ciones y empezó a investigar por su cuenta, descubrió el fraude que Roy
wn, el director general de la e
own. Necesito hablar c
La miraba con tristeza, sus ojos denotaban el cansancio de los años, su rostro tenía
de hace dos meses he notado movimientos extraños en sus c
y puso las manos entrecruzadas
s a mayor precio del establecido y engañaba a los clientes con que tendrían un mejor rendimiento,
és regular -el señor Brown abrió la boca en forma de "O"- eso no es todo, las cuentas que supuestamente entran son millonarias y el rendimiento que
lito -ella lo miró ape
uena líder. Si me hubiera dado cue
tafador ¿hay evidencia de lo que hac
y prestanombres para pasar el dinero a sus cuentas. Segundo no sé en qué paraíso fiscal tenga todo el dinero y para acabarla de fregar, los documentos que probarían su fraude -suspiró y una lágrima surcó por su me
eñor Brown la siguió y puso seguro a la puert
y sobre todo no lo alborotes, déjalo que crea que nadie lo ha descubierto y
sonrió y ella se relajó-. Voy a ver
siado y recuerda que la oficina t
s, señor, no l
Gritando, comprando y vendiendo acciones durante la jornada. Ella los observó detenidament
trigaba, quería echar mano de su pequeña libreta azul que siempre guar
los precios en el mercado fluctuaban como una onda sonora y Rose lejos de preocuparse por eso, observaba a Roy
e esfumaba y volvía cerca de las cuatro, antes de la hora de cierre de la bolsa anotaba algo en su libreta, por la forma en que lo hacía parecía que dibujaba, pero no. Ade
otara y se dio cuenta de que escribía en otro idioma, empezó a copiar sigilosamente los trazos
siempre alardeaba de su gran pericia en los negocios. Es
ó de golpe su pequeña libreta azul, la miró impres
siempre dices que soy un bueno pa
isto tus números, tus clientes son millonarios y parecen ser felices contigo ¿puedes convencerlo de que firme
iderado un patán y la jefa le estaba ofreciendo u
ace lo que le da la gana, vende y compra acciones de la peor forma ¿y tú le dices que sus núme
as como las de Roy hablamos -le guiñó el ojo y sonr
iota puede aspirar a ser más i
estúpido? -Mickey Miller la miraba colérico y Melanie lo tomó del brazo intentando ca
mente y sonrió discreta- además creo que deberíamos esforzarnos más en ser como Jones y
taba pasando y se enojó aún más. Apu
ar así! ¡Veremos de cu
ejor que te controles. -Rose lo miró enojada y él retrocedió
ertí que este -señaló otra vez a Roy- es un
me ayudarás co
iones son mías. Dame todos los datos y me
cargarás de que firme con nosotros, solo un detalle -se giró ligeramente y le
or
quiero que me tache de incompetente y me devuelva a recursos humanos, ya sabes que es
teó a ver a Melanie. Al chocar sus miradas lo dijeron to
os
Mic
de que estés en recursos humanos por incompetente -ella lo miró sorprendida y lev
idamente. Mickey miró de soslayo a Rose y con una ligera seña casi imperceptible le indicó que lo siguiera. Abrazó a Roy tomándolo por sorpr
sucede
dioso. Asegúrate de que ell
e extendió la libreta cerrad
en recursos humanos. Si la envían para allá no conseguiré el ascenso. No creas que soy estúp
ritó al tiempo que le lanzaba una agenda al
su cinturón y cayeron al piso, Rose las pateó discretamente y las escondió
n. Me largo, se
ngieron seguir discutiendo. Cuando Roy desapareció entre las ofici
yarme. Les debo
aron y ella quiso conti
o de la promoción de Roy, pero luego Mel me miró con ojos de pistol
-Sonrió apenada-. ¿Alguno de u
a mano- yo sé ambos id
siempre tenía Roy en el bolsillo, todas estaban escritas en japonés, eran códigos y cuentas. Todos apuntaban a que había alrededor de 40 cuentas millonaria
se hábilmente dejó las llaves tiradas cerca de la
colérico- no puedo abrir la puerta d
ckey lo miraba desafiante- tal vez las traes en tu bolsil
a -Rose siguió disc
Melanie lo mir
uían peleando y Roy se impacientaba con los gritos. D
án! ¡Maldi
a y los tres seguí