imaginar los gritos que tendré que escuchar a lo largo del día, suelto un suspiro y enciendo mi computa
está cansada? -esc
san tanto que es casi seguro que terminaré con un desgarre facial, y aunque en mi mundo imaginario me gustaría responder
i! En un momento le llevo su
, preparo su café con solo una cucharada de azúcar, y me encamino a su oficina lamentándome profundamente por haber renunciado a mi antiguo empleo en Meyer´s Femm
ina y me acomodo en mi silla, lista para continuar con mi trabajo. El tiempo pasa tan lento que cuando
ar algunos detalles de la nueva campaña que lanzaremos, alguien se aclara la
tú eres la nu
uapo para ser real, es tan alto como mi jefe, de buen cuerpo, cabello castaño claro a juego con una barba que lo hace ver
e del señor Cavalluci -balbu
o De Santis ha llegado, por f
o de pie y, después de llamar a la p
? -inquiere
cello De Sant
por teléfono? Pensé que era más inte
l demonio y comienzo a murmurar en voz baja, de modo que solo yo p
éfono como las personas normales, tal parece que es u
ra cerca de mi escritorio, guardo sile
og... mi jefe l
acias, ¿se
an Be
suerte en su nuevo puesto -musita antes
i asiento, embelesada ante la imagen que ese hombre acaba de re
sin embargo, por seguir suspirando por el hombre de h
te guapo y esa amabilidad es un plus, Dios quiero un hombre así para pasar todas las noches entre esos enormes brazos.
figurado -me quejo, al
delicioso pastelito que uno podría disfrutar sin cansarse de él -agr
o con molestia-. Soy una mujer muy herm
ro ese hombre es producto
o hombre frente a mí, igual de guapo que los que
ocando una mano sobre mi pecho en un
icioso pastelito y, por fin, es que preguntas mi nombre
der-. ¿Será que ese maldito desgraciado me corri
forma después de soltar una carcajada. Dado que lo miro sin comprender, suelta un pequeño su
ástima que me haya tocado con el hijo no deseado de Satanás, y
a la oficina y sin poder evitarlo cierro los oj
! Ahora sí, e
á de
ía para hacerlo -interviene el hermoso hombre de ojos verdes y sin darle oportunidad a que mi jefe t
cuchamos el grito de mi jefe antes d
te, me recargo en una de las par
e Santis. Nunca fue mi intención que
con el ceño fruncido-. Me parece que podré ganar la apuesta -suelta
apostó? -pregunt
ñala con su dedo
ra bautizado como el hijo no deseado
e lo tomes a mal -se disculpa el hermoso hombre-, lo digo en el buen sentido,o que aguante mucho -lo contradice al tiempo que me mir
s soportando a Alexandros, lleva más tiempo q
el último mes? -chill
comenta el hermoso hombre, posando su mano e
o contrario. Todos piensan que en c
como si no estuviese aquí
la indicada. Desde que te vi hace algunos d
n rato nos acabamos de
cursos Humanos, bueno, el tuyo y el del resto de las otras perso
? Yo no lo vi ese día entrevistando
estás ta
pe, luego cierro los ojos, avergonzada por lo que dije, sin embargo, am
batiendo sus largas pestañas y hechizándome de tal forma que s
a chica, esa que parecía que usaba
maldad-. Sabía que, en cuanto Alexandros la viera, pondría el grito en el cielo; esa chica estaba lista como para una pasarela. Ent
rre
-confiesa en un murmullo-. Además, después de lo que le sucedió a Lucrecia ¿o Martina? -inquiere con un dedo sobre sus apetecibles labios-, ¡ay como
ia o Martina? -in
le dio un infarto en plena oficina -giro mi rostro hacia
un infarto? -chil
lo que
e qué esto
andros. Así que no, olvídalo. A la pobre mujer le informaron que su esposo tuvo un
uiero que mi amazona de mirada felina les cierre la boca a todos los del edificio que apostaron en contra tuya. ¿Te imaginas todo el dinero que podríamos ganar si
qué do
ico que ya no te irás de la empresa -
fe me corra en cuanto
ra más para sí mismo que para nosotros-. Tú solo regre