ir
conmigo- Alardea Ab
ajo su es
ojos están oscurecidos, su persona
pienso darle, apagando mis emociones mientras desato el vestido dej
mi lado, su altura demandando que baj
erior, preso del deseo. Sus manos ayudan
ro no hago caso. No me importa lo que
n, tirando de él con fuerza mientras su mano busca camino entre mis bragas. Baja lentament
erizarse por pla
ra vez que está bien. Que es mi esposo. Que ten
asta mis pies. Los levantó uno a uno hasta que queda a
e adentra en mí. No sé cómo sentirme, ni siquiera me siento llena. Abro y cierro mi boca, me mira con intensid
gimo, pero lo hago suave, a mi ritmo. Él no tiene que darse cuenta de que son fingidos.
ento- se tira a mi lado, amarrand
falsa que pinta una felicidad ligad
me quedo dormida, per
saparecen, y mi cuerpo es alejado. La
on mis
n mu
to ex
a que se los lleven, me niego a que se vayan s
o mis ojos para verme en una cama, y unos ojos azules mirándome fijam
e siento que me reclama. Las lágrimas quieren s
a y solo puedo asentir. Las pesadillas no son frecuentes, pero aparecen
e levanta, su altura haciéndose notoria. Se l
l- dice luego de unos segundos en silencio- No dormir
eocupe por mis pesadillas, prefiero seguir durmiendo sola. No quiero ser débil ante nadie. Pref
y me encamino en busca de l
rubio y sus ojos del color de la miel. Ella se encarga de guiarme hasta la habitación. Una habitación bastante
una sonrisa, que ella devue
e escuchan sinceras- La verdad es que no s
está hablando de más. Niego con la cabeza, d
ncas- Me gusta escuchar distintas opiniones. Y tam
niendo miedo de que
lleció, me quede sin casa por la hipoteca del banco. C
ará- digo en tono jovial- Me puedes busc
enrojecen y nieg
te mi
aprendido a mentir tan bien, que pocas podrían mentirme, y Lara no es una de el
su mirada conecta con la mía- Tú no pregun
viene de abajo. Me tenso, y Lara es la primera en baja
e hacer silenc
erdes, está sujetando an Abel del cue
ón?- inquiere cuando
y ahora son dos hombres
un tono de posesión que hace picar