rando al despacho del jefe, m
a del Sr. Petrova. En ese instante se me pusieron los pelos de punta, ya que lo primero que se me pasó a la m
iosa, ¡esto
i corazón empieza a latir con fuerza. Esto
or -y no pude evitarlo, de repente emp
qué h
juro que me encargaré de que su oficina esté impe
edirte, ¿dónde sacaste eso? Ven, sié
e desp
de donde
ustada, pero... Olvídelo, lo que quiero decir es que n
stro se convierte en asombro-. Waooo, me sorprende, no q
que no tuve oportunidad -mi voz se a
e será tu primer trago, un
ue estoy en
oy el jefe y te doy p
or en la mano, agarro el vaso y co
ron ganas de probarlo. Creo que fue por el respeto que les tenía a mis padres y después de su muer
que c
r trago, no respires y c
la bien
fuera im
fundo para luego hacer lo que me pide. Damos el choque de br
impacto de tos, mis ojos llorosos mientras mi
ea, esto
fingir y
da se oscurece y al
pero esta vez hazlo lento, dejalo reposar en tu boca durante unos segundos ant
tengo de otra que intentarlo. Tomo otro sorbo y lo s
rimera vez y como consecuencia de la sensación de fu
aja, y yo asiento, incapaz de
pero esto se siente extrañamente como una reunión..., como si hubiera una sensación de intimidad entre nosot
l el calor que hierve a fuego lento en sus oj
ediste que me
a y efectiva, aunque es escasamente tarde.
mel
ojo mis labios,
ando. Si me equivoco, me irá muy mal. En realidad, no tengo idea de cómo esta situación p
es suave-, no tiene que pr
sería una gran parte de él. Lo que está en juego es infinitamente mayor aquí. Si me equ
, y aquí adentro hay un hombre que puede ser igual de peligroso..., y no
ise of
la oscuridad bri
babilidades de que me equivoque están disminuyendo por el mome
cidez necesaria para la confusa y ambig
hora de marcharme-, si no le import
onrisa burlona y mi ansiedad se incrementa, mi estómago se estreme
migo, bueno, siempre
los signi
ue en mi estado actual es peligroso, no s
ue debo estar trabajando y no dejar sola a la señora Estel