I
diera acercarme a mi profesor de inglés, sentía que, para ese momento, ya mis amigas se habían olvidado de nuestra conversación. Es más, estaba empezando a creer que h
el chico, lo único que deseaba para ese momento era de deshacerme de la frustración sexual
talmente vacío, por donde estaban las oficinas de los profesores, pero ya que era demasiado tarde, ellos habían salido desde hace una hora. Lo que hizo una oportunidad perfecta para acercarme al chico.
segura que casi podía oler el miedo saliendo de sus poros. Pero es
ía saber si era cierto-mi voz no podía oír
igual-. N-no, no es cierto-contestó tartamudeando m
indo, ¿
n s
onar, sus manos estaban suspendidas en el aire, sin saber si tocarme o no. Lo ayudé a res
iné más cerca, dispuesto a decirle las razones, quizás se compadecí
cerqué a su cu
y querer tomar su rostro, pero una mano masculina, gr
o un tirón, obligándome a alejarme completamente de Matí
ue mis bragas empezaron a humedecerse a causa de mi excitación. Quería no sentir tal atracción por este hombre que me miraba con el ceño fruncido, pero era imposible. Mi cuerpo respondía a sus miradas, a
blando con la señorita Murp
, ella no estaba
taba a
, y sonrió con timidez. Le sonreí también, solo que mi sonrisa
vemos
por el tono y ni siquiera busco despedirse. Puntos menos para él. Se lo iba a dejar claro en cua
de mala gana volteé a verlo. Mi profesor de inglés me estaba observando, y pude notar que se veía incluso más furioso que cuando me había encontrado encima de Matías. Lo que le había dich
estabas en
a de sus rechazos, mi sonrisa no
esores se incumben en l
me llegaba perfectamente y lo único que deseaba era cerrar los ojos y simplemente inhalar. Era demasiado excitante, pensé sin poder creer el poder que este hombre poseía sobre mí. No puedo seguir de esta
briendo mis ojos y mirando con intensida
ent
diga que siento repulsión por Matías, y que solamente deseo a un hombre.
del profesor Colton y la pared. Su cuerpo se encontraba tenso, y una de sus piernas musculosas se encontraba en medio de mis p
a te c
do. Fui codiciosa, quería tentarlo, pero más que nada deseaba que sintiera mi dolor. Quería que se sintiera tan frustrado sexualmente como me sentía po
me había cansado de ser pasiva, así que, mirándolo fijamente a los ojos, decidí acunar su erección en la palma de mi mano. S
rró mi caliente braga cerca de mi rostro, jad
que todo fuera
igo-arremetí y sin que lo esperará, tomé su mano libre y la guie a mi coño. Mi profesor no puso ninguna resist
Michí, está
mi respiración agi
es un
con sus negativas, y alcé la vista-. Solo quier
ó a mover sus dedos y sentí que podía explotar de felicidad. Dejé caer mi cabeza hacía atrás, absorté en el placer que sentía por s
bsorto. No pude evitar devolverle el favor, m
a de mi profesor. En la forma en que perdía el control. Mi mano bajó y subió sobre su erección, su pre seminal estaba mojando mi mano. Lo hizo más fácil. Sus dedos aceleraron en mi clítoris. Gemí c
también, el poder de darle placer hizo que desencadenaré el mío también. Mi orgasmo me atravesó como un rayo, me dejó totalmente inducida en el placer y nublada por las réplicas de mi orgasm
ntió
encontré flácida en lo
se de mí, y abandonarme en ese lugar. Sabía por qué lo hacía, estaba huyendo. Sonr
e me había dado cuenta que el plan directo no funcionaba con él, tenía que hacerme la desinteresada. Tenía que h
o un orgasmo, y lo había hecho correrse en mis manos. Ahora me sentía más poderosa. Supongo que era lo que hacía una mas
da y decidí verlo. Su expresión estaba endurecida. Quería borrar mi sonrisa presumida, pero era imposible. Todavía podía recordar sus palabras amenazantes. "Estás cometiendo una fracción gravísima. Po
Los demás no dudaron en hacerle caso de inmediato. Solo por querer llevarle la contraria
entó Johana en voz baja-. Parece qu
propios asuntos que ni siquiera daba cuenta de lo que pasaba a su alrededor. Es más, sospechaba que no recorda
tenerlo en mi menú nuevamente. Había muchas cosas que habían quedado pendientes, y aunque no tenía la templanza de un santo, sentía que podía
r, había podido tener un breve descanso. Miré con codicia al hombre que estaba impa
o vibro en excitación. Dios, ¿acaso esto alguna vez iba a meng
ó Joha con una expresión pre
cesario,
r a caminar al hombre que estaba sentado en su asiento, y luciendo indiferente. Era gracioso lo mucho que se esforzaba por
estarudo y terc
lo miré con una expresión maliciosa-. ¿Por qué querías
antó de inmediato de su a
caso quieres que se enteren
ón-. Pero si quieres tener mi discreción tendrás que ser
te de
do meses de frustración sexual. Si tan siquiera lo hubiera visto, y no me hubiera dejado llevar por sus palabras cortantes y sus miradas de desdén, entonces para este momento yo ya me hubiera quitado toda esta energía sexua
cié, liberando su corbata. Para luego bajarme de la mesa y camin
miento, profeso