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onfusos por Mateo. Él era el chico popular de siempre, desde la primaria hasta la universidad. Rico y p
ndo pronto anunciaron que había llegado mi prometido. Desconocía su nombre, no
! No pude evitar sonreír tontamente, cuando
salieron. Sus ojos azules, y su cabello dorado no era lo más hermos
, era la primera vez que s
que quería –mira, yo... no quiero casarme. Nací para ser libre y... acostarme con quie
.. v
odas obviamente, necesito herederos. Y luego, cada uno se olvidará del otro
cuales aguanté. Bajé el rostro, mi vista fija en el suelo, m
vas ent
arbilla en lo alto y él asintió -¿algo más? –pregunté
bios fingiendo que nada de él, me afectaba. Cuando me dejó sola, c
uedes