ento, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda con cada paso que daba. El incid
en su cama, percibió una presencia en la habitación, como si estuviera siendo observada. Con el corazón latiendo con fue
ad. Sin embargo, solo encontró la calle tranquila, iluminada por la luz de la luna. Justo cuando
ominosa, y aunque trató de gritar, ningún sonido escapó de sus labios. Con un movimiento rápido, la figura de