udad de Nueva York, Mathew Sullivan, un hombre imponente y enigmático, se sumerge en la transformación que lo convierte en un poderoso hombre lobo. Desesp
rolados. Con un salto, aterriza en un oscuro callejón y comienza a caminar decid
. Intrigado, se acerca sigilosamente a la fuente del ruido y
¡Te felicito, Jenna, ya era hora de que o
ligaciones no esperan-, responde Jenna mientras abraza a su
iatura de color gris oscuro, con afilados dientes,
amiga de Jenna, y se refugi
pero a diferencia de su amiga, no siente miedo ante la oscura criat
balbucea Yulieth temblando de miedo, mientras el lobo se ace
jor quedémonos quietas-, dice Jenna apretan
s de su corazón resuenan en sus oídos de lobo, inexplicablemente sintiendo un profundo anhelo de
s algo completamente inexplicable, pued
iente miedo. Es como si tuviera una conexión especial con el animal. Jenna extiende su mano y acaricia suavemente su cabeza, las caricias empiezan a cal
acelerado, como si estuvieran bailando al compás de u
nunca había sentido esto con ninguna otra mujer. Ha enco
arios hombres se aproximaron acechando al lobo, armados y dispuestos a atacar. Mathew empujó a
a extrañeza del encuentro las impulsaron a correr sin descanso. A medida que se alejaban
tomó el brazo de su amiga y la detuvo. Con ansiedad, le preguntó: -¿Qu
animal común. Parecía un lobo, pero gigante y erguido en dos patas. Fue terrible-, res
iudad. Además, hoy es luna llena, Jen. Creo
ebe haber sido algún animal salvaje que escapó de un circo o un zoológico, quién sabe. Pero, afortunadamente, supongo que ya está adiestrado-, com
rnos. Casi es medianoche y mañana es tu primer día de trabajo
o que habían presenciado. La idea de que se trat
r libre. Le quedaban pocas horas antes del amanecer para volver a su forma humana. Por suerte, en Nueva York, solo había dos noches de luna llena al mes, do
Aunque desconocía cómo funcionaba el amor para un hombre lobo como él, era consciente del fuerte sentimiento
h. Junto a ellas, su novio Jean, a quien adoraba más que nada en el mundo.
el fondo se escuchaba algo extraño. -Sí, Jean, me encantas... ¡ah! ¡ah! - Jenna sintió cómo el mu
lor inmenso en su corazón. Tomó el teléfon
n? -, preguntó Y
siendo infiel-, sollozó Jenna, de
primer día de trabajo y necesitas el empleo. Sabes que no tienes n
n mis gastos. ¡Oh, Dios mío! -, expresó Jenna, devastada. A pesar de las palabras de su amiga, no pudo cont
ar vueltas en su mente y corazón. Deseaba con todas sus fuerzas qu