Y
satiempos sin sentido. Ese pasatiempo como mi madre despreciaba tanto me estaba dando varios dígitos en mi cuenta. Y aunque me desesperaba su forma de pensar, tampoco quería disgustar a mi madre, así que simplemente había aceptado a regañadientes la condición que me había dado. Solo tenía que dar clases durante seis meses para ayudar a su amigo y sería libre de hacer lo que quisiera sin ser
da, entonces no sentí ningún tipo de arrepentimiento. Dios, no solamente no era ético, podría ir a prisión. ¿Cuántos años tení
parecía estar paralizada, quizás demasiado sorprendida por la censura que refl
Ella empezó a retroceder hasta que salió corriendo por el estacionamien
sando problemas. Además, tampoco había sido tan cruel. Solo había sido honesto. Giré mi cuerpo, e ir a mi auto, pero al hacerlo, me detuve de golpe. Había una chica mirándome
lo que le había dicho a su compañera? Recordé la escena anterior, y casi hice una mueca al darme cuenta de que había afirmado de que era una niña. Y no es que fuera mentira. Pero ver a la chica de enfrente, con el mismo un
ambién la deseaba a ella. Mi erección era la prueba de ello. Por un segundo, me imaginé llevarla a mi departamento y follar ese hermoso cuerpo en todas las posiciones que ella deseará. ¿Le
me había pasado esto. Esa necesidad de hacer que mis manos la tocarán. Lo que me puso todavía más duro fue esa mirada l
e quería cumplirle su deseo y tenía la urgencia de poder follarla mientras gritaba mi nombre. Podía imaginar sus p
eaba muchísimo a este pelirroja impresionante, no podía echar a perder el trabajo que
no su
bía diversión. Por se sentía como que su respuesta no era
s min
a se hizo más gra
unos azotes por s
apareció en mi mente como un tsunami. El pro
anera-antes de que haga a
é maner
as y en un tono de voz que te seducía en un segundo. Si no se tenía cuidado p
como tú eres mía. Maldita, debía de irme. Ya empezaba a perder la cabeza. Pero aun c
uir hablan
lta de sexo? He oído que a mucho
is
ucé mis brazos, para evitar tomarla su
se veía irritada con mis palabras. Eso la h
solucion
Qu
una insinuación? -pregun
lidad estaba sorprendido.
casa o en otro
nte en mi casa. No. Teng
conmigo por haber hecho que la c
apar. Quería hacerlo antes de que cometiera una locura.
bragas! -gritó ella c
uchas cosas, la primordial, a ella en mi cama...Demonios, esta chica va a ser mi perdición. Lo único que podía pedir es que esperaba de que no fuera
en mi cabeza. La chica, aunque fuera una provocadora en toda la extensión de la palabra, tenía que mantenerme alejado de ella. Mi madre había sido clara con su pedido. No podía echa
maldito niño puberto. Ella se dio cuenta de que con mi retirada abrupta no la había engaña
unciar a este trabajo. Pero la promesa que le había hecho a mi madr
auto de su familia. Quizás podían cumplir mi deseo con lo desesperado que me oía. Porque sabía perfectamente que estos meses iba a ser duro
donde se había ido ella para después
de verme, en su tono de hablarme, en su lengua...todo en ella me volvía loco. No podía creer que sintiera tanta lujuria por una chica que no sabía su nombre y que solamente había visto por unos malditos mi
cidido no pensar en ella. Contacto cero. ¿O pensamiento cero? Lo que sea, lo im
as. Lo que era absurdo. No se me pasó desapercibido que sus miradas apreciativas me molestaban, pero la de cierta pelirroja no. Al contrario, quería más de ella. Lo que fue
e podía entender. Pero es que huía porque era demasiada
de clases, y mirando alrededor, una forma de bus
ontré directamente con el director del plan
ente de mí. Miré alrededor, me di cuenta de que solos unos pocos nos
al-contest
re me ha dicho que no tienes nada de ex
y lo miré fijamente-. Todo está bien. No
e que vigilará cada uno de mis pasos. Era un poco exasperando. Pero considerando que era su hijo mayo
ersonal. Había oído que docentes se peleaban para estar en Royal Diamonds. Ingresar en su nómina era un sueño dorado de muchos novatos. Y, sin embargo, habían elegido a alguien que no te
su alivio. Su reacción hizo que tuviera más preguntas. ¿A
había terminado. Era hora de volver a nuestros deberes.
ían que ya había llegado. Entré al aula y fui a mi escritorio. Escuché los susurros sobre mi apariencia. Todo igual
do la lista del nuevo gru
selo-comentó con un tono insinuante-. Aunque claro, no importa cuán atractivo sea, esto
meter en problemas-contestó su amiga
peor de lo que había pensado en un principio. Ahora definitivamente no podía d
o que necesitará. Su nombre era Michí Murphy. ¿Era ella? ¿Precisamente la chica que había torturado mi mente durante semanas? No, s
a mente, pero era la única soluci
la dueña de ese nombre. Sucedieron varias cosas al mismo tiempo, la conversación de ella se detuvo bruscamente y
arlo más, la
e inmediato. Incluso vi como tragaba con dificultad. Ella dio un paso adelante. Y solo por fuerza de voluntad no di uno también. Nunca pensé que diría algo así. Pero se sentía como si hubiera algo, un
a pareció reaccionar. Se enderezó y se
fesor, soy M
mente a su m
oz grave. Estaba siendo un imbécil, pero era eso o tenerla aq
erd
n bas
ró una expresión confundida, me di cuenta de que estaba tan concentrado en ella que no me había dado cuenta de que me había equi
menos, la estaba despachando en lo que restaba el bim
.-de ti, quería decir su mirada-. Mas
ía más apretada. Cualquier persona con dos ojos enfrente podía verlo. Y no podía ser de esa manera. Era el adulto aquí. Debía de detenerlo
ón, portándome como
en mi clase, señorita Murphy-r
ertido por qué me gustará demasiado ver esa mirada furiosa de
nte que acababa de hacerle. Pasó al lado de su amiga, la cual miraba sorprendida y en shock la e
uando desapareció de mi vi
legado con Michí, ella todavía se veía incrédula, pero al ver mi mirada dura, rápidame
a chica más aplicada de la clase. Era evidente de que se había dado cuenta de que no e
ufrir las consec