es
o con línea directa al mío que, por cierto, se empolva porque es incapaz de levantarlo y comunicarse conmigo como lo harían las personas civilizadas, pero
na y le regalo una cálida sonrisa, mientras por dentro le recuerdo
al tiempo que me lanza una mirada gélida, de la cual Elsa de Frozen estaría sumam
deje entrever que, si no hacían acto de presencia, para las siguientes reuniones no se les tomaría en cuenta y en dado caso, usted tiene plena faculta
y cuando no me ve, lo fulmino con la mirada. En cuanto estoy afuera de su ofici
to mis brazos como si hubiese ganado una batalla al tiempo que comienzo a cantar,
n? -me interrumpe Gianluca justo cuando estoy entonando la mejor p
-le reclamo en cuanto este deja de golpear mi espalda y limpio las pequeñas lagrimitas que escaparon de
-inquiere con una sonrisita, endemoniadamente sexi, que mojar
y beso su mejilla-. Bien, en ti es aún más sexi, tanto que haces que me dé calor, ¿contenta? Y para tu información, sí, mi m
e eres su hija, no le queda otro remedio. Solo venía porque q
-pregunto con la bo
per
mi trasero, otra tocaba mi hombro de tal forma que tuve miedo de que me desnudase en ese instante, y por último otra no dejaba de insinuarme si desea
ello y, como si estuviésemos coordinados, Gianluca y yo
o una respuesta por nuestra parte, por lo que yo miro a Gianluca y de esta
guafiestas no quiere ir conmigo, por eso ella sugirió que usted y el señor
alcanzaremos en el lugar. Señorita Reyyan, debo hablar con mi hombre, espero que eso no le moleste -comenta
de mi jefe y, después de escuchar su gruñido de que p
pasar? ¿Quiere que yo salga
que es -mascullo en un murmullo ininteligible. Cuando estoy por darme la vuelta, escucho una fuerte carcajada provenient
usurra y me guiña un ojo cuando estoy por cerrar la puerta, abro los ojos como platos y tra
as en mis redes sociales, ¿qué más puedo hacer si tengo mi trabajo al corriente y hasta por adelantado? La
n el escritorio de mi jefe, «¡Maldita sea! Ya van a empezar, no puede uno holgazanear a gusto» pienso al tiempo que miro la
el chillido de Marcello y siento como mis m
más desinhibidos y de tan solo imaginar sus perfectos cuerpos entregándose a la pasión del momento, h
hasta la punta de los pies? Pero lo peor de todo no es eso, sino que esos hombres supuran más feromonas
tres
argada de Recursos Humanos, a algunas las he visto que salen con una enorme sonrisa en el rostro y me parece que
sobresalir del resto y ahora es reconocida como una de las mejores agencias de publicidad en el país, sin olvidar el pequeño detalle que seg
que sé manejar y que tanto puedo aguantar, trabajar bajo presión, con ya decirme esto, sé que el señor Cavalluci debe de ser alguien difícil de tratar, por lo que
nsiste en una microfalda que más bien se asemeja a un taparrabos y una blusa la cual es digna de un antro, sale con los ojos rojos y limpiándose las mejillas por lo que comienzo a espantarme, «¿Qué
ni bien he cerrado cuando lo escu
e ineptas, parece que solo quier
un anciano que esté a punto de dar su último aliento y por eso sus gritos dignos de una persona histé
lto (y eso que yo mido un metro setenta y cinco sin tacones), unos hermosos ojos azules y su barba bien arreglada le da el aspecto de todo un rompeco
unce por un instante. ¡Oh no!, eso es mala señal-, ¿por qué decidió dejar su pue
, después de tres años con ellos sentí que debía volar, también com
es un excelente elemento al que no se debe dejar ir tan fácilmente, ¿tenía alguna rela
darse con su jefe -espeto, molesta por sus palabras, estoy por
unas veces tendrá que salir a altas horas de la madrugada, pero por eso no se preocupe, mi chofer la llevaría hasta su casa. Suelo exigirles demasiado a las personas que trabaj
hay que hacer sacrificios
antes posible. -Me tiende la mano y se la estrecho, contenta de poder trabajar en una empresa como esta, sin sa