa blanca, zapatos negros y su cabello esta ligeramente alborotado. Me saluda estrechand

di cuenta de la hora, ya tenía que salir a comer, le envío un me

tenía un compromiso, le dije que me estaban esperando y pude ver algo de decepción en su mirada, no dijo más y bajamos juntos por la caja metálica, fue un silencio algo incomodo, cuando s

amable, nos atiende, pero sin dejar de mirar a mi amigo. Car

s, que no te que

– me hago la

muy guapo, pero estoy so

o, lo que me molestó es que la tard

creo. – me giña un oj

rimer día? – pregun

en. Había muchos pendi

la Annel. – dice con

r a la empresa, ya se me había hecho un poco tarde. Al llegar, fui directamente a mi oficina, dejé mi bolso y toqué la puerta que divide su oficina de la mía, dijo adelante y así lo hice, me disculpé por la hor

tel o a la casa de alguno de ellos. Ya quería irme para no escuchar su escándalo, cuando me decido, tomo mis cosas y salgo de la oficina, me despido de Andrea quien tenía puesto unos audífonos, ¿y quien no lo haría? En eso salen de la oficina y puedo ver que se trata de su novia, la reconocí

mo ella, una mujer muy guapa, pero muy superf

a Ar

la oportunidad con Bárbara, aunque no como lo esperaba, entre nosotros sólo existe el s**o y quiere ser más famosa a nivel mundial, por eso se cuelga de mí, de hecho, muchas mujeres lo han intentado hacer, sólo buscan dinero y fama, ya que soy un hombre muy exitoso y muy reconocido,

– entra mi bella asistente

orita Maxwell. – s

ue viajar a España para cerrar unos negocios con los

r recordármelo. – d

s y sus documentos para viajar.

ulpe? – dice t

istente y tiene

. - la i

io, le recomiendo que los posponga para otro día. –

una mujer inalcanzable. Ella lo tiene todo, belleza, simpatía, amabilid

rta abrirse, miro y es Bárbara, quien lleva un vestido rojo pegado al cuerpo. Me mira con una sonrisa sed

quí? – me hago

comer. – querrá decir

eo a Annel saliendo de la suya, me mira y agacha la cabeza esperando a que nosotros entremos primero

e mata de hambre para tener una figura espectacular, pero ya la tiene. En fin, la vanidad. Estábamos comiendo tranquilamente, cuando se

– dice con

Richardson? – di

e ignora y posa su mir

dole a Bárbara y ella le regresa la

hur. – no dejan de mirarse. Por mí q

oma su mano y le da un beso en e

soporto, si tantas ganas tienen de estar juntos que se vayan a otra

os. – se despiden y a mí me ignora, para lo que me impor

– la miro con el

pongas celoso mi amor, yo soy sólo tu

es mi enemigo. – digo en un tono

s muy agradable. – esta mujer es m

stos días contigo. – rec

star. – digo

ieres? – dice m

de viaje de negocios

contigo. - ¡pero por su

cios y no de placer? – d

imbécil.

, quieres. –

rto, si me entero de que estas con otra. Esto s

mira sin creerme. Lo que menos qu

hardson y nos vamos. Le pido un taxi y se va a casa de una de sus amigas y yo a la oficina, deseo v

*

o y se ve un poco nerviosa, al parecer es la primera vez que viaj

ien. – digo y ella

ez en avión. – y fue lo

a. – digo s

más relajada. Se escucha el timbre de un mensaje en su teléfono y lo revi

nuestros lugares en primera cl

se? – dice sin

dos. – le guiño un ojo y veo que

osa en toda la extensión de la palabra. Llegamos al hotel, dio mi nombre y nos entregan nuestras llaves. Un botones nos ayuda con nuestro equipaje por el ascensor, llegamos a nuestro piso

la reunión con los clientes. Póngase guapa. – le

la puerta, me voy a la mía y me recuesto en

ongo un traje gris oscuro, una camisa blanca y unos zapatos n****s y mi corbata roja. Salgo de la habitación y Annel ya me estaba esperando, me dejó con la boca abierta, llevaba puesto un vestido casi a los tobillos de color a

mi brazo, ella no duda y

la envidia

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