que me han pasado jamás en la vida la llegué a imaginar ésta... preci
ve que acostar con él... aunado que no recuerdo u
ingún gesto que me lo indique
recordándome que está con nosotros-. Señori
o la estuviese persiguiendo. Desvío mi mirada hasta él... no puedo ni sostenérsela, trato de habla
ar posar la mía... a veces creo que soy la guerrera favorita
su lugar de trabajo y pasar a mi oficina -su voz grave en
e regaño a mí misma en lo q
mierda que
sto mucho más. Susana Zambrano no se rinde a
con el filo más largo que el otro. En fin... saco mi móvil, lo coloco en silencio lo menos que
o que es donde estaban las cosas de su anterior asistente. En el p
hez, vienen a mi cabeza y
rra una voz dentro de mí, pongo los ojos en blanco. Tomo el ipad, la enciend
iro mi cabello y respiro profundo. Me mentalizo en que debo ser profesional y no ver a mi
odos lados, lucho por no cerrar los ojos y gemir. Una de as mayores debilidades de una mujer
me atrevería a decir que tiene algunos cambios en su composición, además que exuda ferocidad, sen
rando que s
do. Explayo los ojos con horror, lo primero que me dije que n
hasta las sillas frente a su majestuoso escritorio. Me obligo a cerrar la boca cuando noto q
ves y ¿por qué deseas trabajar e
dem
do de su escritorio viéndome fijamente, como
esto? ¿va a hacerm
to o doy ordenes, deseo que se acate al primer segundo. Si no es capaz de entender eso dese por despedida porque téngalo por
eñ
ordar el motivo por el cual lo apodan ogro-. Señorita Zambrano, no pienso repet
rdina con mi cer
os se oscurecen, su mandíbula se tensa. «Ahora si valiste, Susana. Todo por andar de responda ». Me recrimina esa voz dentro de mí -. No merezc
ónica aparece
por la forma como me habló? Y
o libre en un puño. Me repito u
que no suene altanera y se refleje lo iracunda que estoy por dentro-. Pero no m
r cuando tú superior te hace una
o ven
veo
tío se levantó con el pie izquierdo o defi
-pero, ¿Qué demonios con este tío
vida de
viernes cuando terminamos en mi departamento?
olsillos de su pantalón. Camina de u
in saber quien era yo, pero... ¿Me crees tan imbécil para no d
Ok
rendo gilipollas. ¿Cómo pude terminar en su cama? No es más que el
calumnias cuando no recuerdo una mierda de nuestra noche juntos-. Estaré en mi lugar de trabajo,
os. No sé qué jodidos está pasando. Siento que estoy pagando
ar esa puerta -su ton
de girarme y verlo echa
r cuál es su molestia
el descaro de
No sé de q
cara de idiota, Samantha Flores. Porque fue con ese nombre que te conocí y te follé
za, ya no pienso cometer mas locuras y menos si no sé si estoy despedida o no.
serio cree que soy tan psicópata como para mentir currículo
ien era y
encuentro sobrepasada. Toda esta situación puede conmigo. De verdad espero que está oficina este insonorizada o todo el mundo en el pa
r la última palabra. Camina feroz has
rada helada conecta con la azulada de la mía-. ¡Jamás!
iembla. Quiero sali
otra vez, era mi nombre lo que salía de tus labios. ¿No recuerdas cómo te viniste en mi polla? ¿Cómo
or D
i mano toma vida propia y
se a
quedó marcada y puedo jurar que le dio.
da, yo misma lo hago. ¡Renuncio! ¡Y métase s
cionar tengo sus labios atacando los míos. Su calor invade todo mi cuerpo, su olor me debilita y
acceso a su boca. Él... Jesús, lo que tiene de ogro lo tiene de delicioso... Iker S
das que envía corrientazos a mi entrepierna, sus fuertes manos me tienen presa y lo cálido de su alien
más oscuro deseo. Se separa un poco de mí. Mi p
onsigo mismo, niega con
os humanos -le digo-. Está más que visto que no
culo cuando lo
Cómo cojones lo iba a ser si me mentiste con tu nombre? -frunzo el ceño. Del bolsillo de su saco agarr
me di cuenta que lo perdí? Me siento la peor persona del mundo. Lo abro, la foto de
jodido Ogr
ecirte lo mucho que significa este objeto par
estática sin poder creerlo, ¿Me está proponiendo em
erta, pego un respingo y m
ue la levanta, me recuerda haberlo visto en... niego en mis pensamientos. Él me observa
tengo
ar -mi mandíbula casi llega al piso al escucharlo. La seguridad con la que habló. Si no estuviese en mis ci
un revoltijo de pensamiento