Me deslice en las prendas: un conjunto de shorts y camiseta suelta, suaves como el algodón. El shorts, en tono pastel, se ajustaba cómodamente a mis glúteos,
había preparado un tazón grande de palomitas de maíz
o con sus amigos a tomar unos tragos, lo que me otorgaba un tiempo para relajarme y disfrutar de un momento de paz conmigo misma. Podía escuchar e
s de las películas que había estado esperando para ver. A medida que co
, la tensión en la pantalla comenzó a subir a medida que se acercaba una de mis escenas románticas fa
norar el sonido y concentrarme en la película,
el llamado, preguntándome quién podría ser tan in
s soltaba un bufido de irritación y arrastraba los pies de ca
a puer
tando sobre mí, muy sonriente
ida – Pudiste al menos mandar un te
reguntó Vanessa con una expre
poniendo los ojos en blanco – ¿A qué se debe tu visit
ba con el corazón y la pasión que podía ofrecer, pero sabía que no podía vivir de ese empleo para siempre. Después de muchos meses de búsqueda frenética, finalmente encontré un trabajo estable y con ello, una sensación de alivio. Me dedicaba a ser asesora de ventas. A pesar de no tener los estudios universitarios corr
una de las asistentes se acercó para felicitarme por mi hermosa voz; así
taba ansiosa por pasar un buen momento y disfrutar de la vida al máximo, lo que la hacía popular entre sus amigos y conocidos. No importaba si se trataba de una fiesta improvisada o un evento formal, ella estaba
ficacia. Prefería la tranquilidad y la soledad del espacio personal; a menudo me encontraba fuera de mi zona de confort cuando estaba rodeada de mucha gente o debía intera
ngiendo estar ofendida y sobre actuando sus expresiones – Tu qu
dura, lo qu
dad. Le cedí el paso invitándola a pasar; y
e abrió cerca de aquí? He ido un par de
que miraba directamente a mi amiga – ¿Por qué presien
hombre que tiene una voz de tenor espectacular, tienes que escuchar
actitud indiferente eran bastante difícil de evadir, sabía
de decirle que no, sin sonar cruel – Ya sabes que no somos jóvenes como ante
s salir de la rutina y hacer algo diferente. – un tono de súplica adornaba sus palabras – ¡Claro que
o me gusta llam
– ¡No importa si cantas bien o mal! Solo trataremos de pasar un buen rato juntas y reírno
una mujer casada – le respondí
cosida. – añadió
reírme de la pequeña broma de mi amiga – D
o que será una noche inolvidable. No tie
risotada – Está bien, iré contigo. Pero solo par
e encantará. Y si cambias de opinión, siempre puedes pedir una canción para
tonces, aunque sincera
ese hermoso trasero a valer. – su frase fue acompañad
s manitos deben permane
a risa travie