manada Corinto, gobernada por el Rey Nesfer, había caído una maldición. Una espesa niebla se cernía sobre las nubes, ocultando al sol y manteniendo la manada en penumbra. La sequía reinaba,
búsqueda de la bruja de ojos violetas, un ser celestial des
abía sido tranquila, aunque siempre vivía en constante agonía cada vez que los guerreros
n su habitación, la puerta se ab
la cascada a esconderte! ¡Los guerreros del rey Nesfer está
abía escapado embarazada de la manada Corinto. Por un instante, consideró entregar a la bebe a los guerreros, pero al escuchar su llanto y ver esos ojos violetas indefensos, sintió en su corazón una nost
llevaban a las jóvenes de ojos violetas que encontraban a su paso. Había escuchado rumores de que las torturaban y luego las hacían des
nte a las otras personas de la aldea. Su madre le había contado la historia de cómo la encont
ez la apartaran de su lado, pero intentó que su voz sonar
opósito en la vida y no es precisamente morir por una maldición de la que tú no tienes la cu
r el denso bosque, y al cruzar el sendero hacia la cascada sintió cómo alguien la agarraba de la falda de su vestido. Temblorosa, se giró y se quedó atónita al
ontrara. Hubiera sido mejor no saber de su existencia". Durante mucho tiempo había sido difícil localizar a una mujer de ojos violetas. Él, como uno de los alfas más poderosos,
ra huir, bruja.
hecho nada a usted, ni al líder alf
erán tan piadosos contigo. -Enarcó una ceja-. Tu deber es acompañarnos hasta la manada Corinto; tu rey alfa te espera. S
su comida. Sin embargo, no se atrevían a delatar a la chica, porque el líder de esa aldea les había advertido que quien delatara Aradne sería expulsado junto con toda su familia de lo que ellos consideraban su hogar. Otros lobos que
ese momento que nunca más la volvería a ver. Un escalofrío re
. ¡Suelten a mi Aradne! ¡No se la lleven de mi lado! -Fue interrumpida por un dolor
túpida, si no quie
enla -se escuchó una voz desgarrada. Aradne sentía la presión punzante
a, increpó a sus hombre
ballos-. Átenle las manos y móntenla en el caballo -Giró la cabeza hacia uno de sus hombres- Jonás, mantenla vigilad
tió cómo bruscamente era levantada en el aire y colocada en el caballo. Luego de que le ataran las manos, solo podía ver cómo su hogar desaparecía de su vista, comprendiendo que des