sí que lo intentaba,
paso firme a la iglesia, habían unas poca
ia, almas abatidas que buscaban
ciones egoístas y prohibidas,
unda hilera de banq
o que siento por él es mayor, sé que querrás castigarme por mis deseos y pensamientos, pero... ¿Será un precio muy alto?... estoy dispuesta a pagarlo, dame
mía. -aquella voz
l escalofrío recorrerle la espina dorsal, su cuerpo entero entró en estado de al
cias al Señor.
de no angustiarme, lo solucionaré, de nada sirve el estrés,
os afanarnos por los días que vendrán, cada día trae c
luchaba por no desviar su vista de manera des
sintió como sus pezones se endurecieron de inmediato, presionandose con fu
ue... bueno, quizás usted conozca de algo disponible ya sabe... por eso de que muchas personas vienen a la iglesia.- Ámbar miró aquellos carnosos labios y parpadeó
ses que asisten aquí, sino que soy apreciado en la
olígrafo para apuntar su número telefónico y extenderselo. Samuel lo tomó y sonrió con
cuanto tenga alguna información te la h
gracia
tono apacible y una tierna sonrisa dibujada en su rostr
e mis confesiones sean muy... difíciles de asumir, quizás
secreto de confesión, sin importar lo que digas, no puedo repetirlo. -ella lo miró, tentada por hacerlo entrar al confesionario y confesar todas sus
go...-Samue
Me retiro-se puso en pie-te dejo a solas con D
la imágen de esa imponente figura sobre su cama inundó su cabeza... ¿Podría desper
ado, en cuanto la vio entrar, sa
de pie y le dió un abrazo, l
mucho e
no para llevar a un mesero, el joven llegó hasta ellas y sonrió, pero
de zanahorias y almendras... Oh, lo siento Ámbar
está bien
o el chico con los
dos ojos- el joven le guiñó un
ando?-preguntó
cumplido. -se en
atención -Amy sonrió con picardía
inevitablemente pe
evas lo d
agar sin gastar todos mis ahorros, además me encantaría algo cerca de aquí, ya sabes que vivo bas
o-sonrió-sería muy agradable vivir
quiero alterar tu espa
s olimpiadas de sexo, estás equivocada, hac
r eso-sonrió-
puesto en contacto con Melina, al pa
io?-preguntó agra
e no nos apresuremos... Es
vida, y a Meli también. Por cierto, tengo un tiempo que no la ve
as alegrarte porque
ue... a veces me siento tan sola.
deja, allí llevaba el pedido de ambas, que acomodó sobre la mesa con mucha destreza, demorando un poco con la taza de
e más joven que
cesites un poco de atención y... acción -los ojos de Samuel llegaron a ella y sonrió, qu
puede ser sentir deseo
ntó rodando los ojos. - ¿Acaso se te olvida que salí con un h
o, lo sie
aseguró- necesito una nueva conquista, nec
os- dijo y
ción, está joven y bastante guapo. Pero
no podrás
rió- tengo una ment
Jessie y casi m
lo a la b
vaje con un sace
ón, de cómo lo había conocido, su apariencia física y lo ardiente que le resultaba, mientras comían y be
pecaminoso
hombre ajeno, el marido de otra, es
go con él, aquello no hacía más que incrementar su deseo por el hombre.-Es como una obsesión... -pidieron la cuenta, y el joven se acercó, Ámbar quiso pagar pero Amy no se lo permitió, asegurándole que cuando tuvi
ndole la sonrisa- llámame y salimos a t
quién sabe, es carne fresca, quizás logré sacar al curita de tu cabeza.. -Ámbar elevó la
senfreno, arrancarle aq
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eciendo la historia?, no olvides