mor por ese hombre superaba cualquier obstáculo. Se aferró a su sueño, a pesar de las a
a su empresa en el extranjero. Se enfocaba en sí misma, alejándose de la atención mediática. Brihana era muy distinta a su hermana, quien disfrutaba de
y esbozó una sonrisa. El chofer abrió la puerta para ella y la miró a través del espejo retrovisor. Brihana rara vez
r por un caf
-respondió e
hacia el café más cercano. Aunque Brihana prefería el silencio, a
que ella le insistió en que se sentara a su lado, él prefirió tomar asiento en la silla opuesta. Todos en el lugar parecían conocerla, admirand
argo, en la puerta aguardaba una escena inesperada que cambiaría el rumbo de su día. A pesar de todo, mantuvo la compostura y continuó su camino co
ímera. Dos mundos opuestos coincidieron en ese instante, cada uno con su propia esencia y destino. Así es c
monía cada espacio que habitaba. Aunque ese día se vio sacudido por un giro inesperado, su gracia y elegancia p
ló la escena con serenidad. No permitió que la amargura nublara su semblante. Observó detenidamente a aquel hombre, de ar
acia el automóvil. Los paparazzi ya habían capturado el momento en que ella le sonreía
a a otra mujer, sintió cómo la ira ascendía por su mente. Sin embargo, lo que más le sorprendió fue que
o aquellos. No había pasado un solo día sin que Brith Cartier figurara en alguna noticia es
abrió la puer
, el señor, talvez so
o tiempo para hacerle preguntas, a
o que pasaba por su mente, si estaba a favor o en contra de algo. Incluso cuando su esposo, Brith, entró al restaurante con otra mujer, ella guardó silencio. A pesar del dolor que sentía, no dejó que nadie
evó a ver qué tipo de mujer estaba con él. Para su sorpresa, era Margaret, una actriz en debut. Conocía la reputación de ese tipo de mujeres y sabía que buscaban fama a cualquie
comida estaba lista. Brihana agradeció y se dispuso a bajar. A pesar del dolor y la tr
o que lo acompañaba, Lian Porch, también estaban allí. Lian, un chico guapo y bien vestido, la miró desde la escalera, y Brihana sintió como si una daga cort
ijo Brihana, tratando d
o con cortesía. "Gracias,
lo. Por primera vez, sintió que debía oponerse. "Solo Brihana, po
con Brith, así que estoy en total acuerdo en llamarte señora Cartier, a
lo veía como amigo en su corazón, que solo tenía
desprecio hacia lo que él había hecho, ni siquiera se molestó en disculparse o explicar lo que había pas
egalo", dijo Brih
dose en su interior. Aunque intentaba mantener la compostura, Brihan
ijo: "¡Coman ustedes, yo
o encima de la mesita de noche. Lo abrió y era un hermoso collar. Pero en sus ojos, él solo se podía d
ilencio todo. Se mantenía alejada de todo, para no lastimarse tanto, pero le resultaba difícil. Casarse con Brith Cartier se había convertido en su pesadilla me
pre estaban juntos, pero sus consejos no le